Extra

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GABRIEL

- ¡Feliz Cumpleaños! - gritó mi familia, al entrar en la habitación.

Karen, mí hermanita consentida de ocho años, se subió a la cama sin cuidado para poder abrazarme.

- Te quiero Gabo - comentó en mí cuello.

- También te quiero pequeña latosa - le devolví el abrazo.

Mis padres se acercaron con el pastel.

- ¡Pide un deseo antes de apagar las velas! - gritaron a la vez.

(Desearía poder amarla sin complicaciones).

Las apagué y sonrieron emocionados, antes de salir, mamá me recordó que por mí cumpleaños la familia venía a comer, prometí estar listo a tiempo.

Cumplir dieciocho, era motivo suficiente para celebrar y emborracharte con tus amigos hasta perder la conciencia, pero mí círculo social era reducido, el alcohol no entraba en mis intereses principales y debía terminar de empacar, mí vuelo salía en unas horas.

Luego de mucho pensar y dar vueltas en la cama antes de dormir, al fin me decidí, confirmándole a la abuela Yurid que viajaría, debido al éxito y alta demanda de su marca, abriría una nueva sede de Sabat Fashions en el extranjero

El timbre sonó y regresé al presente, la reunión había iniciado, baje sin ánimos y caminé hasta la sala, ya se escuchaban las alegres voces.

- ¡Aquí está el cumpleañero! - gritó el tío Erick , siempre ha sido el efusivo del grupo.

Se acercó abrazarme, seguido de su esposo el tío Adam y por último la pequeña Joyce, los tres me entregaron una caja de regalo y agradecí.

Los segundos en acercarse, fueron mi tía Jaz que me besó y abrazo como si aún fuera un niño, seguida de su esposo el tío Édgar, sólo chocamos los puños, los gemelos Diego y David también me felicitaron y al final la pelirroja que alteraba mis emociones.

- ¡Feliz cumpleaños, Gabo! - gritó y se lanzó a mis brazos.

¿Que porqué quería irme?, La respuesta estaba entre mis brazos y me negaba a soltarla, su padre no muy cuidadoso nos separó, ella hizo un tierno puchero y me entrego una caja de regalo, agradecí y la puse con el resto.

La abuela se acercó a felicitarme y me preguntó si tenía todo listo, asentí, había llegado el momento de informales a mis padres sobre mis futuros planes, espere hasta que terminaron de comer y durante el postre solté la bomba.

- Hoy en la noche, me iré de viaje con la abuela.

Todos dejaron de comer y centraron su atención en mí, haciéndome sentir incómodo, agaché la cabeza.

- ¿Regresas a tiempo para la universidad? - preguntó mamá

- Estudiaré en el extranjero - confirmé.

Podía sentír la vista de todos, levanté el rostro y me tope con sus ojos verdes, que me veían con ¿Confusión, tristeza, dolor?, No pude soportarlo y rápidamente desvíe la mirada.

- ¿Tratas de decirnos, qué te irás y no volverás? - preguntó inseguro papá.

Asentí y ví como mamá comenzaba a llorar, la pelirroja salió corriendo de la casa, dudé en seguirla o no, al final me convencí que lo correcto era no hacerlo.

- Si has tomado una desición, sólo nos queda apoyarte - confirmó papá, abrazando a mamá

Karen se acercó, me abrazo con ojos llorosos, el tío Édgar le comentó algo a tía Jaz, al parecer Tai no le tomaba las llamadas, el ambiente se volvió tenso y la comida terminó en un desastre.

- Va aparecer - le aseguró mi tía a su esposo.

Que seguía con el celular pegado a la oreja, esperando respondiera.

- Debemos ir a buscarla - sentenció Édgar.

Llamo a los gemelos para que se despidieran.

- Gabriel márcale, quizá a ti te responda - sugirió papá

Saque el celular e iba a marcarle, me detuve al escuchar a Édgar, gritarle furioso a papá.

- ¡Por su culpa salió huyendo!, ¿qué te hace pensar que le contestará?.

- ¡No me hables así! - respondió papá molesto - ¿Crees que no me importa lo que pueda pasarle?.

Édgar estaba fuera de sí, le dedicó una mirada furiosa antes de abandonar la casa, quise intervenir pero la abuela sutilmente negó, esperaba que nada malo le pasara o no me lo perdonaría.

- Su actitud no tiene justificación, pero saben cuánto cuida y proteja a su princesa desde lo ocurrido - explicó tía Jaz.

Mis padres asintieron y Jaz junto con sus hijos, abandonaron la casa, otra de las razones por la que me iba, era precisamente por la actitud del tío Édgar, desde el secuestro de Tai, se volvió sumamente aprensivo con ella.

Si llegaba a enterarse que amo a su princesa, quizá quisiera castrárme, tal vez exagero y no sería capaz de llegar a tal extremo, no pensaba esperar averiguarlo, también me daría su largo sermón, dónde dejaría en claro que aún es una niña, aunque cinco años no son un abismo.

En este momento, complican demasiado la situación, es menor de edad y soy adulto legalmente, aquí entran en conflicto, mí moral con mí corazón y confirmo que el amor, no siempre es suficiente para vencer los obstáculos.

Los tíos Erick y Adam, se despidieron incómodos por lo ocurrido, aún así me desearon un buen viaje.

- Te echaré de menos - comentó Joyce en mí oído, mientras me abrazaba - No olvides que cuentas siempre conmigo y que te quiero.

- También te quiero rubia - le despeine el cabello - Cuida de Tai, no la dejes sola, ¡Por favor! - pedí

- Es una promesa, cuídate - me besó la mejilla y se fue con sus papás.

Acomode las maletas en el auto de la abuela, el momento de irnos había llegado, entre lágrimas y buenos deseos, me despedí de mí familia, prometiendo estar en contacto.

Estábamos en la sala VIP, cuándo anunciaron nuestro vuelo privado, caminabamos para abordar y la escuché gritar a mis espaldas.

- ¡¿Te irás sin despedirte?!, ¡¿Tan insignificante soy para ti?!.

Gire lentamente y la observé acercarse, tenía los ojos rojos e inchados, terminó con la distancia lanzándose a mis brazos, la atrapé y estreche con fuerza, enterrando mí rostro en su cabello.

- Sabes perfectamente, que jamás serás insignificante - besé su cabello - Cuídate, no hagas cosas estúpidas que alteren los nervios de tú padre - se separó y nos observamos - Se feliz mí flamita, te amo - susurré en sus labios y la besé.

Me separé rápidamente retomando mí camino, desesperada volvió a gritar, está vez no miré atrás este era el adiós, por todo es que me iba, si seguía teniéndola cerca perdería el poco auto control que me quedaba y si nuestro destino es estar juntos, volveríamos a encontrarnos.

Yuritzin PM

Nos Pertenecemos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora