Capitulo 7: Tatuaje

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Oigo que la puerta junto con una risa excesivamente altas. Kate esta aquí. Me alegro que ya esté aquí, al menos así podre sacarme de la cabeza a alguien que no debería estar en ella. Lanza su bolso en la cama y se quita el zapato derecho mientras con la mano libre escribe un mensaje. Deja su teléfono en la mesita y me dedica una amplia sonrisa.

-¿Qué tal tu día?-pregunta.

-Largo-contesto devolviéndole la sonrisa.

-Pues a mí me ha parecido corto-dice entre risas-. ¿Te parece si vamos a algún sitio? ¿A conocer chicos quizás?-dice dándome una mirada de complicidad.

¿Por qué cuando ha dicho de conocer a chicos lo primero que ha venido a mi mente es James? Bastante raro, la verdad.

-Me encantaría pero...-digo.

-¿Pero...?-me interrumpe- Chica tienes veinte y cinco no sesenta. Hay que mover el esqueleto, preciosa-dice guiñándome un ojo a la vez que menea su cuerpo.

-No es que no quiera, pero dudo que si salga aguante cinco minutos. Y además con la cara de muerto viviente que tengo últimamente, no creo que muchos chicos se fijen en mi-digo riendo.

-¿Muerto viviente?-dice antes de estallar en carcajadas- Pues los chicos no piensan lo mismo... ¿Enserio no te has dado cuenta de la de hombres que babean cuando te ven pasar? ¿O que hablan de lo atractiva que eres a todas horas? Enserio, dicen cada barbaridad que un poco más y los podrían encarcelar por viciosos pervertidos.

La verdad es que sí que me he dado cuenta. No me molesta, claro. Pero tampoco me apasiona la idea de que los hombres se me queden mirando con lujuria como pasaba en la universidad. Algunas veces era divertido, hacia como que estaba interesada en ellos y cuando se decidían a venir y hablar conmigo les decía que era lesbiana o cualquier barbaridad para ver la cara que se les quedaba.

-Algo he notado...-digo entre carcajadas.

-Genial. Pues vístete y salgamos-dice.

-Realmente estoy exhausta, Kate-le digo poniendo voz de constipada seguido de una tos fingida- ¿Tal vez la próxima vez?

-Está bien señora octogenaria-se queja antes de reír otra vez.

Entra en el cuarto de baño para ducharse y se lleva consigo la ropa que se pondrá para salir. Sin apenas darme cuenta, me quedo dormida escuchando el agua de la ducha caer.


Miro mi reloj de pulsera, las 10:20 a.m. Hora de despertar a James. Sin darme cuenta mi muerdo el labio con más fuerza de la que debería. Ya tengo una pequeña cicatriz en el labio interior por mordérmelo, no necesito otra. Por uno de los cristales que todo el mundo sabe que son falsos y solo sirven para ver el comportamiento de los pacientes, veo que James ya está despierto. Cosa rara, siempre tengo que insistir en que se despierte.

-Mira quien está despierto, el señor Dormilón-bromeo.

-Es un nombre muy respetado-me sigue la broma.

Se mueva incomodo en la cama. Realmente me da muchísima pena ver a los pacientes encadenados en la cama como si fueran salvajes fieras. Aunque a ser verdad, me alegro de que lo estén. Dan bastante miedo. Pero sin embargo, James, que es tan tranquilo me hace sentir un poco mal porque no tiene sentido tenerlo así. Pero solo es un poco. Solo un poco que es tan poco que casi equivale a nada.

-¡Dios! ¡Hace una jodida semana que no salgo de esta cama! Estoy arto de que se me duerman las piernas- se queja con frustración.

Eso me hace recordar el email que recibí ayer de la señora Davis.

-De hecho, esta tarde empezarás a hacer deporte-digo.

-¿Enserio?-pregunta aliviado.

-Sí, pero de momento solo podrás correr veinte o treinta minutos,...con esposas-digo aunque me sepa mal.

-Genial-dice con sarcasmo-. Bueno, algo es algo.

-Algo es algo-repito mientras saco la medicación del armario pequeño.

Tengo que darle las dos pastillas matutinas. Son tranquilizantes y algo más que no recuerdo que hace como las inyecciones, pero ahora cuando, ya de por si los pacientes estén tranquilos o relajados les daremos pastillas, pero cuando están nerviosos o agresivos tendremos que inyectarles la medicación por vena.

Cuando confirmo que ha digerido toda la medicación y estoy acabando de recoger todas las cosas me encuentro a James observando el exterior por esa pequeña ventana. Seguramente anhele estar libre y poder tomar el aire fresco.

-¿Listo?-pregunto llamando su atención.

-¿De salir de esta mierda de cama y poder moverme? Claro-contesta antes de empezar a reír.

Vaya, si sus ojos son impresionantes, su risa casi es igual de increíble. Tiene una voz grave pero acogedora. Me obligo a dejar de pensar en su risa. ¿Enserio? ¿Su risa? ¿Desde cuándo pienso en la risa de los demás?

Abro un cajón donde encuentro una pequeña llave. Después de cogerla, me acerco a la cama pero antes de abrir las esposas que lo tienen sujeto a los barrotes de cada lado de la cama. Primero tengo que esposarlo con las esposas que llevara para hacer ejercicio y después quitarle las que ya lleva puesta. Mientras lo hago, James observa cada movimiento y lo único que se puede escuchar es su respiración y pequeños suspiros de vez en cuando.

-Vamos señorito, es hora de moverse-digo y el asiente.

Tengo que sujetarle del brazo para que no caiga. Normal. Lleva mucho tiempo sin poder caminar y ahora le cuesta mover las piernas. Tiene unos brazos verdaderamente musculosos y su piel es un poco áspera. Pero poco a poco sus piernas van aguantando su propio peso y no necesita mi soporte. Mejor, porque si el cayese, yo caería con él. Porque comparándonos, el es el triple o más fuerte que yo y por lo menos es media cabeza más alto que yo.

Solo tengo que ponerle una camisa deportiva y unas bambas, los pantalones ya son de por sí para hacer ejercicio, pero al ser tan cómodos los utilizamos como pijama también. Le quito la camisa interior poco a poco y siento como se tensa en el instante en que mis manos rozan parte de su piel desnuda de la espalda.

-Lo siento, tengo las manos heladas-me disculpo. Siempre he tenido las manos y los pies helados, en todas las estaciones del año.

-No es por eso-oigo apenas en un susurro de él. Seguramente no está hablando conmigo y lo esté haciendo para sí mismo. Decido quitarle importancia.

Cuando le quito la camisa, prácticamente me quedo sin aliento. Al igual que sus brazos, su torso y pecho también lo están. Lo más probables es que todo su cuerpo lo esté. Vamos Emma, ¡reacciona! ¡No te quedes parada! Y eso hago. Se voltea y entonces veo que tiene un tatuaje en su nuca. Es...es una especie de símbolo, un tanto extraño la verdad. Es bastante raro pero muy bonito a la vez. Es como un "s" tumbada y un circulo encima. Es difícil de describir.

-Bonito tatuaje-digo y el asiente-.¿Tienes más tatuajes?-pregunto curiosa, yo solo veo ese tatuaje.

-No, solo tengo ese-contesta.

Pasamos un par de minutos en silencio hasta que ya está listo para correr.

-Bueno-digo-. A ponerse en forma-dijo mientras lo guió hasta la puerta de la habitación.

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Por cierto, he cambiado la portado. No me gustaba del todo la que tenía al principio pero nunca estaba de gana hacer una nueva. Espero que como a mí, os guste esta más que la anterior.

Besooooooos mis hermosuras <3

Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora