Los días han ido pasando y ya hace una semana que no sé absolutamente nada de James. Tampoco lo he visto, ni siquiera le he echado una de esas miradas rápidas a las que me acostumbré a hacer. Por supuesto, no he pasado por la habitación 209 en ningún momento. No soy estúpida, sí alguien llega a verme deambulando cerca, significarían menos puntos en mi contra. Debo reconocer, que también he evitado a toda costa encontrarme con la señora Davis. Ella sabía que yo acudiría a la primera al enterarme lo sucedido con James. Ella me dejó muy claro que no debo acercarme lo más mínimo a él sin palabras.
A pesar de saber que debo olvidarme de su existencia, no puedo. Preciosos ojos marrones oscuros inundan mis sueños, que no tardo en relacionar con los suyos. Pero hay algo que los diferencia: las imágenes de mis sueños no son del todo como los suyos. Los suyos tienen un brillo especial. Un brillo que los hace especiales. En mis sueños, estos no lo tienen. Aunque eso no haya quitado su preciosidad, claro. Pero continúo prefiriendo ver los reales. Mejor dicho: quiero verlos. Sinceramente, no sé porque tengo esa necesidad de volverlos a ver, pero la tengo y es horrible.
Me dirijo al almacén de esta planta que, raramente, hoy está lleno de personas que van en marcha rápida de un lado para otro. Muchos hombres y mujeres, vestidos con una bata blanca de doctores, casi corren con expresión angustiada en mi dirección contraria. Siento curiosidad sobre el porqué de su nerviosismo, pero sigo mi camino. Durante el corto trayecto, me dedico en observar el exterior desde las enanas ventanas. La primavera está por entrar y últimamente el sol ha permanecido en un cielo sin nubes. Pero hoy, un gran manto de nubes tan oscuras que casi parecen negras indican que se avecina una tormenta. Continúo pensando en el mal tiempo de este día, cuando me detengo en seco.
Una semana. Solo una semana. No más que siete míseros días. Y James está en el peor estado del que pude imaginar. Su labio inferior está cortado en un profundizado corte rojo con aspecto reciente. La piel es pálida y marcadas ojeras habitan debajo de sus ojos. Sus ojos...Su mirada está casi perdida y deslumbra cansancio y pesadez. Parece que la simple acción de caminar, le supone un mundo de esfuerzo. Por un momento, temo que caiga cuando se tropieza con sus mismos pies.
Al parecer, han decidido que sería más conveniente utilizar una camisa de fuerza en vez de unas esposas. Creo que de alguna forma u otra, rompió unas cinco con su fuerza. Sé que es fuerte, sus marcados músculos lo demuestran, pero, no imagino la que puede llegar a tener si consiguió matar a su último enfermero. De eso me enteré ayer, el chico que dejó inconsciente después de una dura paliza, no solo quedó en coma sino que murió a los tres días. Simplemente, su corazón dejó de latir a causa de una severa conmoción cerebral.
Sus ojos, que como en mis sueños, han perdido ese brillo, conectan con los míos. Parece retomar un poco de color en el rostro y su pecho, que antes subía y bajaba a una rapidez preocupante debido al cansancio, empieza a ser regular. Sus labios deshidratados, supongo que a falta de agua, musita:
-Emma-dice con puro alivio.
Los hombres que casi tienen que arrástralo para caminar, le hacen callar y le obligan a pequeños empujones, que seguro que para él no son pequeños, a caminar más deprisa.
-No tenemos todo el día, imbécil-se queja uno.
El hombre que está a su derecha, se da cuenta de mi presencia. Sus labios se curvan en una sonrisa estúpida pero no tan estúpida como él lo es. Me guiña un ojo y me hace un típico gesto de "llámame". Gilipollas...
James, a pesar de su débil aspecto, consigue propinarle un buen codazo en sus costillas. Este, se lleva sus manos al lugar dolorido y gime del dolor.
El mismo hombre que se quejó hace unos instantes, logra inmovilizar a James, que por poco no le da una patada cuando su compañero cayó al suelo.
-¿Quieres que volvamos a la sala de castigos, capullo?-amenaza.
¿Sala de castigos? ¿No solo utilizan las descargas electrizas? ¿¡Qué más les hacen!? ¿¡Qué más le hacen a él!?
James centra de nuevo su atención en mí y le devuelvo la mirada. A pesar de no decir nada, empiezo a contar hasta diez y sé que él también lo hace.
-Diez-digo el último número en voz alta, aunque más bien parezca un susurro.
Me obligo a verlo alegarse a base de empujones de los dos hombres sin hacer nada. Nada. Me he quedado inmóvil viendo la horrible escena. Viendo a James en ese estado. Quiero llorar y noto como las lágrimas se acoplan de nuevo en mis ojos, pero pestañeo repetidamente los ojos para no derramar ni una lágrima. Llorar duele menos que llorar por dentro. Por dentro, las lágrimas no derramadas queman el doble y duelen el triple.
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Hola hermosuras!!! Siento si el cap llega a horas intepestinas, aqui ya es tarde.
No tengo tiempo para largas despedidas
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LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR UN MUNDO SIN SPOILERS!!!
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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)
FanfictionJamás pensé que eso acabaría sucediendo. Jamás pude si quiera pensar en ello. Acababa de empezar a trabajar en una clínica psiquiátrica, donde dementes y más, están internados en el. Pero, nunca pensé, que alguien como él, como James, pudiera apare...