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Hwang Hyunjin se consideraba el hombre más afortunado en el mundo desde el momento en el que su prometido le había confesado que estaba en la espera de un bebé.

Habían pasado nueve meses alistando todas las cosas para que cuando el bebé llegase todo estuviese listo. Habían comprado ropa, pañales, el asiento para el auto; incluso se habían mudado de su pequeño departamento a una casa en un condominio privado, al lado del mejor amigo de Hwang.

Pero nada los había preparado para cuando llegase el momento de recibir a la bebé.

- ¡Sáquela ya! -Gritó San en medio de todo su dolor, sintiendo las gotas de sudor resbalar a lo largo de su rostro y sus ojos arder debido al insistente llanto. Deseaba que todo aquello parara de una buena vez.

- Amor, todo está bien. -Hyunjin trató de tranquilizarlo mientras sostenía firmemente su mano, observando al doctor por un microsegundo, dándose cuenta de que su rostro no mostraba total confianza con respecto a lo que él acababa de decir.

- Terminaremos en un rato, cariño. ¡Lo estás haciendo muy bien! -Dijo la partera en un intento de darle ánimos al menor.

Fueron horas dentro de aquéllas cuatro paredes, horas que transcurrieron en medio de llanto, gritos y muchas maldiciones por parte del prometido de Hwang; hasta que, finalmente, se escuchó el llanto de la recién nacida.

Hyunjin estaba completamente feliz. Sus ojos derramaban una lágrima tras otra mientras besaba incontables veces el rostro de su prometido, pero éste no reaccionaba del todo.

- ¿Amor? -Hwang lo miró al sentir que su agarre se aflojaba, notándolo pálido y casi inconsciente.

- Señor, tiene que salir de aquí. -Otra de las enfermeras habló, tomándolo de los hombros para halarlo suavemente hacia atrás.

- ¿Qué está sucediendo? -Preguntó sintiendo como sus latidos se aceleraban y su rostro palidecía.- ¡¿Qué le está pasando?!

- La hemorragia no se detiene. -Dijo una de las enfermeras al lado del doctor, mostrando una mueca de preocupación mientras que sus compañeros y el médico iban de un lado para otro, trayendo instrumentos y otras muchas cosas para intentar detener el sangrado.

- Lo pondremos al corriente después. Pero, por ahora, necesitamos que abandone la sala. -Dijo ya en el pasillo con Hwang, dándose media vuelta y entrando de nuevo a la sala mientras el pelinegro tenía una fuerte opresión en el pecho.

- ¿Hwang Hyunjin? -Habló la misma enfermera que lo había sacado del quirófano, haciendo que se levantara de su asiento y prácticamente corriera hacia ella

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- ¿Hwang Hyunjin? -Habló la misma enfermera que lo había sacado del quirófano, haciendo que se levantara de su asiento y prácticamente corriera hacia ella.

- ¿Cómo está él? -Preguntó mientras sorbía su nariz y secaba sus mejillas, que estaban empapadas por el reciente llanto. La enfermera cerró los ojos y respiró hondo, antes de conectar miradas con él.

- Lo lamento, cariño...en serio lo siento. -Le miró con pena.

- ¿Q-Qué quiere decir? -Sintió que el aire comenzaba a faltarle nuevamente, no queriendo escuchar lo que saldría de los labios de aquella mujer.

- Tu prometido no se salvó.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora