Nos Pertenecemos©

17.- Incómodo

JAZMÍN

Fuimos invitados a desayunar en casa de Édgar, Gael manejo hasta una elegante zona exclusiva y casi al finalizar la avenida principal, encontramos una moderna casa blanca, un par de lujosos autos ya estaban estacionados al frente.

Nerviosa e insegura toque el timbre, una joven vestida con uniforme negro, abrió la puerta e indicó que nos esperaban en el jardín y mientras caminamos hasta el sitio mencionado observé el interior.

Era impactante con paredes también bancas, la barandilla de las escaleras era de cristal, en las paredes estaban colgados algunos cuadros minimalistas y fotos familiares, el retrato de una pelirroja muy parecida a Tai llamó mi atención, todo desprendía buen gusto, lujo y elegancia.

Clarissa me había puesto al tanto sobre lo ocurrido con la esposa de Édgar, era viudo y padre soltero desde hace cinco años, llegamos hasta el jardín y observé que había más personas, me sentí intimidada.

Creía que solo seríamos nosotros seis como en las cenas pasadas, se nos presento a Julia y Víctor como suegros de Édgar, con quiénes llevaba una excelente relación, Erick y Adam eran esposos y amigos de la familia, tenían una pequeña de cuatro años.

Tai corrió a saludarnos tomada de la mano de una niña rubia de nombre Joyce, hija de Erick y Adam, Gabriel saludo emocionado, besando la mejilla de la sonriente pelirroja.

No entendí de dónde me brotó la valentía, pero sin pensar me acerque a Édgar y le besé la mejilla, desayunamos hablando de varios temas, la comida estaba deliciosa, Erick comenzó a molestar a Gael, que rápidamente le respondió los comentarios.

El resto sólo se reían al escucharlos discutir, parecía que era la manera en la que se llevaban, Édgar me pidió un momento para hablar a solas e intrigó su petición, durante las cenas pasadas habíamos formado una especie de amistad.

Admitía que me atraía y quizá sentía algo más por él, por el momento podía confirmar que disfrutaba de su compañía, mis sentimientos cobraban vida junto a él y era la primera vez me sentía así.

La invitación a comer me sorprendió y agrado, así que no dude en decir si, parecia feliz con la respuesta e internamente brincaba de felicidad, mientras regresábamos con los demás escuchábamos las pláticas y risas.

Estábamos por retomar nuestros lugares, cuándo un par de personas aparecieron, al reconocerlos todos se movieron incómodos, Clarissa me susurro que eran Romina y Eduardo padres de Édgar, con quienes desde hace unos años no tenían una muy buena relación.

Detrás de ellos se escuchó una voz irritante, una guapa rubia vestida de rojo entro al jardín, mencionado algo de "amorcito" y lanzándose sobre Édgar, que la retiro sin cuidado y se tensó, descaradamente le tiro un beso y le sonreía coqueta, su actitud comenzaba a molestarme.

- Hijo, discúlpanos por venir sin avisar, pero necesitábamos hablar - le dijo su madre.

Édgar asintió y se deshizo del contacto de la rubia, antes de entrar en la casa seguido de sus padres, cuándo los perdimos de vista, Julia y Víctor se pusieron de pie e inmediatamente se despidieron

No entendía que estaba ocurriendo, al parecer era por la presencia de la rubia, que se acomodo en una silla vacía y nos observo con ¿Molestia, desprecio, inferioridad?, tenía segundos de conocerla y ya me desagradaba.

- ¡Vaya, vaya, Clarissa Moretti está de vuelta y sigue enamorada de un idiota! - dijo despectiva y señaló a Gael.

Asi que se conocían, mi amiga la observo desafiante, la rubia no se dejó intimidar, Gael le susurro algo a Clarissa quien la observo burlona y estalló en carcajadas, haciendo que la rubia se enojara.

- Mi querida oxigenada, creímos que jamás volveríamos a tener la desdicha de toparnos con tú desagradable existencia y mucho menos que te presentarás en esta casa, después de lo que hiciste - soltó Erick molesto.

La rubia cruzó descaradamente las piernas y no traía ropa interior, luego centro su atención en Erick sonriéndole de una manera cínica, antes de hablar.

- ¡Claro!, a estas reuniones también invitan al mártir y sufrido amigo, de la insignificante señora de la casa... ¡Ups, perdón!, Olvide que ya no tenemos con nosotros, a nuestra muy querida Jade - se burló.

¿Quién rayos era está maldita mujer y porque estaba llena de odio?, Erick furioso quiso golpearla, pero Adam alcanzo a detenerlo y le hablo al oído, él negaba frenético.

- Ignorala, es una persona insignificante - le comentó tranquilamente su marido

- No has entendido, jamás serás la mujer a la que Édgar ame - confirmó Gael.

La rubia se soltó a reí desquiciada, ¿como era posible que existiera este tipo de gente basura?.

- Eso está por verse - respondió y se observo las uñas, como si fueran lo más interesante.

Los niños se acercaron a tomar agua, Erick rápidamente tomó a las pequeñas de la mano para alejarlas, Gael volvió hablarle al oído a Clarissa, que se levanto de inmediato y tomó la mano de Gabriel.

Pero antes llevárselos, la pequeña pelirroja se soltó y paró frente a la rubia, Erick, Adam y Gael se tensaron en automático.

- ¿Quién eres? - pregunto Tai.

La rubia la observo despectivamente de pies a cabeza.

- La próxima esposa de tú padre - hablo con odió.

La pequeña negó rápidamente.

- Mi papi ya tiene una esposa y esa es mi mami - explicó con voz temblorosa.

La rubia se rió.

- Pronto seré tú nueva madre y ten por seguro, que haré que tú padre deje de quererte.

Tai comenzó llorar y la rubia levantó la mano con la intención de pegarle, no se lo permitiría, decidí enfrentarla.

- No te atrevas a ponerle una mano encima o soy capaz de dejarte sin tus caras y teñidas extensiones.

Gabriel se soltó de la mano de Clarissa y corrió a abrazar a Tai, Gael y Adam se colocaron a mi lado como mi respaldo, Erick regreso juntó con Édgar que noto nuestras poses defensivas, pero al observar que su hija lloraba centro su atención en ella.

- ¿Tú quien eres? - me señaló despectiva - ¿La niñera?

Me observó de arriba a bajo e hizo una mueca de asco, Édgar se acercó furioso hasta la rubia y sin el menor cuidado, la tomo fuerte del brazo.

- ¿Cómo te atreves acercarte a mi hija y decirle mentiras?, no eres y jamás serás nadie para mí... ¡Lárgate de mi casa!.

Yuritzin PM