Mis ojos se aguan cuando los golpes en la puerta se hacen más insistentes, pero no lloraré. Por muchas ganas que tenga de hacerme un ovillo y llorar, no lloraré. Solamente lloraré cuando la única compañía que tenga sea yo misma. Cuando realmente este sola, lloraré todas las lágrimas contenidas desde hace mucho.
Otro golpe más. No es hasta el siguiente golpe que decido moverme. Son todos movimientos mecánicos. Ayudo a James a levantarse de la cama aunque no necesite mi ayuda. Antes de abrir la puerta, vuelvo a buscar su mirada, que fácilmente la encuentro. Parece que sus ojos brillen más que nunca, pero ellos siempre han brillado de esa manera tan hermosa. Sus labios carnosos forman su pequeña sonrisa. Quiero decir algo, pero no tengo la menor idea de que podría decirle a alguien que sabe que dentro de escasos momentos estará muerto.
Recuerdo el día siguiente después de descubrir la razón por la que está él aquí. Recuerdo haber creído que todo era un sueño, que seguía siendo su enfermera. Pero eso era real. No era ningún sueño. Ojala esto si lo fuera. Ojala esto fuera un sueño y antes de que él muera el despertador me liberé de esto. Aunque más bien: esto es una pesadilla. Es una pesadilla no un sueño.
-Será mejor que salgamos antes que echen abajo la puerta-dice James.
¿Cómo es posible que sea él quien diga que empecemos nuestra marcha? Tal vez, solo desee acabar con toda esta mierda de una maldita vez. Asiento. Aunque no lo quiero, abro finalmente la puerta.
Dos hombres de por lo menos dos metros, con hombros anchos y gruesos brazos es lo primero con lo que me encuentra nada más abrir la puerta. Ambos son parecidos, incluso podrían ser hermanos si no fuera por el pelo y la tonalidad de piel. Uno es rubio y con la piel blanca. El otro moreno y piel aceitunada.
-Vamos-ordena el chico rubio tomando a James bruscamente por el brazo.
-¡Ten cuidado!-exploto- Vas a arrancarle el brazo.
James me mira con expresión divertida. Por muy grandes que sean esos dos, James es muy fuerte. Podría derrumbar un roble si lo quisiera. Sé que no le han hecho nada. Seguramente, ni lo habrá sentido.
-Y si no fuera porque tienes una boquita muy bonita, te arrancaría la lengua a ti para que callarás-amenaza.
Eso sí que no le divierte a James. Mira con odio al rubio. No se me ocurre que es lo hará, pero antes de nada, aparto a ambos hombres y lo tomo por el brazo.
-Lo llevo yo-digo firmemente sin mirar atrás mientras guio a James por los pasillos.
Su brazo derecho se destensa nada más sentir el tacto de mis dedos en él. Su mirada se deposita en mi mano aferrada firmemente pero sin presión alguna. Su pequeña sonrisa vuelve ha aparecer. Por un momento, me olvido de todo. Por un momento, me pierdo en él. En sus brillantes ojos y su pequeña sonrisa. No puedo evitar que mis labios formen una pequeña sonrisa también al verlo. Sea como sea que acabe esto, quiero recordarlo así. Quiero que la imagen que me venga siempre a la mente cuando piense en él, sea la misma imagen que conocí. Quiero recordarlo tal y como lo conozco.
Tarde o temprano, sabía que este momento acabaría y a pocos metros puedo distinguir la puerta. El hombre de piel aceitunada, abre la puerta rebelando a numerosas personas pero ellos no se dan cuenta de nuestra presencia. Loso dos hombres nos dirigen hasta salir afuera. El cielo es azul, sin rastro de alguna nube, y el sol brilla con fuerza. Es ilógico, en las películas siempre es un día gris cuando las escenas tristes suceden. Cuando alguno de los protagonistas le sucede algo trágico o muere, como ahora mismo, el cielo está lleno de nubes casi negras y el sol se esconde. Pero hoy hace un día reluciente. Yo no quiero un sol radiante y un cielo azul celeste. No quiero un día bonito. No quiero que él muera.
La pista de correr está casi desierta, ningún paciente está allí. Pero no estamos solos. Hombres y mujeres en gran número, vestidos con uniformes de policías y otros con bastas de doctores, están. Desde esta distancia, puedo ver como los policías van armados. Por otra parte, otras personas van armadas con cámaras de fotos. ¿Enserio? ¿Qué clase de sádico quiere sacar fotos de una ejecución? No puedo evitar sentir un tremendo odio por ellos. Esto es tan humillante.
Distingo la silueta de una mujer con pelo oscuro se acerca a nosotros. Antes de verle el rostro, ya sé que se trata de la señora Davis. Su pelo está peinado en un elegante moño y sus labios pintados de rojo intenso.
-Hermoso día para una ejecución, ¿no es cierto?-dice parándose enfrente.
Los dos hombres ríen y ella les acompaña. Es la primera vez que la veo reír, que pena que sus gustos humorísticos sean tan sádicos y crueles.
-Supongo que también es un día hermoso para denunciar a alguien por corrupción-digo con una sonrisa inocente en mis labios.
Esta vez soy yo quien rio. No me sorprende escuchar la grave risa de James reír por mi amenaza. El rostro de la señora Davis se contrae y sus ojos se convierten en dagas incrustados en mi estomago. Una sonrisa falsa aparece en sus labios.
-Que empiece la fiesta.
Dicho esto, los dos hombres toman a James por los brazos y le obligan a caminar. Mierda. Mierda. ¿Siempre tengo que estar abriendo la boca?
Veo como llevan a la fuerza a James al centro de la pista. Muy alejado de mí. Dejo escapar un grito ahogado cuando un hombre saca una pistola. Incluso desde aquí, puedo ver que es un arma grande.
Los ojos se llenan de lágrimas no derramadas. Por primera vez, tengo la necesidad de llorar libremente. Quiero llorar y que no me importe que alguien vea que en el fondo no soy una maquina sin emociones. Quiero que James viva. Quiero hacer algo, pero sé que por mucho que haga, no servirá de nada. Es más, si hiciera algo, antes sería su muerte.
James está plantado delante de todo el mundo con la espalda bien recta y la cabeza alta. Los mismos hombres de antes, lo tienen cogido con fuera por sus dos brazos. El rostro de James es inexpresivo y me pregunto, ¿qué estará pensando? ¿En que deberá pensar alguien que sabe que va a morir? Me pregunto, si en realidad tiene miedo, pero sea tan orgulloso como yo y no quiera que los demás noten su temor. La verdad, es que no lo sé.
Pero lo que sí sé es que, necesito ver sus ojos una última vez más. Quiero que lo último que él vea antes de morir, sea yo. Quiero que nuestros ojos choquen una vez más. Pero su mirada está centrada en el hombre que empeña la pistola y avanza lentamente hacia él.
Cuando el hombre apunta a la cabeza de James, éste por fin me mira. Nuestros ojos vuelven a chocarse y odio saber que no volveré a verlos en la vida real. Ahora soy e centro de su atención. Entonces, grita a todo pulmón:
-¡Ni por asomo podrías estar más loca que yo, Emma!
Hubiese reído. Sus últimas palabras son dirigidas a mí. Pero no puedo reír. No por la pistola que literalmente toca su frente. Sino porque algo en James me inquieta. Y no tardo en detectar que es eso: su amplia sonrisa. La misma que solo he visto cuando algo malo ha pasado. Esa que permite ver sus dientes blancos y rectos. Esa tan impropia de él. Esa que me hace saber que nada bueno saldrá de esto. Esa que me hace saber que el peligro se avecina.
Continuará...
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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)
FanfictionJamás pensé que eso acabaría sucediendo. Jamás pude si quiera pensar en ello. Acababa de empezar a trabajar en una clínica psiquiátrica, donde dementes y más, están internados en el. Pero, nunca pensé, que alguien como él, como James, pudiera apare...