Capitulo 22: Lo juro

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-A las nueve en la puerta principal. No tardes-es lo único que dice Damien antes de marcharse y volver a su trabajo.

La sonrisa que se ha dibujado en mis labios después de perder la vista de la señora Davis, se esfuma cuando Damien se despide de mí. No creo que se haya enfadado. Sinceramente, él, parece de la clase de personas que no se enfadan nunca, de esas que siempre lleven una amplia sonrisa en su rostro sea cual sea las circunstancias. Pero lo malo de esas personas es que, cuando esa amplia sonrisa desaparece, sabes al instante que algo no va bien. Y en este caso, yo he soy la responsable de la desaparición de su sonrisa.

Por fin, mi día laboral se da por acabado. Cosa que realmente se agradece, hoy ha sido un día largo y exhausto. Sobretodo exhausto. Damien me dijo esta tarde que fuera puntual. Por eso, nada más llegar a la habitación, abro mi armario y busca algo de ropa que ponerme. No quiero llevar el uniforme de trabajo. Me alegra encontrar unos tejanos entallados y un jersey negro con rayas grises ajustado.

-¿Sales?-pregunta Kate cuando entra por la puerta después de cerrarla detrás de ella.

-Sí, he quedado con un amigo-contesto mientras entro en el pequeño cuarto de baño.

-¿Amigos dices?-pregunta aunque por su tono de voz sé qué piensa de forma equivocada.- ¿Es ese chico tan mono con el que siempre andas?-pregunta con curiosidad.

Empiezo a desvestirme, pero me detengo cuando dice eso.  Saco mi cabeza por la puerta para encontrarme con la mirada divertida de Kate. Una risa burlona brota de sus labios.

-Solo somos amigos, y nada más. Hemos quedado como amigos porque eso es lo que somos-digo antes de volver al cuarto de baño y desnudarme completamente y doy por zanjada la conversación.

El agua fría me hace estremecerme cuando cae sombre mi cuerpo. Todo mi cuerpo empieza a empaparse y es cuando meto la cabeza bajo el teléfono de la ducha para mojarme el pelo y la cara. Cojo mi esponja vegetal y echo jabón de cuerpo. Cuando mi cuerpo esta embadurnado de jabón, alargo el brazo para alcanzar mi champo con olor a coco. Desde que tengo uso de razón, siempre me he lavado primero el cuerpo y después el pelo. Cuando era pequeña y mi madre nos duchaba a mí y a Susan. Siempre lavaba el pelo y luego el cuerpo. En teoría, yo soy quien lo hace a la inversa, pero nadie impuso unas normas o reglas de cómo ducharse. A lo mejor son ellos quien lo hacen a la inversa, ¿quién sabe?

Salgo de la ducha y con rapidez me pongo la ropa que he cogido antes. Paso mi cepillo de pelo para desenredar los nudos que se han formado en la ducha. No me preocupo por secármelo, simplemente me lo quito de la cara y lo dejare secar al natural, pero por si acaso se encrespa o cualquier desastre pasa con mi pelo, cojo una goma de cabello y me la pongo en la muñeca.

Me despido de Kate antes de salir por la puerta y empezar a bajar las escaleras como un rayo para no llegar tarde a pesar de que son las nueve menos diez.  Me alegra saber que cuando llego  Damien aun no ha llegado, siempre llega él antes que yo y llegar una vez antes que él sienta bien.

Continúo un poco preocupada por si, verdaderamente, se ha enfadado conmigo. No quiero que deje de hablarme de un día para otro. No quiero que lo haga porque metí la pata.  Sé que debería haber mantenido mi boca cerrada y no volverme a meter en problemas. No debí haber soltado algo que el mismo me hico jurara que no diría. Fue un error enorme por mi parte, pero…no puedo decir que no me gusto ver la cara de culpabilidad de la señora Davis.

Una amplia sonrisa brota de mis labios cuando la sonrisa de oreja a oreja y los ojos verdes de Damien están en mi pleno campo de visión.  También lleva ropa informal como yo, vaqueros negros y camiseta azul claro.  Me sorprende ver que lleva un balón de baloncesto.

Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora