Antes de darme cuenta, ya hemos llegado a Central Park. Me tomo mi tiempo quitándome el cinturón de seguridad mientras observo el paisaje. Central Park siempre fue uno de mis lugares preferidos de New York. Aunque en general, adoro New York y haberme criado aquí.
Salgo del coche mientras Thomas coge todas las cosas para el picnic del maletero. El sol da tan fuerte que tengo que poner una mano encima de mis ojos como visera para que la luz no haga daño a mi vista. Thomas me hace un gesto para indicarme que lo siga. Caminamos por el verde césped hasta llegar a un sitio donde se permite sentarse en el césped. De la mochila que lleva Thomas, saca un mantel y lo acomoda al lado de un árbol. Justamente, el mismo árbol que escogí en nuestra primera cita. Me gusta este sitio tanto como aquel día. Está apartado de todo el bullicio y el ambiente es más tranquilo, pero, a la vez, puedes ver todo el paisaje perfectamente. Se sienta en el mantel y yo le imito. Me quito los zapatos de tacón pero no porque me hagan daño, sino, porque me encanta ir descalza. Si por mí fuera, iría descalza a todos lados.
-Siempre te quitas los zapatos-comenta-. Lo hacías desde que éramos pequeños.
-¿Te acuerdas de aquella vez que, por correr descalza, casi me rompo un diente?-digo entre risas.
-Sí, creo que correr cuando el suelo está recién fregado no es buena idea-dice
-Si vamos a hablar de malas ideas, no podemos olvidar aquella vez que decidiste ir a la playa con el tanga de tu madre.-digo intentando aguantar la risa.
-Ya te dije que fue ella que nos equivocamos de mochila-lloriquea.
-¿Y por eso te pusiste el tanga?
-De acuerdo, me puse ropa interior de mujer para ir a la playa. Pero hay que reconocer, que estaba irresistible-bromea.
No puedo evitar reír a carcajadas cuando recuerdo el aspecto que tenia aquel día. Lo peor de todo es que luego empezó a comportarse como una mujer, incluso coqueteo con un hombre. Eso y que yo le preste la parte superior de uno de mis bikinis, es un recuerdo para morirse de la risa.
Empezamos a recordad todas las estupideces que hicimos. Como un cuatro de julio que hicimos volar por los aires accidentalmente la casita de Rosco, su perro. Por suerte, el perro estaba con su hermana pequeña y Susan mientras ellas hablaban. O cuando Thomas mezclo polvos de picapica en mi crema hidratante en vacaciones de verano y como yo era mucho más lista cambie el bote de crema mía por la suya.
-¿Recuerdas nuestro primer Halloween juntos?-pregunta mientras me enjuago unas lágrimas causadas de tanto reír.
-Claro. Teníamos cinco años. Tú ibas de astronauta y yo de bruja-digo.
Sí, bueno...-dice- me refería al primer Halloween que pasamos cuando....estábamos juntos.
Asiento porque no sé qué decir. Lo estábamos pasando tan bien hablando de cuando éramos solamente amigos que el que haya sacado tan de repente el tema de cuando fuimos algo más que amigos me ha dejado perpleja. Continuo sintiéndome un poco mal por el hecho que Thomas, si que se enamoro de mi. Y yo...bueno...no tanto.
-Llevábamos disfraces a juego-rompe el silencio.
-Íbamos de los protagonistas de "La novia cadáver". Tú ibas de y Víctor yo de Emily-al fin digo algo.
Nunca le dije que no me gustan los disfraces a juego. Me parecen de lo más ridículo. Típico de parejas cursis. Básicamente, nunca fue lo mío las cosas románticas en sí.
-Vimos esa película millones de veces juntos. Era tu favorita-dice.
-No-digo-, no era mi preferida. Yo nunca he tenido película o canción preferida. Siempre me obsesiono con una y después me obsesiono con otra. Una me gusta mucho pero luego otra me gusta más, y luego otra me encanta...
-Vaya-dice-, pues muy mal por mi parte no haberlo sabido después de conocerte desde que éramos críos.
Desvío mí mirada a unos niños jugando con ramas caídas de los arboles como si fueran espadas. Seguramente, si continúan jugando tan ferozmente, se saquen un ojo. Me gustaría retomar la conversación anterior. Donde nos dolía la barriga de tanto reír.
Mi móvil empieza a sonar. Rebusco en mi pequeño bolso pero donde las cosas se pierden con facilidad hasta encontrar el teléfono. El rostro junto el nombre de Damien, aparecen en la pantalla. Damien no me llamaría si no fuera importante.
-Lo siento, tengo que...-me interrumpe.
-Cógelo-dice amablemente.
Deslizo el dedo índice para aceptar la llamada. Al instante, Damien empieza a hablar alarmado.
-Emma, ¡tienes que volver a la clínica! ¡Ahora!-dice alarmado.
-Damien, ¿qué pasa?-pregunto preocupada.
Tarda unos segundos en responder pero escucho que más personas hablan, también alarmados.
-Se ha vuelto loco. Está descontrolado. No sabemos que hacer-su voz se quiebra.
-¿Quién?-pregunto.
-El paciente de la 209-responde.
Cuelgo. Mierda. Mierda. Tengo que ir allí. Ahora. Muerdo tan ferozmente mi labio interior que dudo que me haga daño, pero ahora eso es irrelevante.
Thomas se ha levantado y me tiene cogida por los hombros. Su cara está a centímetros de la mía y una expresión realmente preocupada se dibuja en su rostro.
-¿Estás bien, Emma?-su voz refleja pura preocupación.
-Tengo que volver al hospital. Ha habido una emergencia y tengo que ir. No me llamarían si no fuera realmente urgente.
-Vamos, a la clínica-dice y acto seguido empieza a recoger todas las cosas del picnic. No tardo en imitarlo.
Cuanto más rápido llegue, antes sabré si James está bien.
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Hola hermosuras!!!Al fin!!! Para escribir este cap e estado desde las seis, osea, casi cuatro horas. Porque mi ordenador que tiene vida propia ha decidido bloquarse a cada momento. Genail.
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LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR UN MUNDO SIN SPOILERS!!!
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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)
FanficJamás pensé que eso acabaría sucediendo. Jamás pude si quiera pensar en ello. Acababa de empezar a trabajar en una clínica psiquiátrica, donde dementes y más, están internados en el. Pero, nunca pensé, que alguien como él, como James, pudiera apare...