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Finalmente había llegado el día en el que se llevarían a cabo las entrevistas, y Hyunjin no podía estar más nervioso al respecto. Seungmin había citado en un conocido café del centro a todos los aspirantes al puesto, decidiendo que seria él quien hiciera las entrevistas, ya que Hyunjin se encontraba lo suficientemente nervioso mientras movía pierna inquietamente.

- Todo saldrá bien, Hyung. -Le sonrió, esperando calmarlo de alguna manera.

- Sí, eso espero... -Respondió sin estar del todo convencido.

El tiempo pasó y la fila de aspirantes fue desapareciendo, saliendo del local tanto adolescentes de dieciséis años como adultos jóvenes sin deseos de estudiar la universidad aún, y algunas señoras mayores a las que sus hijos aún no las hacían abuelas y tenían el deseo de cuidar a un bebé, hasta que el último chico dio una reverencia y salió del lugar, dando por terminada la jornada. Hyunjin cerró los ojos y suspiró con resignación, cubriendo su rostro con las palmas de sus manos.

- ¿Hora? -Preguntó rendido.

- Diecisiete horas con cincuenta y cinco minutos... -Hyunjin asintió.- ¿Algo bueno?

- Creo que tendré que trabajar desde casa; con eso te lo digo todo. -Se reincorporó en la silla, escuchando su columna crujir.- Una de las aspirantes comparó cuidar a un bebé con jugar con uno de los que salen en la televisión, ¡No tiene idea de nada! -Exclamó, como si aquello fuese el peor pecado del mundo.

- No puedes esperar mucho de alguien con quince años.

- No puedo esperar mucho de nadie en sí. -Suspiró.- Realmente creo que tendré que hacerme cargo de Chungha yo solo, no voy a confiarle el bienestar de mi hija a ninguno de los aspirantes que vinieron hoy. -Se levantó decidido, recibiendo un asentimiento por parte del pelirrojo.

Ambos caminaron a la barra y se decidieron por ordenar unas hamburguesas con papas y dos malteadas, pagando por la comida antes de regresar a la mesa que habían ocupado anteriormente, y comenzando una plática amena entre ambos en un intento de desestresarse.

Los minutos pasaron y la comida en sus platos desapareció, siendo reemplazada por un trozo de pastel de zanahoria en el caso de Seungmin, y uno de pie de manzana en el de Hyunjin, quien vio como un chico con el pelo teñido de rosado se acercaba hacia ellos con notorio nerviosismo.

- Buenas tardes. -Hizo una pronunciada reverencia, siendo saludado por los otros dos ahí presentes.

- ¿Vienes por el trabajo de cuidador? -Preguntó Seungmin, a lo que el recién llegado asintió.- Bien, me iré con mi pedazo de pastel a otra mesa para que hagan la entrevista en paz. -Dijo mientras se levantaba y tomaba el plato en manos, yéndose a una mesa en la otra punta del local.

- Espero que no me decepciones. -Hyunjin suspiró, viendo al menor sentado frente a él.

- Espero lo mismo, Hyung. -Sonrió levemente, viendo como el mayor se acomodaba en su asiento y apoyaba su mandíbula en la palma de su mano derecha, mirándolo fijamente antes de hablar.

- ¿Cuántos años tienes?

- Dieciocho.

- ¿Tienes experiencia cuidando bebés?

- Trabajé como cuidador los dos últimos veranos. -Sonrió al ver que el mayor lo hacía también, sintiendo un peso menos en su pecho.

- ¿Sabes RCP?

- Sí, Hyung.

- ¿Estás disponible para trabajar a tiempo completo?

- Sí, Hyung. -Respondió nuevamente.

La entrevista duró un poco más de media hora hasta que Hyunjin vio que Yang Jeongin cubría todas sus necesidades e inquietudes, por lo que se acomodó en su asiento y miró al más joven a los ojos.

- De acuerdo. -Sonrió.- Dame tu número telefónico para mandarte la dirección de mi casa y pasado mañana lleva todas tus pertenencias, será tu primer día. -Vio al menor sonreír con un brillo inigualable en los ojos.

- Bien, Hyung.

- Bien, Hyung

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- Entonces...¿Estás seguro de que quieres dormir solo esta noche? -Seungmin preguntó mientras estacionaba el auto, viendo de reojo a Hwang mientras éste asentía.

- Los fines de semana serán los días libres de Jeongin y entonces tendré que estar solo, Quiero ver si puedo sobrevivir esta noche sin tenerte en casa, Minnie. -Sonrió levemente, sintiendo los dedos del menor acariciando sus oscuros cabellos.

- Estoy al lado, Jinnie. Si te escucho llorar a media noche, juro que saltaré a tu balcón y entraré por tu ventana. -El mayor rió ante el tono decidido de Kim, asintiendo mientras tapaba su boca para que el menor no viera su sonrisa.

Luego de dejar a Chungha en su cuna, ambos empacaron las pertenecías de Kim mientras la pequeña dormía su siesta. Poco tiempo después se despidieron en frente de la puerta principal, con el pelirrojo recordándole al mayor que estaba para él por si llegase a necesitar algo, y Hwang agradeciendo mientras sostenía a la aun dormida bebé.

Hyunjin se dio media vuelta una vez cerrada la puerta principal y sus oídos zumbaron debido al completo silencio de la casa, pensando en que si su prometido estuviese ahí, lo menos que habría en esa gran casa sería silencio.

Sonrió con lágrimas en los ojos y subió las escaleras con la bebé en brazos, cantándole en voz baja una de sus canciones favoritas en un intento de que la pequeña no se despertase, y entró a su habitación, acostándola en su cama mientras él se cambiaba a su pijama y tomaba el diario de San; el cual había encontrado poco después del fallecimiento de éste.

Hyunjin y yo estamos emocionados porque el nacimiento de nuestro pequeño está cada vez más cerca. No puedo esperar para ver a Hyunjin dándole el biberón, o llorando con él cuando no lo pueda calmar. Estoy seguro de que habrán muchos escenarios divertidos en los que tendré que intervenir.

Vienen demasiadas cosas y yo solamente puedo pensar en que todas y cada una de ellas serán espectaculares. ♥

Hwang sollozó quedamente mientras avanzaba de página en página, siendo capaz de sentir la emoción en cada relato que contenían aquellas hojas con líneas, y a la vez sintiendo que su corazón se rompía un poco más al leer todas y cada una de ellas. Su hermoso prometido realmente había estado deseando vivir la paternidad con él; pero la vida muchas veces era injusta y no cumplía los deseos de todos.

Salió de su trance de recuerdos y lágrimas silenciosas cuando su pequeña le lanzó su biberón vacío, golpeándolo en el hombro para luego reírse ante la cara de indignación de su progenitor.

- ¿Estás cansada? -La bebé parpadeó.- Bien. Vamos a dormir, traviesa.

La pelinegra sonrió cuando su papá la tomó en brazos y comenzó a balancearla suavemente de izquierda a derecha, tarareando una canción de cuna hasta que ella se durmió y él fue capaz de dejarla en su cuna, justo al lado de su mesa de noche.

Salió a su balcón y miró al cielo, sonriendo con una opresión en el pecho y lágrimas resbalando por sus mejillas mientras veía la estrella más grande y brillante de todas, deseando que su pequeño lo estuviese viendo desde aquél desconocido lugar.

- Te amo muchísimo, mi cielo. Cuidaré bien a nuestra pequeña princesa. -Susurró, queriendo pensar que realmente estaba siendo escuchado por el menor.

Porque desde que él se había ido, lo único que le quedaba era la esperanza de que aún lo pudiese escuchar.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora