Capitulo 48: Veneno

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Creo notar como palidezco. El dolor de cabeza vuelve junto con las arcadas. Damien se levanta de golpe y su silla cae al suelo. Me tiende una mano que acepto y me levanto tan rápido como él. Damien se dirige a Brittany:

-Luego hablamos-dice a lo que ella asiente aliviada. Esta vez me mira a mí-. Vamos.

Empezamos a correr hacia la mujer rubia que en sus ojos se refleja puro miedo. La señora corre también indicándonos el camino, pero como yo lo sé de memoria, no tardo en ponerme la primera y por mi culpa, Damien casi cae repetidas veces. Corro sin importarme. Incluso continúo corriendo cuando veo a la señora Davis enfrente de la puerta 209. Ella sabía que yo vendría. Todo el mundo sabía que iría. ¿Tal vez haya sido un error? ¿Debería volver y que se encargue Damien, su actual enfermero, y los demás? La verdad: sí que debería.

Ralentizo el paso hasta que, finalmente, me detengo. Damien, que está parado delante de mí con una capa de sudor recorrer su frente, me mira sorprendido esperando a que continúe.

Miro a mí alrededor. Empiezo a marearme. Temo caerme. Temo ser tan previsible. Temo que esto no sea más que una prueba, que James este tranquilo y sea todo un engaño para ver mi reacción. Temo equivocarme y James este en problemas.

-Emma-dice la voz de Damien-, sabes que no podremos hacer nada sin ti. No hagas las cosas más difíciles, por favor-suplica.

Niego con la cabeza. Sé que haga lo que haga, algo estará mal. O peor aún, puede que todo este mal, que todo sea un error. No sé qué hacer. ¡Mierda! No puedo hacerlo. No puedo. Me gustaría tener el pelo suelo para poder tirar de é y calmar mis nervios. Noto todas las miradas en mi, algunas reflejan miedo, otras, simplemente observan, como es el caso de la señora Davis.

Damien, impacientado, me coge de la cintura y me eleva por los aires con un solo brazo. Me lleva como si mi peso fuera una pluma, con total facilidad. Aunque claro, mis pataleos a la nada y mis constantes intentos para liberarme, no le resultan tan fáciles. Pero aún así, no le es ninguna dificultad.

Corre llevándome consigo hasta llegar donde doctores, enfermeros y enfermeras, la señora Davis y unos cuantos más. Todos parecen asustados, bueno, más bien, lo están. Por fin, Damien me deja en el suelo pero su mano está aferrada a mi antebrazo por precaución.

-Qué sorpresa verla por aquí, Johnson-dice con ironía Davis y con una sonrisa falsa en sus labios pintados de granate mate.

Sacudo el brazo con fiereza para liberarme del agarre de Damien, que entiende el gesto y me suelta.

Estoy dispuesta a decirle unas cuantas cosas que llevo tiempo deseando decirle, pero algo me interrumpe. Un fuerte golpe en la puerta en la que el numero 209 está pintado nos hace saltar a todos de la sorpresa. Pero el golpe no viene solo. Un grito de dolor lo acompaña. En realidad, no es uno solo. Es uno tras otro. Y el siguiente más aterrador que el anterior.

Aparto de un empujón a todas las personas y me coloco enfrente del espejo falso para ver lo que sucede en la habitación. Son gritos de hombre, pero la voz de James es mucho más grave. La ventana está manchada de sangre y el suelo de baldosas blancas, también. En una esquina de la habitación, un hombre acurrucado tiembla agonizando. La nariz le sangre. Un gran charco de sangre mancha el suelo y la pared. Dos marcas de manos en rojo están impresas en la pared, señal que intento aferrarse a algo antes de volver a ser golpeado. El chico parece casi inconsciente. Es entonces, cuando me doy cuenta que no logro ver a James.

Como si me leyera la mente, después de un par de golpes fuertes, James se acerca al chico. Sus andares con lentos y pesados, pero lo que verdaderamente me asusta es su sonrisa. Incluso tan amplia como a la que estoy acostumbrada en ver en Damien, pero James no es Damien. Y esa sonrisa tan amplia no puede significar nada bueno.

Los dedos de James se hunden en la corta cabellera del chico inmóvil. Sus músculos están tan tensos que las venas sobresalen. Obliga al chico a levantarse para luego estrellar su cabeza con tanta fuerza contra la pared que una grita aparece en ella. Si ha sido capaz de crear una grieta en la pared de yeso, ¿qué le habrá hecho a su cabeza?

-¿¡Cómo se os ha ocurrido dejarlo dentro con él!? ¿¡Sois tontos!?-bramo.

Sin darles tiempo a decir palabra, cojo violentamente las llaves que una mujer de mediana edad tenia aferrada a su pecho. No tardo en encontrar la adecuada. Abro la puerta y entro. Cierro de un golpe para llamar su atención y a la vez para asustar a las personas que hay afuera.

-¡James! ¡Para! ¡Vas a matarlo!-grito llamando su atención.

Detiene sus golpes y suelta al chico haciendo que caiga al suelo desmayado. Sus ojos me miran furiosos, pero eso no me hace echarme atrás.

-¡Me mentiste!-exclama casi tan enfadado como yo.

Avanza dos pasos hacia mí.

-Ni se te ocurra acercarte a mí. Ve a ahí-ordeno enfadada señalando la otra esquina de la habitación.

Parece dolido por mis palabras, pero hace lo que ordeno. Lo ignoro por completo y me acerco al chico en el suelo manchado de su propia sangre. Apoyo mi peso en las rodillas enfrente de él y examino su estado. Claramente, está completamente inconsciente. Supongo que ya lo estaba antes que James lo dejara caer. Desde la coronilla, una gran herida da comienzo a un rio de sangre que mancha todo su cabello y su espalda hasta llegar a la parte baja de la espalda. Sus brazos tampoco están libres de heridas. Prácticamente, todo su cuerpo está herido, magullado...su estado me recuerdo a los cadáveres de aquellas chicas a las que mató.

-No puedes seguir haciendo esto, James-le digo aún mirando al chico, evitando a toda costa ver esos ojos que tan preciosos me parecen.-. Lo único que consigues con esto, es empeorarlo todo y meterte en más problemas de los que ya estás-digo con sorprendente calma en mi voz.

-Creo que estar aquí encerrado ya es suficiente problema-dice con sarna.

-Exactamente-digo esta vez mirándolo a los ojos.

Sus ojos chocan con los míos y siento la misma sensación que sentí hace un par de horas cuando vi por primera vez en el día la sonrisa de Damien. Siento, que es un día normal y rutinario. Pero no lo es.

-¿Ya lo sabías? ¿Sabías que no eras mi enfermera?-pregunta y puedo detectar una pizca de dolor detrás de esas palabras.

Asiento porque no puedo pronunciar un simple "si". Porque a él nunca quise mentirle. Porque cada vez que pronuncio una palabra que no es verdad para él, parece veneno.

-No puede hacer nada-me disculpo aunque no sea una buena excusa.- Supongo, que tendrás que acostumbrarte a no verme por aquí como yo tendré que acostumbrarme a no estar por aquí.

Corta cualquier contacto visual conmigo. Mis palabras le han dolido tanto como a mi me ha dolido pronunciarlas.


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Hola hermosuras!!! James, tranquilo, yo te confuelo. Ven a mis brazos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Que conste, Theo James no es mi crush, todo el mundo sabe que es mi marido. Jajajaja, sabeis que os amo, pero THEO ES MIO, JODEOS PERRAS! Uajajajajaja (risa melevola)


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LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR UN MUNDO SIN SPOILERS!!!

Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora