Capitulo 21: Otras razones

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Por un momento olvido que tengo cosas que hacer, muchas para ser sinceros. Pero no puedo evitar desconcentrarme cuando esos intensos ojos marrones oscuros están cerca. Si me llaman la atención, me excusaré diciendo que estuve todos estos minutos tranquilizándolo. Sé de antemano que me meteré en problema, más todavía, por haber evitado que se llevaran a James y sacarlo de ahí. Sobre todo porque realmente no actuó bien haciendo lo que hizo. Aunque de eso ya me he encargado personalmente de hacérselo saber. Realmente me sorprende que no tuviera el instinto de esconderse debajo de la incómoda cama para escapar de mí. Reconozco que puedo parecer realmente una lunática y dar mucho miedo, muchísimo. Una vez mi primo de cinco años salió corriendo huyendo de mi por la tremenda regañina que le eche, no recuerdo el motivo, pero su cara de pánico nunca se ira de mi cabeza. Solo tuve que utilizar palabras, como siempre hago, para que un niño saliera aterrado de mí. No puedo evitar reírme cada vez que recuerdo su rostro. Devuelta en las nubes. Tengo que mirarme esto.

-Es hora de volver al trabajo-anuncio antes de dirigirme hasta la puerta. Abro la puerta y mi mirada vuelve a chocar junto con la suya. Una sonrisa brota de mis labios y crece mucho más cuando en sus labios también aparece una, pequeña pero preciosa, como siempre.-Hasta mañana, James.

No espero a que diga algo, simplemente salgo de la habitación. Soy consciente de mis labios todavía sonriendo, sinceramente no me importa. No me importa sonreír las veinte y cuatro horas del día si esta es una sonrisa verdadera y no falsa. Si la sonrisa es falsa, aparte de que todo el mundo la sabe reconocer, duele más que llorar. Reír cuando lo que verdaderamente deseas es llorar, es muy duro y doloroso.

Salgo de mis pensamientos cuando una mano me retiene cogida por el brazo. No es un agarre muy fuerte pero si para que me detenga. Giro sobre mi eje para ver la persona que me tiene cogida. Un hombre con ojos verdes y pelo rubio, Damien. Su rostro refleja preocupación pura. ¿¡Sé puede saber que pasa hoy que las características que definen a todas las personas que conozco cambian!?

-¿Emma qué haces?-realmente está preocupado ¿o enfadado? No lo sé. Ni siquiera me deja contestar a su pregunta.- ¿Tienes idea de lo que has hecho está prohibido? ¿Acaso no te dije que debes ir con cuidado?

-¡Baja la voz!-ordeno para que deje de gritar. Asiente aunque sus labios se fruncen- De todos modos, tampoco he hecho algo malo-susurro-, ¿de verdad crees que después de saber que hacen aquí permitiré que lo vuelvan a hacer?-digo ofendida a pesar de que sé que Damien solo se preocupa por mí.

-Señorita Johnson- me llama la voz de una mujer. Su voz es tan fría que la reconozco al instante. Al parecer siempre me encuentro con la señora Davis cuando me estoy metiendo en problemas. Cuando está cara a cara de nosotros, hace un gesto como saludo a Damien y vuelve su atención en mí-. Qué suerte la mía de encontrarla aquí, la estaba buscando.

-¿A sí?-pregunto con la intención de aparentar que no tengo la menor idea de la razón por la que me busca.

-He escuchado el incidente con el paciente Kinnaird-dice-. Tengo entendido que usted no permitió a los otros enfermeros llevárselo con ellos-dice enarcando una ceja.

-¿Eso le dijeron?-pregunto- No, yo no hice eso. Simplemente detuve que siguiera golpeando al doctor y lo arrastre a su habitación. Ni siquiera hable con nadie-dijo y cada palabra es mentira, bueno, lo medio arrastre.

-¿Usted pudo arrastrar a un hombre, por lo menos dos cabezas más que usted, y por si fuera poco enfurecido?-pregunta aunque no se lo cree.

-Soy muy fuerte-intento que parezca verdad, aunque en parte si lo es, jamás podría con alguien como James, pero fuerte si soy-. Y además no estaba del todo enfurecido.

-Pero verá señorita Johnson-dice-, cuando los pacientes se pelean o hacen algo como Kinnaird acaba de hacer-hace una pausa-, los enfermeros profesionales son los que se deben ocupar de ellos: calmarlos...

-Pues yo lo he podido hacer y no soy profesional-digo-. Solo he tenido que darle su medicación normal y esperar. He conseguido tranquilizarlo en no más de diez minutos y tampoco ha supuesto mucho trabajo o una mayor dificultad-informo, por fin, algo que es pura verdad.

Por un momento, se queda completamente callada, reflexionando que decir. Realmente estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para no soltar todo lo que sé. Escupir en su cara lo de las descargas eléctricas, los castigos para intentar "rectificar" los errores de los pacientes y la descomunal medicación que podría matar a cualquiera de sobredosis. Muerdo mi labio interior ferozmente para procurar mantenerme callada y no decir nada. Pero realmente cuesta, sobretodo porque me pone enferma todo esto. Completamente enferma.

Parece que ella también está enfadada. Seguramente ahora mismo está imaginando que me estrella la cabeza contra la puerta. A pesar de la ira reflejada en sus ojos, consigue mantener una expresión calmada y forzar una sonrisa en sus labios.

-¿Diez minutos?-pregunta. Asiento- Vaya, es increíble escuchar eso viniendo de alguien tan joven, normalmente, requiere más tiempo-intenta que parezca al verdad. Lo que ella no sabe es que no requeriría tanto tiempo si no intentaran matarlos o torturarlos de esa manera.- ¿Está segura que ha conseguido calmar al paciente completamente?

-Puedo comprobarlo usted misma-digo con una fingida amabilidad que sorprendentemente da el pego.

Niega con la cabeza. La expresión en su rostro me hace desear con muchísimas más ganas hacerle pagar por permitir que hagan eso en el hospital donde ella puede ejercer un poder, no tanto como el poder de los doctores y más, pero sí el suficiente para evitar esto.

Emma, Emma, no seas muy cruel con ella...

--Señora Davis-digo-, quería decirle que no he hecho nada fuera de las normas para calmar al paciente. Le he dado su medicación normal, básicamente he realizado todo el proceso habitual. También le he hecho realizar unos ejercicios de relajación. No quiero que piense que he conseguido calmarlo de otra forma. Yo no soy de las personas que se saltan las normas para erradicar una cosa. Jamás recurriría a la violencia ni nada por el estilo. Le digo esto porque, desgraciadamente, se han dado casos de estos en clínicas mentales. Y sé que aquí eso, jamás se haría, pero soy nueva y la gente no conoce mi forma de actuar, y a veces, la gente puede pensar cosas precipitadas.

Por un momento se queda petrificada. Señal de lo que le he dicho le ha hecho efecto... Recupera fácilmente su fría expresión, pero eso no quita que por un momento le he dejado sin habla, de nuevo. Me doy unas palmaditas en la espalda y un "bien hecho" mentalmente. Muerdo mi labio inferior, pero esta vez para no reír de lo orgullosa que estoy de mí.

-No digas tonterías Emma-dice la voz de Damien, por un momento olvide que estaba aquí-. Eso ya no se hace, y si una vez se hizo, fue mucho antes de que tu nacieras-dice con su típica amplia sonrisa, aunque, si no lo conociera tanto como en estos últimos meses lo he hecho, pensaría que es una sonrisa real.

-Cierto-dice la señora Davis después de tragas duro-. Bueno, vuelvan a sus trabajos.

-Que pase una buena tarde señora Davis-nos despedimos al unísono Damien y yo antes de empezar a caminar a paso normal pero a la vez rápido para salir de ahí y sin aparentar querer hacerlo desesperadamente, cosa que por lo menos yo, deseaba hacer.

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Hola hermosuras!!!! Espero que no se os haya hecho muy duro el primer día de vuelta a la escuela. En mi caso, se me ha pasado rápido las horas y no me he aburrido mucho.

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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora