Noto como mi corazón empieza a detenerse cuando estoy a pocos metros de la habitación 209. Hoy es el día. Hoy es su último día. Literalmente, tiene las horas contadas. Como mucho, su corazón seguirá latiendo durante los próximos noventa minutos. La ejecución se hará fuera, cerca de la pista de correr donde los pacientes realizan diferentes deportes. Esos cobardes me volvieron a encargar a mí el trabajo de prepararle y tranquilizarlo.
Anoche no conseguí dormir. Esta mañana las ojeras se hacían presentes en mi rostro, pero gracias al maquillaje oculte cualquier rastro de ellas. Creo haber adelgazado por lo menos dos tallas menos de ropa. He perdido el apetito en estos días. Muerdo tan fuerte mi labio interior que casi puedo saborear el metálico sabor de mi propia sangre. Las manos empezaron a temblar hace ya un buen rato, por lo que en todo el trayecto he tenido las manos entrelazadas detrás de mi espalda para evitar que alguien las vea. Camino con la espalda erguida y la cabeza alta. Aunque no sea este el mejor de mis momentos, sigo siendo la persona más orgullosa del mundo, el título de orgullosa no podrá arrebatármelo nadie.
Un horrible dolor de cabeza viene justo cuando me paro enfrente de la puerta con el número 209 dibujada en ella. Mi mano rebusca en el bolsillo trasero de mi uniforme-vestido hasta sentir el helado tacto de una llave. Sin preámbulos abro la puerta. Será menos doloroso cuanto antes acabe.
Me vista se centra en su rostro calmado. Parece que ni siquiera se inmuta del hecho de su ejecución. Sus ojos chocan con los míos. Ha recuperado más o menos su aspecto normal. El color volvió a su rostro dos días después de yo decirle que sería ejecutado. La única imperfección de su atractivo rostro es un moretón debajo de su ojo derecho. Al menos es pequeño, lo cual es importante ya que todas las veces que he visto su cuerpo herido era con heridas graves.
-Tranquilo, será rápido-aseguro aunque no lo sé si mis palabras son verdaderas. Sé que morirá, pero no sé cómo. De todos modos, espero que así sea: rápida e indolora.-. No sufrirás.
-Está bien-dice con indiferencia, lo que me enfada un poco.
Quiero decirle a gritos que esa no es la reacción adecuada cuando uno sabe que va a morir, ¿pero que le digo? ¿Qué se enfade y complique más las cosas? No. También, la pequeña sonrisa que brota de sus labios me detiene. Me gusta que su sonrisa sea tan pequeña. Me gusta ser de las pocas, por no decir la única persona, que la detecta.
Me acerco a la camilla y me siento en el filo de la cama junto a él. Sí esta va a ser la última vez que pueda hablar con él, creo tener al menos el derecho de sentirlo. Sentir el tacto de su piel.
Las yemas de mis dedos acarician su mejilla derecha. Con mucho cuidado, acaricio también el moratón que tiene. No creo haberle hecho daño, y sí lo hubiera hecho, estoy segura que tampoco se habría apartado. James cierra suavemente los ojos sintiendo como mis dedos trazan círculos invisibles
-Te dispararán directamente en la cabeza, no sentirás absolutamente nada-digo-. Será como quedarse dormido.
Asiente sin decir nada aún con los ojos cerrados. Mis dedos descienden de nuevo con lentitud hasta llegar a las esquinas de sus carnosos labios. Son suaves al tacto. Resigo la línea de sus labios con la misma lentitud. Sus ojos vuelven a abrirse y me observan con determinación. Ambos disfrutamos del silencio que hemos adoptado hasta que el decide romperlo:
-¿Porqué no me tienes miedo?-pregunta y el tono de su voz me demuestra que esa pregunta lleva obsesionándole durante muchísimo tiempo.
-¿Porqué no me tienes tú miedo?-decido responder a su pregunta con otra pregunta- Yo podría estar más loca que tu si quisiera. De hecho, a veces creo que estoy un poco loca.
-Estoy de acuerdo con que podrías estar más loca que yo si no me tienes miedo-dice y su típica sonrisa se dibuja en su rostro.
-Lo estoy-aseguro-, pero eso no quita el hecho que no te tenga miedo, James. Y prefiero estar loca de remate a tenerte miedo, aunque muy loca debería estar para tenerlo.
El silencio vuelve pero no es para nada incomodo. Agradezco el silencio. Agradezco estos pocos minutos que tengo. Agradezco poder gastar este preciado tiempo hablando con él. Pero decido volver a hablar:
-¿Y tú?-pregunto con una sonrisa en los labios-¿Me tienes miedo?
-Tanto que si pudiera me escondería debajo de la cama-me imita y su sonrisa vuelve.
Puede que no la vuelva a ver, pero siempre recordaré lo preciosa que es.
Unos fuertes golpes en la puerta nos hace bajar de las nubes y la realidad me golpea en la cara. Él parece igual de tranquilo y calmado que antes. Los ojos me arden y siento un nudo en la garganta, pero de alguna manera u otra, digo lo que no quiero decir:
-Es la hora.
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Por favor no me mateís. Sé que estaís conspirando en mi contra organizando mi muerte. Siento no haber subido capitulo ayer, solo puede escribir medio capitulo. Llegue muy tarde a casa y por si no fuera poco, después de arastrarme a mis papis accedieron a comprarme el segundo libro de una saga de la que me estoy enamorando y me estaba volviendo tan loca com Emma sin poder leerlo. Seguro que vosotr@s entendeis cuando cogeis un libro y luego no podeis soltarlo hasta que la ultima página llegue.
Si os ha gustado, no olvideis VOTAR y COMENTAR. Intentar no escrbir muchas amenazas hacia mi persona en ellos XD , aunque me querais matar segun los comentarios yo os amo igual
LUCHEMOS TODOS JUNTOS POR UN MUNDO SIN SPOILERS!!!
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Estoy loco y por eso estoy aquí (Fanfic de Theo James)
FanfictionJamás pensé que eso acabaría sucediendo. Jamás pude si quiera pensar en ello. Acababa de empezar a trabajar en una clínica psiquiátrica, donde dementes y más, están internados en el. Pero, nunca pensé, que alguien como él, como James, pudiera apare...