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Felix cerró suavemente la puerta detrás suya, soltando un bajo suspiro antes de bajar las escaleras y caminar hacia la sala de estar, sintiendo como, inmediatamente, varios pares de ojos se posaban sobre él.

— ¿Lograste algún avance? —Preguntó Minho, mientras sus manos amazaban un slime que Jisung le había prestado para que dejara de morderse las uñas.

— No, Hyung. —Negó con pesadez, tomando asiento sobre el regazo de Changbin para luego acurrucarse en su pecho y abrazarlo por el cuello, sintiendo como los firmes brazos de su novio rodeaban su cintura, y sus cálidos labios se presionaban suavemente contra su frente.

— No lo entiendo... —Murmuró Jisung, cerrando momentáneamente los ojos al sentir como Taeyong apretaba levemente su mano en un intento de brindarle un poco de comfort.— Jeongin me comentó que Hyunjin le habló sobre San un par de veces cuando él recién comenzaba a trabajar aquí...pero Hyunjin Hyung siempre se mostró bien frente a nosotros...nunca lo vimos llorar, nunca lo mencionó en alguna conversación...creí que lo estaba llevando bien... —Suspiró, agachando la cabeza para que nadie notara las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.

— Sinceramente, yo pienso que Hyunjin no tuvo ni el tiempo, ni el espacio para vivir su propio duelo. —Agregó Johnny en medio del silencio que se había formado tras escuchar las palabras de Han, llamando la atención de todos los ahí presentes. Minho lo observó con el ceño ligeramente fruncido, a lo que él le regaló una pequeña sonrisa antes de besar castamente su frente, suspirando antes de hablar nuevamente.— Ustedes lo conocen mejor que yo, y por lo que me han comentado, él es alguien a quien no le gusta preocupar a los demás. Eso, más el hecho de que cuando sufres una pérdida constantemente te dicen que el llorar a la persona es no dejarla descansar; y el haber metido a un completo extraño en su casa así como así sin siquiera haberse tomado el debido tiempo para procesar lo que pasó...creo que el haber apresurado sus procesos fue lo que desencadenó todo esto, chicos. Hay personas que pasan años sin procesar o superar la muerte de un ser querido, y Hyunjin de la noche a la mañana ya estaba retomando su vida porque tenía la responsabilidad de cuidar a Chungha y, probablemente, también quería que ustedes pensaran que él estaba bien para poder estar para ustedes cuando él...cuando él no tenía a nadie... —Hizo una ligera mueca al decir eso último, esperando que no se tomaran a mal aquello que tanto analizó antes de decir.

La sala quedó en completo silencio nuevamente, pues las palabras de Johnny habían tocado algo en el interior de cada chico, provocando que cada uno regresara un poco entre sus propios recuerdos y se diera cuenta de la absoluta verdad que contenían las palabras de John. Hyunjin jamás había mencionado a su prometido al momento de estar con ellos, y tampoco resaltaba las similitudes entre Chungha y San; Hyunjin jamás los había llamado de madrugada porque tuviese un inconveniente con la bebé, y mucho menos porque estuviese extrañando a su compañero de vida; Hyunjin nunca les comentó la razón por la que cambió los muebles de lugar, o el porqué había dormido en el sofá casi dos semanas enteras si su colchón estaba bien y el aire acondicionado no se había averiado nuevamente. Hyunjin nunca acudió a ellos de ninguna manera, pero ellos, en su momento, sí acudieron a él y él siempre estuvo ahí.

La sala de estar se había llenado de bajos sollozos y suaves sorbos de nariz por parte del grupo de amigos, quienes eran consolados por sus respectivas parejas mientras, por el pasillo, dos pies descalzos se arrastraban de manera perezosa y débil, deteniéndose al llegar al salón.

Felix fue el primero de ellos en levantar la mirada, soltando un pequeño sollozo antes de levantarse del regazo de Changbin y correr hacia un Hyunjin desaliñado, ojeroso y casi ausente, abrazando su cintura con extremo cuidado para no lastimar de ninguna manera a su debilitado amigo, quien le devolvió el abrazo mientras las lágrimas comenzaban a descender rápidamente por sus mejillas.

El pelinegro llevaba casi una semana sin salir de su habitación y sobreviviendo a base del suero intravenoso que le había colocado Doyoung, tras haber caído en alguna especie de shock poco después de su discusión con Jeongin. Esa misma noche, entre débiles susurros y palabras entrecortadas, el pelinegro había llamado a Seungmin para pedirle que fuera a su casa y revisara si Chungha estaba bien, pues él realmente no se sentía capaz de hacerlo por sí mismo; y para cuando Seungmin llegó, él ya estaba recostado en su cama, con la mirada ausente y fija en una de las paredes de su habitación, sin mostrar reacción alguna ante sus llamados y toques, y siendo bajos susurros, inteligibles para Kim, las únicas palabras que salían de su boca.

Felix cerró fuertemente los ojos al escuchar el repentino pero fuerte y lastimero sollozo que escapó de entre los labios de Hwang, sintiendo como éste se recostaba ligeramente sobre él al no ser capaz de sostener su propio peso.

— Li-Lixie... —Llamó aún en medio del llanto, sorbiendo su nariz y aferrando sus manos a la suave tela del hoodie que el australiano estaba utilizando.— Sannie murió... —Volvió a sollozar, sintiendo como sus piernas repentinamente perdían la fuerza que en algún momento llegaron a tener y caía de rodillas al suelo, aunque el impacto no fuese tan fuerte gracias a que Felix hizo uso de toda su fuerza para sostenerlo y evitar que se hiciera daño.

— Así es, Jinnie... —Asintió, girándose hacia sus amigos y pidiéndoles ayuda con la mirada, pues él realmente ya no se sentía capaz de retener el llanto al estar viendo a su mayor en aquél estado.

Minho, Changbin, Jisung y Seungmin, se levantaron del sofá y caminaron hacia ellos, dos de ellos arrodillándose para abrazar al pelinegro, y los otros dos quedándose de pie para uno acariciar el cabello de Hyunjin, y el otro recibir entre sus brazos a Lee, quien ya no había podido seguir conteniendo su llanto.

— Sannie murió... —Susurró Hyunjin nuevamente, escuchando las suaves afirmaciones a su alrededor. Su pecho se oprimió de la forma más dolorosa posible y su corazón dolió como sólo lo había hecho en un par de ocasiones, y ambas estaban relacionadas con el fallecimiento de San. Sollozó por milésima vez en aquél instante, cerrando los ojos al sentir una insufrible punzada de dolor en la cabeza, y apoyó sus manos en el suelo, respirando hondo antes de hablar.— N-No me siento capaz de nada ahora mismo, chicos...yo...no sé cómo seguir viviendo sin él... —Sorbió su nariz, negando inconscientemente con la cabeza.— No puedo hacerlo...no quiero hacerlo...yo...él...

— Él ya no está aquí, Jinnie. —Interrumpió Minho, apretando sus labios entre sí al escuchar los lamentos cargados de dolor que escapaban por la boca del menor. Suspiró suavemente y lo abrazó por los hombros, acariciando la espalda ajena con una de sus manos mientras la otra apretaba ligeramente uno de sus hombros, sintiendo como la tela que cubría su hombro derecho se iba humedeciendo poco a poco al absorber las lágrimas del menor.— Jinnie...San ya no va a regresar, ¿Comprendes eso? —El menor asintió, pues sus silenciosos sollozos y fuertes hipidos le imposibilitaban hablar.— Es bueno que lo hayas reconocido, cariño. Pero...creo que un poco de ayuda profesional no estaría mal. ¿Tú qué opinas? —Se separó suavemente del menor, acunando entre sus manos aquellas enrojecidas mejillas mientras hacía contacto visual con esos cristalizados ojos que amenazaban con romper en llanto nuevamente en cualquier momento. Ciertamente, esa era una faceta suya que ni él mismo conocía bien, pero era consciente de que Hyunjin necesitaba aquello ahora más que nunca, y ninguno de los ellos, a excepción suya, estaba en condiciones de hacerle frente aquella situación.

— Yo... —Hyunjin susurró, sorbiendo su nariz y cerrando sus ojos al sentir una nueva punzada de dolor en una de sus sienes, suspirando mientras tallaba sus ojos con sus manos cerradas en puños. Se quedó en silencio durante algunos segundos, pensando en lo que aquello conllevaría; sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que él se limitara asentir, observando con dificultad la sonrisa que le regalaba su mayor, y levantó ligeramente las comisuras de sus labios en un intento de sonrisa que no tardó mucho tiempo en desaparecer.

— Estoy muy orgulloso de ti, Jinnie. —Susurró Minho, abrazándolo con fuerza cuando él rompió en llanto nuevamente.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora