Un nudo se instala en mi garganta y noto como mi pulso se detiene. A estad alturas las manos ya han empezado a temblarme y por esa razón las escondo debajo de la mesa.
-¿Entonces?-logro decir con un hilo de voz.
La señora Davis mira al mismo hombre. En una plaquita de su bata puedo leer de reojo el apellido "Maison", supongo que este es su despacho. Todo el mundo permanece callado. Unos mirando a otros escaqueándose de ser ellos los que hablen. Mi paciencia empieza a acabarse.
-¿Entonces?-exijo saber y mi voz suena enfadada e impaciente.
-Puede que haya notado que últimamente los trabajadores estaban muy inquietos, y hay una razón detrás de eso-dice el doctor Maison rascándose la nuca en gesto nervioso-. La señora Davis nos informó que usted sabe sobre el motivo que está ingresado aquí el paciente Kinnaird. Por eso creemos que entenderá nuestros motivos-hace una pausa y las manos empiezan a sudarme. ¿Qué clase de motivos quieren que entienda?-. Verá: Kinnaird cometió muchísimos crímenes, por lo que sí saliese de aquí, moriría en la cárcel. Se pasará la vida encerrado por sus múltiples asesinatos. El juez creyó que lo mejor sería encarcelarlo y que cumpla su condena aquí. Pero...por mucha terapia y medicación, no podremos hacer nada con el paciente. Y después de la muerte de un enfermero, todos nosotros-dice apenado señalando a todas las personas de la sala- decidimos que lo mejor sería comunicar al juez-otra pausa más, pero me resulta eterna. Noto como una gota de sudor cae por mi frente. El doctor Maison parece estar buscando las palabras adecuadas para de acabar su explicación.
-Le han dado la pena a muerte-finaliza la señora Davis con voz firme.
Mi corazón se detiene en ese mismo momento. No. No. No. No puede estar pasando esto. ¿Pena a muerte? Por favor, que esto sea una puta cámara oculta. No... ¡Mierda! Esto es una mierda. James... Las lágrimas amenazan con salir, pero si ellos me ven llorar, estaría perdiendo este juego. El juego en que se ha convertido en mi vida. Pero en este caso, nunca hay ganador. Porque haga lo que haga, siempre pierdo algo o me quedo igual.
La ira corre por mis venas. Noto como me hierve la sangre y las manos me tiemblan de la rabia. Me levanto bruscamente sin importarme el ruido de la silla en la que estaba sentada caerse. La palma de mi mano izquierda golpea la mesa blanca con todas mis fuerzas. Muchas mujeres dan un salto y me observan con miedo en sus ojos.
-¿¡Cómo!?-rujo- ¡Estamos en el puto siglo XXI! La pena de muerte no debe de estar valida en estos tiempos-digo, aunque la pena de muerte si está valida en Estados Unidos-. No les creo. No creo que el juez haya solicitado la pena de muerte. ¡Ustedes mienten para quitárselo de encima!-vuelvo a golpear la mesa- ¡Son todos unos grandísimos hijos de puta corruptos...
-Me temo que no nos importa lo que usted opine, Johnson-dice con tranquilidad la señora Davis-. ¿Quiere saber la razón por la que no la había puesto de patitas a la calle antes? Básicamente por que será usted quien informa al paciente de su futura y cercana muerte.-pausa-.Y después de que eso haya pasado, considérese despedida.
-¡No se crean que le pondré las cosas tan sencillas!-grito- ¡Me despido!
La señora Davis ríe con las manos juntas apoyadas en la mesa.
-Para su desgracia, según su contrato laboral, la única persona que puede despedirla soy yo. No puede despedirse-dice con una amplia sonrisa. Sabe que no la creo, por eso me tiende unas hojas grapadas-. Compruébelo por sí misma, entonces.
Arranco violentamente las hojas de sus manos y observo detenidamente. Es mi contrato firmado con mi propia firma. Deseo con todas mis ganas hacer una bola con las hojas y quemarla cuando veo que tiene razón. No es una falsificación, de eso estoy segura. Lo peor es que sí que sabía que no podía auto despedirme. Siempre leo la letra pequeña y todas las clausulas de los papeles que firmo. Pero en ese momento, no pensé que esto llegaría a pasar. Estoy obligada a hacer esto.
Para esto me querían aquí. Soy la única persona que consigue estar cerca de él y tranquilizarlo. Llevaban tiempo esperando este momento. Me pregunto si esto ya lo habrán hecho antes, lo de la pena de muerte me refiero. De estos malditos cabrones puedo esperar cualquier cosa. Reviso uno tras otro todos los papeles esparcidos en la mesa. Todos ellos hablan sobre su ejecución.
Puedo dar por muerto a James. No hay absolutamente nada que puede hacer para remediar esto. Esta vez, no puedo hacer nada. Y la segunda cosa peor de todas es que seré yo quien se lo diga. Yo le diré que morirá a manos de estos capullos.
Pero la peor y más dolorosa es que justo después de saber que su muerte es próxima, es cuando me doy cuenta de lo enamorada que estoy. Cuando me doy cuenta que es la primera persona en mis veinte y cuatro años de vida de la que me he enamorado y que la perderé. James perderá la vida y yo lo perderé a él.
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Por favor no me maten!!!!! Credme, no saben lo mucho que me ha dolido escribir este capitulo. No estaba mentalmente capacitada. Lo peor de todo es que este cap yo ya sabia que lo escribiría, pero pensaba que aún faltaba mucho para que este momento pasará y zas. Me ha dolido mucho de verdad.
Ah!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! EMMA HA DESCUBIERTO POR FIN SU AMOR A JAMES!!!!!!! OMG! QUE CAP MÁS EMOTIVO!!!!!!!!!!!!!!!!!
Espero que me cuenten su reacción de este cap al acabar de leerlo en los comentarios. También, espero que no tengan muchas ganas de encontrarme y darme sartenazos en la cabeza hasta morir. (mirada de cachorito)
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LUCHE... A no! Aún tengo cosas que deciros. XD
Siento no haber publicado ayer, pero ya dije anteriormente en las NA que no todos los domingos escribiria. Y puede que esta semana tampoco puede publicar. Literalmente: estoy hasta el cuello de examenes y dentro de dos semanas iré de colonias de fin de curso! Ueeeee!!!
Sé que justo cuando las cosas se ponen más interesantes es cuando yo menos tiempo tengo. Espero que no me odien.
Ahora sí:
LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR UN MUNDO SIN SPOILERS!!!
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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)
FanfictionJamás pensé que eso acabaría sucediendo. Jamás pude si quiera pensar en ello. Acababa de empezar a trabajar en una clínica psiquiátrica, donde dementes y más, están internados en el. Pero, nunca pensé, que alguien como él, como James, pudiera apare...