20.- Sueño

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Canción: Wherever You Are - Kodaline

ÉDGAR

Este día no podía haber sido más estresante y horrible, subí con Tai para acostarla y ponerle la pijama, se quedó dormida a mitad del cuento, besé su frente y salí en silencio.

En mi habitación, decidí darme un baño e intentar relajarme, me puse la pijama y me acomode en la cama a revisar algunos papeles, antes de que se hiciera más tarde les marque a los suegros para informarles lo sucedido.

- ¡Buenas noches Édgar!, ¿Todo en orden? - pregunto Víctor en cuanto descolgó.

Les expliqué el motivo de mi llamada y se preocuparon al instante, les aseguré que no acepte, ni aceptaría las locas ideas de mí madre y parecieron tranquilizarse un poco.

Me despedí y prometí mantenerlos informados, luego de colgar, recordé la plática que tuve con Tai dónde detallo lo que le dijo Regina y como Jazmín la defendió, decidido le escribí un mensaje de agradecimiento.

Su respuesta no tardó en llegar y sonreí al leerla, al parecer mí hija no era la única con una buena impresión, le recordé nuestra comida de mañana y me despedí.

Deje todo ordenado sobre la mesa de noche, apague las luces, me acomode en la cama y en cuestión de segundos caí profundamente dormido.

Sentía los rayos de sol calentarme el rostro e incomodarme, estaba muy cansado y no quería abrir los ojos, comencé a sentir pequeñas caricias en el cabello y un perfume femenino invadió mis fosas nasales.

Desperté de golpe al identificar el olor, Jade estaba sentada a mi lado y era quien acariciaba con ternura mi cabello, no estábamos en nuestra habitación, nos encontramos recostados bajo la sombra de un frondoso árbol.

Lentamente me incorporé hasta sentarme, Jade no me quitaba la vista de encima y yo no entendía que estaba pasando, eche un vistazo, al parecer estábamos en un bosque llenó de coloridas flores, hasta entonces note su atuendo.

Llevaba un vestido suelto y largo de color blanco, su cabello rojo estaba más largo casi le llegaba a la cintura, sus ojos verdes que tanto me enamoran tenían un brillo especial, se veía más bonita de lo que recordaba.

- ¡Hola cariño! - saludó con esa dulce voz, que creí no volvería a escuchar.

Sentí las lágrimas acumularse en mis ojos y los cerré intentando retenerlas.

- Amor, no escondas tus sentimientos de mí - acarició mí mejilla tiernamente.

No resistí más y la envolví en mis brazos, escondí mi rostro en la curvatura de su cuello e inhale profundamente su aroma.

- Te he extrañado amor, me haz hecho mucha falta - murmuré en su cuello.

- Lo se guapo, por eso estoy aquí... Debemos hablar.

Me separé un poco para poder observarla, me dedicó una sonrisa tranquilizadora.

- Édgar, sé qué mi partida fue inesperada y dolorosa, durante estos años, te has convertido en el mejor padre que nuestra hija podría tener... pero es momento de rehacer tú vida y te permitas de nuevo ser feliz.

Comencé a negar rápidamente.

- Tú y Tai son mi felicidad lo que más amo, siempre serán las mujeres de mí vida.

Jade me envolvió en sus brazos y me lleno de besos la frente.

- ¿Que me dices de Jazmín, te gusta?.

De nuevo me separé un poco para observarla, no parecía molesta solo intrigada.

- ¿Porque la pregunta? - sonrió - No sé que me pasa con ella - me sincere.

- Amor, no me molesta si te gusta o atrae, tienes derecho de volver amar.

- ¡Jamás!, Tú eres mi único amor, no quiero ni pienso olvidarte - dije y la abracé con fuerza.

- Y no lo harás, siempre viviré en tu corazón y en el de nuestra hija, pero no quiero que pases el resto de tu vida atado a mi recuerdo o que vivas del pasado... Tienes una nueva oportunidad aprovéchala.

- Jade, no puedo simplemente reemplazarte, eres el amor de mí vida.

- Y no lo harás, sólo date la oportunidad de conocerla, guapo, mereces ser feliz al igual que Tai.

- Te amo Jade, te amare siempre - le di un casto beso.

- También te amo guapo, fuiste el amor de mi vida, cuida de nuestra bebé es momento de avanzar, siempre estaré con ustedes.

Señaló mi corazón y me besó los labios, el cansancio volvió a invadirme, me recosté en el pasto quedando dormido rápidamente.

Desperté desorientado, me moví frenético y la busque entre las sábanas, pero estaba sólo, todo había sido un sueño, respire profundamente para tranquilizarme.

Era la primera vez en cinco años, que Jade me visitaba en sueños, observé el reloj eran casi las tres de la mañana, me acomode de nuevo e intenté retomar el sueño, desperté con una enorme sonrisa.

Recordé sus palabras y tomaría en cuenta su consejo, seguiría adelante me daría una nueva oportunidad con Jazmín.

Baje a preparar el desayuno, nana regresaba en la noche, acomodé la comida en una charola y subí a la habitación de Tai, puse la charola en la mesa de noche para despertarla a besos, me encantaba consentirla.

Se removió inquieta sin abrir los ojos, disfrutaba plenamente de los momentos, crecía tan rápido que cuando menos lo pensara estaría de adolescente rebelde, recordándome que ya era una señorita igual de guapa que su madre.

Desayunamos en la cama viendo películas de Disney, después de medio día comenzamos alistarnos, iriamos por Jazmín y luego al restaurante, la reserva era a las tres de la tarde, debíamos ser puntules.

Maneje hasta la zona residencial de Gael, los departamentos estaban en la última torre que también era la más lujosa, con cuidado baje a mi hija y la tomé de la mano para subir al elevador, en el piso correcto toque el timbre nervioso.

Una Jazmín sonriente abrió la puerta, saludo a mi hija besando su mejilla y luego a mi, descaradamente la escanee de la cabeza a los pies, no llevaba su clásico atuendo de jeans y sudadera.

Había elegido un vestido que dejaba ver qué si tenía curvas lucía hermosa y atractiva, la abstinencia comenzaba a jugar en mi contra.

- ¿Nos vamos? - pregunto volviéndome a la realidad.

Sentí mis mejillas arder de vergüenza, me había descubierto observarla sin descaro, en el estacionamiento le abrí la puerta del copiloto mientras acomodaba a Tai en su asiento y la aseguraba.

Maneje hasta el restaurante, escuchando música infantil que Tai y Jazmín no dejaron de cantar, termine por unirme.

Yuritzin PM

Nos Pertenecemos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora