Capitulo 41: Torbellino mental

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Parece mentira, pero me alegro de que mis vacaciones hayan acabado. Bueno, no del todo. Se supone que las dos semanas acaban dentro de cinco días... ¡No podía aguantar más tiempo sin nada que hacer! ¡Sin ningún lugar al que ir! ¡Nada! Pase unos días con mis padres y otros con unas amigas de la universidad que viven todas juntas. Ayer supliqué a la señora Davis que me permitiera empezar antes. Dudo unos instantes, pero le aseguré que no me explotaría la cabeza si no hacia algo ya. Con otras palabras, claro.

-¡Adorable Johnson!-exclama Damien sorprendido.

-Por lo visto volvemos a los de "Adorable Johnson"-digo con fingida indignación.

-No sabía que ya empezabas de nuevo, Adorable-dice pasando por alto mi comentario-. ¿Aburrida en casa?-dice divertido.

-No tienes idea-digo riendo.

-De todos modos-dice-, me alegro que estés aquí-no puedo evitar echarle una mirada para recordarle lo que juro hace tiempo. Parece darse cuenta, por lo que se corrige- Han pasado muchas cosas divertidas de las que nos podemos reír, o burlar, como prefieras.

-Creo que es obvio que prefiero burlarme-bromeo-. Y yo también me alegro de estar aquí-miro la hora en mi reloj de pulsera, debo darle a James su segunda ronda de "medicinas" diarias. En estos días aproveche para comprar paquetes y paquetes de caramelitos, y como tenía todo el tiempo del mundo, busque los más parecidos posible a su medicación- Tenemos que volver al trabajo. ¿Nos vemos dentro de unas horas en el comedor?-pregunto a lo que él responde con un simple asentimiento de cabeza.

Antes de que cada uno vaya por un lado diferente, le beso la mejilla. Un simple beso inocente.

-Echaba de menos a mi mejor amigo-digo.

-Yo también-dice.

No parece afectado ni molesto. Tampoco sorprendido y si lo está, lo disimula estupendamente. Me dedica una de sus típicas amplias sonrisas y damos una vuelta cada uno. Me dirijo a la habitación de James cuando...

Casi caigo al suelo cuando una chica de mi edad aparece a menos de veinte centímetros de mi cara. Prácticamente tiene la cara roja y me mira con odio. Sus claros ojos azules examinan al detalle cada centímetro de mi rostro y lo observa con repugnancia.

-¿Sabías que eres una puta?-escupe.

-¿Disculpa?-digo enfadada y sorprendida al mismo tiempo.

-Ya me has oído-dice sin más.

-Para tu desgracia, sí, porque te voy a destrozar tu cara como no te disculpes ahora mismo. Ni siquiera me conoces y tú...

-No pones ni medio pie aquí y ya todos los hombres babean por ti. Y a ti te gusta. Te gusta ser el centro de todas las miradas-acusa-. Yo me pedí a Damien-murmura tan bajo que casi no la escucho.

No puedo evitar reírme. ¿Enserio acaba de insultarme por tenerme envidia? ¿Es que acaso todo el mundo piensa que hay algo entre Damien y yo? Es cierto que yo le gusto pero... ¿tanto? Me fulmina con la mirada cuando me rio.

-Te gusta Damien por lo que veo-digo. Me aparto de ella y choca nuestros hombros cuando me dispongo a continuar mi camino. Pero nadie sale de rositas después de insultarme- Que pena que sea mi novio y este completamente enamorado de mi-susurro en su oído.

Cuando estoy a punto de cruzar un pasillo escucho como una voz chillona dice:

-¡Brittany dejala estar!

Me giro para contemplar la escena. Básicamente, la tal Brittany, la que me acaba de llamar puta está intentando zafarse de los brazos de una chica. Supongo que de la rabia y de la envidia intento perseguirme o algo. Creo que ya he hecho demasiado, pero no puedo dejarlo así. Le guiño un ojo y le envío un besito. Ahora sí soy una zorra.

Estoy frente la puerta de la habitación 209, observo rápidamente a James por el espejo falso y entro. Nada más entrar, encuentro a James con los labios fruncidos y los ojos más oscuros de lo normal. Mira constantemente la esquina de la habitación. Instintivamente, dirijo mi mirada al mismo lugar, pero no entiendo que es lo que mira con el ceño fruncido.

-Si no quitan esa música ahora mismo, me explotará cabeza-exclama.

La música, claro. Es algo que decidieron poner hace poco. A través de pequeños altavoces, clásicos de la música suenan por todas partes, según los doctores, para tranquilizar a los pacientes. Por lo visto, no causa el mismo el mismo efecto en James.

-¿No te gusta esta pieza de Mozart?-pregunto extrañada- Si es magnífica-exclamo.

-Que quede claro-dice-, antes de que me metieran en este manicomio de locos, yo escuchaba grandes piezas clásicos casi las veinte y cuatro horas del día, por puro gozo. Pero el hecho de que lo pongan para "tranquilizar a los pacientes"-dice con tono burlón-, me enfurece. Simplemente, porque ponen estás piezas para tranquilizar.

-A mi me pasa igual-exclamo-, pero con otras cosas claro.

Como tu pienso...

Todas las personas en esta clínica le temen. Todos piensas que es peligroso y temible. Creo que es por esa razón que James no me da miedo. Por haber sido etiquetado como "peligroso, temible, lunático... y muchas cosas más", causa que siento todo lo contrario a lo que los demás piensan. Aunque tampoco sé lo que siento por él. Jamás me había pasado esto, el no saber cuáles son mis sentimientos... es algo que nunca he experimentado en mi vida. Un total torbellino mental.

Me doy cuenta bastante tarde de que estoy hablando como un loro. Dándole miles de ejemplos sobre lo que acaba de decir.

-...Lo siento-me disculpo-, a veces hablo por los codos y no me doy cuenta-digo avergonzada.

-Tranquila, me gusta escucharte cuando hablas tan filosóficamente-dice mientras su pequeña sonrisa aparece en sus carnosos labios-. Bueno, simplemente, me gusta escuchar tu voz. Es tranquilizante y reconfortante.

Por muy fuerte que muerda mis labios, no puedo evitar sonreír como una tonta.



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Hola hermosuras!!! AHHHHHHH , sin palabras y ( tampoco tengo mucho tiempo para largas despedidas)


Pregunta: ¿de dónde sois?

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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora