14.

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AUSTIN

En cuanto la vi todo mi cuerpo entró en tensión. Sentí ganas de abrazarla, de volver a besarla, por mucho que me hubiera convencido de que eso no debería haber pasado.

Lo cierto es que la había echado de menos, y no entendía por qué. No había tenido la mejor noche de mi vida con ella, solo nos habíamos besado, pero creo que fue el beso más honesto que di en mi vida. 

No sé qué se me había pasado por la cabeza al mandarle ese mensaje, supongo que era una simple excusa para volver a verla, a oler el champú de coco al que olía su media melena castaña la noche que se quedó dormida a mi lado. Y es que durante los últimos días, cada vez que Mark, Sarah, o incluso Peter la mencionaban, sentía algo raro que no había sentido antes.

Y ahí estaba, enfrente mía, y yo me había quedado en blanco. Ella me miraba con la nariz arrugada, y jugueteaba con una goma del pelo, costumbre que me había percatado que hacía cuando estaba nerviosa, igual que morderse las uñas.

-Hola, Austin.- contestó.

-¿Damos un paseo?

-Me parece perfecto.-sonrió.

Ella se quitó sus zapatos y estuvimos caminando un rato en silencio por la orilla de la playa, hasta que ella decidió hablar.

-No sé por qué me has escrito, pero deberíamos hablar de lo que pasó la noche de la playa.

-Nos besamos.- afirmé.- Te besé, para ser exactos.

-Cierto. Y bueno, no es que no...

-¿No te gustó?- la corté

-¡Sí! Es decir, no sí en plan ¡sí!, sí más en plan, sii, pero sí.

-¿Insinúas que soy buen besador?

-No. Es decir, sí...- se puso roja como un tomate, y al darse cuenta se tapó la cara. No pude evitar echarme a reír.- Dios, otra vez lo estoy haciendo, ¿verdad? Pensarás que soy ridícula.

-No eres ridícula, Ash.- aseguré.

-Ya, bueno. Un poco sí. O al menos eso piensan todos.

-¿Qué importa lo que piense la gente? La gente que critica a los demás es porque se sienten demasiado inseguros consigo mismos.

-Eso dice Marissa...

-¿Quién?

-Ah, Marissa. Mi psicóloga.

-¿Vas al psicólogo?

-Sí, ¿algún problema? Yo quiero ser psicóloga.- noté que se molestó.

-Por supuesto que no hay ningún problema, no lo decía en ese tono. Yo también voy. Desde que murió mi hermana. Y es lo más normal del mundo. Creo que a todos nos vendría bien ir, ¿sabes? Hasta a la persona más perfecta. Tener a alguien que no te juzgue siempre es bueno. Y estoy seguro de que serás una genial psicóloga.

-Tienes razón. Y gracias.

-Eres la única que sabe que voy, aparte de mi padre.

-¿Por qué no se lo has dicho a Sarah y los chicos?- curioseó.

-No sé, es algo muy íntimo. Antes me avergonzaba de ello. Ni siquiera sé por qué.- respondí. - Bueno, volviendo a lo de antes. Seguro que fue el mejor beso de tu vida.

-Tampoco fue para tanto, creído.- me picó.- Estuvo bien, pero nunca nada funcionaría entre nosotros. Era un beso pues eso...yo que sé- lo enunció tan segura que tuve que aparentar que no me decepcionó.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora