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- Así que...Jeongin ha estado viviendo con Christopher a lo largo de estos meses... -Murmuró Minho, observando con desinterés el blanquecino techo de la sala de espera de la clínica en la que Hyunjin estaba siendo tratado.

- Sí...me sorprendí mucho al recibir una llamada suya, y me sorprendí aún más cuando me dijo dónde se encuentra. -Felix suspiró, apoyando los codos sobre sus rodillas mientras juntaba las manos y entrelazaba sus dedos entre sí, haciendo una ligera mueca ante la apagada reacción que mostró su mayor, pues él había sido el más preocupado por el paradero de Jeongin.- También me dijo que, a pesar de todo, no tiene planes de retomar su relación con él. Sólo son compañeros de piso, por llamarlo de alguna forma. - Comentó, observando como Minho se encogía de hombros antes de acomodarse en su asiento y mirarlo también, apretando los labios entre sí.

- Bueno...me alegra que esté bien. -Murmuró el mayor, soltando un leve suspiro e ignorando el puchero que deformaba los labios del menor. Se levantó de la silla que había ocupado desde que llegaron a la clínica, y se encargó de mostrar su mejor sonrisa cuando la puerta del consultorio se abrió, observando como Hyunjin caminaba directamente hacia él hasta terminar por abrazarlo con fuerza, a lo que él no dudó en corresponder.- ¿Cómo te fue, Jinnie? ¿Lloraste? ¿Quieres que compremos helado antes de ir a casa?

Hyunjin soltó una suave risilla ante la pequeña lluvia de preguntas y negó suavemente con la cabeza, separándose de Minho para que pudiera corroborar por sí mismo que no había derramado lágrimas en aquella sesión. Apenas llevaba seis meses yendo a terapia, y el hecho de que no llorase en cada consulta, era un avance.

- La verdad...quiero llegar a casa temprano, Hyung. Estoy un poco cansado. -Mintió, pero aquella excusa sonó tan natural y verdadera, que Minho no hizo nada para retenerlo más tiempo en aquél lugar.

Salió de la clínica con Minho sosteniendo una de sus manos, y Felix caminando a su lado con una pequeña mueca por la que decidió que sería mejor no preguntar. Si ambos Lee habían tenido un desacuerdo, ahora mismo, él prefería no ser parte de ello.

Después de todo, su cabeza ya estaba suficientemente atormentada por la sola idea de la "tarea" que realizaría al llegar a casa.

Su psicólogo le había dicho que se tomara su tiempo para procesar sus sentimientos y que no se obligase a sí mismo a realizar las tareas antes de tiempo, que no había porqué correr. Y hoy, finalmente, se sentía preparado para el paso que le correspondía dar.

...

La fina madera del closet frente a él tenía tallados algunos dibujos, un par de iniciales, mensajes cariñosos, y todo aquello que San alguna vez tuvo la brillante idea de inmortalizar en el carísimo mueble. Hyunjin soltó una corta risilla al leer por ahí un "Soy el más guapo entre los dos", acompañado por un par de emojis mal dibujados y un corazón; también rió cuando divisó por ahí un "Qué suerte que no te ves como cocinas", y una infinidad más de mensajes, en los que se vio tan inmerso que no se dio cuenta del momento en el que comenzó a llorar, levantando ligeramente la cabeza para encontrarse frente a frente con las Polaroids que estaban pegadas en la parte superior de ambas puertas. Observó con detenimiento cada fotografía y no pudo evitar sollozar al observar la radiante sonrisa de San en todas y cada una de ellas, en donde se les podía ver recostados en el sofá mientras reían; corriendo detrás de un asustado Hongjoong; e incluso había una donde San, Minho y Jisung sostenían las típicas estrellas de pirotecnia mientras hacían muecas graciosas. Su pequeño había sido alguien tan lleno vida, carente de cualquier tipo de malicia, y desbordante de cariño y compasión, incluso para quien no mereciera esa última.

Secó sus mejillas con la tela de una de las mangas de su hoodie, y finalmente abrió el armario, sintiendo como la respiración se le atoraba en el pecho cuando fue recibido por el impecable y deslumbrante traje blanco que el menor había escogido para el día de su boda. Con manos temblorosas, sostuvo delicadamente las perchas que sostenían el conjunto y caminó hacia la cama, extendiendo las prendas sobre la misma para echarles un vistazo.

Chungha, quien había estado entretenida jugando en la parte superior de la cama, comenzó a gatear en su dirección hasta terminar en medio de ambas prendas, para luego levantar ligeramente la cabeza y observar a su progenitor, quien lloraba en silencio.

- ¿Papi? - La pequeña llamó con la aflicción siendo palpable en su voz, a lo que Hyunjin negó antes de tomarla en brazos y darle un fuerte abrazo, para después dejar que se girara nuevamente hacia la cama, y observara con desinterés y confusión aquello que tanto le estaba doliendo a él.

- Esto era lo que papi San iba a utilizar el día de nuestra boda. -Comentó, asintiendo cuando la pequeña susurró "boda". - Sí, mi amor. Y esta... -Caminó nuevamente hacia el armario, sacando una camisa celeste con agujeros que le hizo rodar los ojos al recordar que Choi jamás se quiso deshacer de ella, a pesar de que la prenda incluso tuviese partes sin color debido al uso incorrecto del cloro.- Era la camisa favorita de papi San. -Observó el ceño fruncido de su niña, y no pudo evitar reír.- Sí, a mí tampoco me gusta.

Y así pasó el tiempo, con él relatándole a su hija el significado, la importancia, un resumen de la historia detrás de cada prenda, hasta que el armario finalmente se vio vacío y él guardó en su propio armario aquello con lo que había decidido quedarse, dejando sobre su cama lo que no. Terminó por ir a recostar a su pequeña en su cuna y regresó a la habitación poco después, presionando su celular contra su oreja derecha tras haber marcado uno de todos esos números que en algún momento, con el pasar de los años, logró memorizar; y una pequeña sonrisa decoró sus labios al escuchar la chillona voz que lo saludaba al otro lado de la línea.

- Hola. -Respondió con simpleza, colocando su mano libre sobre su espalda baja mientras observaba con nostalgia las prendas frente a él.- Perdón por no haberte llamado mucho estos últimos meses, Woo. Pero ahora tengo algo muy importante qué preguntar. -El menor lo alentó a seguir hablando.- Yo...¿Están disponibles hoy? Vacié el closet de San hace un rato, y aquí hay prendas que yo no usaré, pero sé que ustedes tal vez sí... -Y no pudo evitar reír por el grito de emoción que soltó Wooyoung antes de finalizar la llamada.

Y, a pesar de todo lo que había llorado y lo mal que se había sentido, también sentía un poco de alivio, y orgullo de sí mismo por haber dado ese paso que, para él, era gigantesco.

- Te amo con todo mi ser, mi amor...espero que también estés orgulloso de mí. -Sonrió levemente, secando sus mejillas con una de las mangas de su hoodie.

ʙᴀʙʏꜱɪᴛᴛᴇʀ •ʜʜᴊ+ʏᴊɪ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora