Capitulo 45: Saber

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Leean la nota de autora, por favor


Cuando poco a poco empiezo a recuperarme de los vómitos y los dolores de cabeza anteriores, me pongo en pie. Entro a un cuarto de baño que encuentro cerca y cierro la puerta con seguro. Lavo mi cara con agua casi helada y hago gárgaras para quitar el asqueroso hedor de mi aliento.

Apoyo mis dos manos en el mármol donde están las picas mientras observo mi reflejo. Estoy pálida, despeinada y mis labios secos. Mis ojos marrones verdosos, ahora parecen más bien marrones tan oscuros que perfectamente podrían pasar por negros. Duele. Duele no llorar cuando es lo que más deseas en estos momentos. Pero estoy tan poco acostumbrada a mostrar la poca debilidad que tengo, que nunca sé cómo hacerlo. Desde que tenía siete años, no lloro delante de nadie. Y las pocas veces que he llorado a lo largo de los años, fueron, mayoritariamente, por enfado o por la muerte de mi abuelo. Aunque en el fallecimiento de mi abuelo paterno, solo llore una vez con alguien presente. Y fue cuando nos dijeron la noticia. Después, no me atrevía a llorar delante de alguien más.

Las palabras de la señora Davis resuenan una y otra vez en mi cabeza. No me despidió, pero podría haberlo hecho. Realmente, podría haberlo hecho. Me dejó muy claro que no permitiría ningún fallo más. ¿Por qué no lo hizo? ¿¡Por qué demonios no lo hizo de una maldita vez!? Todos sabemos que acabará haciéndolo. Como Damien me repitió millones de veces, mi curiosidad es un problema. Y, por lo que tengo entendido, quieren que los enfermeros sepan lo menos posible de las personas de las que tienen que hacerse cargo.

Abro los ojos como platos. ¿Cómo no me di cuenta antes? Textualmente, ella dijo "Mañana ya no será su enfermera". ¡Mañana! ¡Mañana! Por lo tanto, hasta que el día no se dé por acabado, seguiré siendo su enfermera. Miro la hora en mi reloj de pulsera. Dentro de veinte minutos, James, será la última vez que tendrá que tomar la medicación. Mi última oportunidad. ¿Oportunidad? ¿De qué? No lo sé, solo corro.

Salgo precipitadamente del baño y hecho a correr pasillo tras pasillo sin importarme haberme llevado por delante a unas cuantas personas. Tampoco me importa parecer una loca escapada de un manicomio. Nunca mejor dicho.

Son increíbles las veces que he corrido por todos lados aquí. También lo es que todavía no me haya roto nada. Siento que me falta el aire pero aun así, sigo corriendo y corriendo a grandes zancadas.

Ya casi no puedo más cuando estoy cerca. Vamos, Emma, solo un poco más. Solo un poco. Una mano se aferra a mi brazo izquierdo y eso provoca que tropiece con mis propios pies. Espero el impacto contra el suelo, pero este nunca llega. La misma mano me agarra con fuerza y con la mano libre coge mi cintura. Como imaginaba, Damien es quien ha evitado que caiga y quien ha provocado que casi caiga.

-Emma, ¿qué...?-pregunta en un susurro pero lo interrumpo.

-Ahora no-digo poniendo un dedo en sus labios-. Solo tengo diez minutos.

-¿Diez minutos para qué?-vuelve a pregunta con mi dedo aún en sus labios.

-He dicho que ahora no-digo un poco más brusca de lo que pretendía. Me arrepiento al instante, no quiero tomarla con Damien-. Luego te lo explico, ¿de acuerdo?-digo un poco más calmada a lo que él asiente.

Esta vez, camino a paso ligero antes de estar frente a la habitación donde encontraré a James. Suspiro antes de abrir la puerta con llave. Por primera vez en mucho tiempo, no lo miro antes de entrar.

James parece furioso. Sus preciosos ojos, ahora más oscuros. Es una pena que al ser la última vez que los vea, no sean de esa tonalidad que tanto me gusta. Tiene arugas en la frente debido a su enfado. No puedo creer que nadie haya sido capaz de limpiar la sangre en su cara. Recuerdo haberlo visto, asustado y débil y su sangre derramándose a causa de la presión.

Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora