AUSTIN.
Ni una nota o mensaje.
Ashley había hecho una huida en toda regla. Me desperté desorientado, con el sol dándome de frente, y al recordar donde estaba, y la noche anterior, me sentí...Ni siquiera sé cómo expresarlo. Instintivamente, miré hacia el otro lado de la manta para encontrármela completamente vacía. ¿Por qué había huido de mí?
Aquella noche la había besado. No tenía pensado hacerlo, pero al tenerla ahí enfrente mía, con sus enormes ojos marrones llenos de curiosidad, su nariz respingona llena de pequeñas pecas y sus finos labios húmedos, no pude resistirme. No sé que me estaba pasando con esta chica.
La llamé dos veces, ya que tenía su número, pero saltó el contestador. Pensé en ir a buscarla a su casa, pero parecería un acosador. Supuse que se habría sentido incómoda, arrepentida, o que quizás el beso no fue de su agrado. Fuese como fuese, no paraba de comerme la cabeza.
¿Por qué? No lo entendía. Era solo un beso cualquiera.
No era un beso cualquiera.
Decidí que no la agobiaría, total, nos acabaríamos viendo tarde o temprano. Tampoco es que yo quisiera hablar del tema. Nos habíamos besado. Punto. No tenía importancia, había sido un impulso.
Fui a ver a mi padre y a cambiarme de ropa, y puse rumbo hacia la playa.
Me pasé todo el día entre las olas, como siempre hacía cuando necesitaba pensar u olvidarme del mundo por unas horas. Dudé si ir a ver a Hailey, ya que se iba a quedar unos días más por aquí, pero terminé descartando la opción. Quería estar solo. Ni siquiera contesté a los mensajes de Mark, que me preguntaba curioso qué había pasado. Sólo estábamos mi tabla, el mar y yo. Todo lo que necesitaba en ese momento. O al menos, de eso me quería convencer.
Estaba a punto de irme cuando una sombra de pelo negro de uno ochenta se me acercó. Peter. ¿Qué narices quería este ahora? No estaba para discutir en ese momento.
-¡Eh, Aquaman! Poco más y esa tabla se te convertirá en un órgano vital.- me picó, con su expresión seria de siempre.
Apreté la mandíbula y salí del agua en su dirección.
-¿Qué quieres, Peter? Los dos sabemos que no has venido a que juguemos al parchís.- respondí, adoptando también una posición seria.
-Pues no, precisamente. Vengo a hablar contigo.
-Hasta ahí llego, gracias. ¿Sobre qué, exactamente? Porque no es que sea lo que más me apetezca del mundo.
-Jayden salió de la cárcel ayer a primera hora. - confesó, y no pude evitar quedarme en silencio al procesar lo que acababa de decir.
-¿Estás de coña? ¿Tan bueno era el maldito abogado?- pregunté, totalmente boquiabierto.
No había estado nada.
-Sí. No exageraba. Ha estado menos de un año. Y gracias al ricachón de su padre, nada queda en su expediente.
Me encontraba flipando.
-Menudo capullo. - puntualicé, y Peter asintió.- ¿Querías contarme algo más? ¿No irá a venir aquí, verdad?
-No lo sé. Te digo esto porque un colega de San Francisco le vio anoche en un bar, pero no sé nada más. Y tampoco quiero. No quiero verle ni saber nada de él nunca más. - hizo un amago de irse, pero se dio la vuelta y me miró.- Ah, ayer hablé con Ashley. Es una chica encantadora, con todo lo que ha sufrido.
Sentí una punzada de celos.
-Me contó lo de su padre.- prosiguió.- y...
-No.- no le dejé acabar.- No es ella, Peter.
-¿Ni siquiera se te ha pasado por la cabeza? Encajan demasiadas piezas...
-Sí, pero sería de locos. Imposible.
-Déjame investigar más. Me voy. - sentenció, y se marchó por donde había venido.
Yo me quedé una hora más en el mar, pensando una y otra vez, dándole vueltas a todo.
Debía hablar con ella.
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INEFABLE
Teen Fiction[TERMINADA] La vida de Ashley Cooper cambió para siempre el día que su padre murió en un accidente de coche. Desde entonces, nada parecía importar ya. Ashley estaba a punto de darse por vencida cuando le conoció a él. Un verano. Tres meses. Dos pe...