AUSTIN
No sé por qué me había acercado a hablarla. Posiblemente porque no la quitaba ojo desde que entró a la fiesta con ese vestido negro y el moño desaliñado, o porque estar con Hailey ya no se me hacía tan entretenido. Habíamos estado bailando y charlando, pero poco más.
-Estás raro. Y eso que hace mil años que no nos vemos. ¿Te pasa algo, Austin?- me había preguntado minutos antes, cuando sonaba una canción lenta que a ninguno le apetecía bailar.
-No. Estoy normal, como siempre. Es sólo que no me esperaba verte aquí.- respondí.
Era verdad. Hailey siempre andaba viajando, como yo. No le gustaba estarse quieta en un mismo lugar y siempre andaba de aquí para ya. Además, hacía la universidad a distancia mientras le iban saliendo trabajos por todos lados. Había sido modelo de anuncios, camarera, dependienta...
La conocí el verano pasado en un viaje a Londres que hice yo solo. Me encantaba viajar solo. En general, me encantaba pasar tiempo conmigo mismo, y no veía mejor forma de gastar el dinero que viajando.
Ella estaba allí haciendo una campaña publicitaria en el hotel en el que yo me alojaba, y surgió atracción entre nosotros. Éramos los dos unos críos de dieciocho años recién cumplidos, pero fue la primera chica que me gustó de verdad, y no fue solo atracción física. Sin embargo, después del verano, los dos lo teníamos muy claro. Ninguno iba a cambiar nada de su vida por el otro. No éramos dos tontos enamorados.
Nos veíamos a veces cuando ella se pasaba por California, y pasábamos un buen rato. Pero, no sabía por qué, aquel día su visita no me había agradado tanto.
Estaba...¿incómodo con ella? No sabía por qué.
En cualquier caso, ahí estaba, hablando con la morena malhumorada.
-Está bieeeen.- accedió. Le había dicho de hacer una locura. 'Locura', llamémoslo así.
-¿Ves todos esos canapés? Vamos a coger algunos y a meterlos en la cesta que hay justo al lado de la señora estirada esa de la esquina. Y también algún mantel. Y una botella de vino.
-Eso es robar, Austin. - sus intensos ojos marrones me miraron, y sus rasgos de niña pequeña se arrugaron.
-No es robar, Ashley. Es tomar prestado.
-¿Pero qué vamos a hacer con eso?
-Escaparnos, obviamente.
-¿Qué? No, no podemos. Es la fiesta de Sarah.
-Vaaaamos, porfa.- le rogué con voz de niño pequeño.
-Tú los robas, yo no quiero tener nada que ver con es...- no escuché el resto de su frase porque me encontraba cogiendo sigilosamente comida, un mantel y bebida. Algunas personas me miraban, pero nadie me decía nada. Igual sería lo más normal del mundo robar comida en una fiesta sofisticada como esa.
Le indiqué a Ashley con un gesto con la mano que ya podía venir, y no pude evitar reírme al ver su expresión poniendo los ojos en blanco, como de costumbre. Sin que nadie nos viera, la cogí por la muñeca y nos escabullimos por una escalerilla que conducía a tierra.
Lo siento papá, esta fiesta es un tanto aburrida.
Corrí por instinto hacia la playa, y ella me siguió.
-Eres...un...- jadeó, por la pequeña carrera que acabábamos de echar.- agh...yo...ya está.
-Bueno, ya te he escabullido de la gala. Me darás las gracias.
-No. Es la fiesta de Sarah, y la he dejado tirada allí. Nos hemos escapado sin más, eso no está bien Austin. Además, cuando nuestros padres no nos vean en el barco, se preocuparán.- aseguró, recobrando el aliento.
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INEFABLE
Novela Juvenil[TERMINADA] La vida de Ashley Cooper cambió para siempre el día que su padre murió en un accidente de coche. Desde entonces, nada parecía importar ya. Ashley estaba a punto de darse por vencida cuando le conoció a él. Un verano. Tres meses. Dos pe...