Capitulo 37: Por eso

1.4K 109 6
                                    

Cuando por fin veo por la ventanilla del coche de Thomas la entrada de la clínica mis manos vuelven a empezar a sudar. Thomas aparca el coche justo en la entrada. 

-De veras-digo-, lo siento,...-me interrumpe

-Emma, tranquila. No pasa nada-dice con tono tranquilizador.

-Me siento fatal por dejarte tirado. Quizá, cuando este todo más calmado, pueda llamarte y...-vuelve a interrumpirme.

-Sería perfecto-me dedica una sonrisa-. Corre, no los hagas esperar y suerte.

Musito un "gracias" y salgo del coche.

Espero impacientemente a que el guardia abra la puerta para después empezar a correr con rapidez. Es un camino un poco largo, o al menos, en este momento, me lo parece. Correr con tacones de ajuga, no es de las mejores ideas por lo que me los quito y echo a correr descalza por el suelo de hormigón. Pequeñas piedrecitas se incrustan en la planta de mis pies pero no es momento para evaluar si tengo alguna herida.

Estoy dentro de la clínica, pero no me detengo, continuaré corriendo hasta llegar a la habitación de James. El ascensor tarda demasiado en bajar por lo que decido que ir por las escaleras me ahorra tiempo, pero me desgastará el poco aliento que me queda. Estoy exhausta.

Acelero la velocidad cuando veo de lejos el rubio cabello de Damien junto con más personas vestidas con batas de doctor y alguna que otra enfermera. Corro a grandes zancadas, cosa que no haría llevando vestido corto, pero no me importa. Ahora lo único que me importa es saber si le han hecho algo a James como aquella vez. Si  yo no estuve para evitarlo, ¿quién más lo haría? Fácil: nadie.

Sigo corriendo cuando apenas estoy a diez metros de todos ellos. Me detengo y después de toda la carrera, puedo recuperar algo de aliento. Siento flato. Aunque aún no estoy del todo bien, centro toda la atención en las personas que tengo delate, dejando de lado el dolor de mis pies descalzos y el dolor de estomago provocado por el flato.

-¿Qué ha sucedido?-exijo saber.

-Kinnaird se descontrolo y ataco a un enfermero-dice el mismo doctor que me miraba descaradamente, y el mismo al que James golpeo hasta hacerlo sangrar por la cabeza,  señalando a un chico.

Este, tiene la cara arañada, la camiseta manchada completamente de sangre y su brazo izquierdo sangrando. A pesar de que intenta frenar el desangre, continua sangrando. Sus manos tiemblan y le castañean los dientes.

-¿¡Acaso es tan difícil darle tranquilizantes!?-escupo. Aunque odiaría que volvieran a darle la medicación.

-¡Nadie h asido capaz de acercarse a menos de dos meros de él sin salir herido!-se defiende la señora Davis, de cuya presencia me había sido inexistente.

-Emma-me llama la voz de Damien. En ese momento, me doy cuenta de que tiene un ojo morado, seguramente James le ha pegado a él, también.- No sabemos cómo calmarlo. Pensábamos que después de unas horas lo haría por sí mismo, pero solo ha servido para que su estado empeore. De alguna manera a logrado quitarse las esposas-eso sí que no ha sido cosa mía. Es cierto que no le doy su medicación, pero siempre le pongo perfectamente las esposas. No tengo la menor idea que como lo habrá hecho.

-Voy a entrar-informo decidida.

-Tenga-dice la señora Davis entregándome una jeringa.- Solo tiene que inyectársela, se dormirá al instante-su voz es más seria de lo habitual.

A paso seguro, abro la puerta, pero no del todo. La puerta está entreabierta, pero, poco a poco, la abro cada vez más. Desde mi lugar, puedo ver a James. Puñetazo tras puñetazo es atestado en la pared de yeso por James. Cuando la puerta está abierta a la mitad, James escucha la puerta abriéndose.

Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora