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AUSTIN

Había pasado una semana desde que Ashley me llamó en plena noche porque tuvo una pesadilla relacionada con el accidente.

Desde entonces, yo tampoco podía dormir bien. Estaba inquieto, dándole vueltas todo el rato. Y también a mis sentimientos. 

Hasta mi padre lo había notado.

-¿Te gusta Ashley?- fue directo al grano al preguntarme por ella hacía unos días.

Últimamente es que estaban todos erre que erre con el tema.

¿Tanto se me notaba? 

Sí.

No quería abrirle mi corazón aquí a él también, así que le solté un simple: 'somos amigos'. Yo también le pregunté sobre Jennifer, la madre de Ashley, pero también evadió el tema.

Si le gustaba, me alegraba por mi padre, porque sus novias desde el divorcio no es que fueran muy duraderas. Pero también estaba la parte de que sería un tanto incómodo que nuestros padres empezaran a salir. 

El caso es que, no podía negar que me había dolido el hecho de que yo le dije que estaba enamorado de ella, y ella no supo decir nada. Pero no quería forzar nada. Seguíamos con nuestra rara relación. 

El día de la pesadilla Ashley no salió de casa. No quería ver a nadie, y según contó su madre, se pasó el día en la cama. 

Aquel día, después de pasar la noche con ella, estuve surfeando horas sin parar.

Era la mejor medicina del mundo. 

Estaba sumido en mis pensamientos, en una hamaca de la playa, cuando Peter se me acercó. ¿Cómo no tenía calor? Siempre iba demasiado abrigado.

Mientras iba caminando hacia mí, me di cuenta de que su cojera había desaparecido por completo. Me sentí bien al recordar que los médicos le dijeron que la tendría permanente, pero al parecer no. 

-¿Qué pasa, Thompson?- le llamé por su apellido para meterme con él, porque él lo odiaba.

Me sacó el dedo corazón al instante, y yo me reí entre dientes.

-Vengo a hablar contigo.

-Siempre dices lo mismo y creo que ya es bastante obvio.- rodé los ojos.- Siéntate, anda.- le hice un hueco en la hamaca, incorporándome. 

-¿No tienes calor? Un día te va a dar algo.- le aseguré.

Él puso los ojos en blanco. A ver, estaba atardeciendo, pero aún pegaba. 

-Me encontré a Brian el otro día.- me informó.

-Yo hace bastante. ¿Y qué? 

-Sabe que Jayden ha salido.

-Lo sé. 

-¿Tú lo sabes todo, no?

-No, pero justo eso sí. 

Volvió a entornar los ojos.

-¿Has hablado con Ash?- cuestionó.

¿Ash? ¿Ahora él la llamaba Ash?

-Somos vecinos y del mismo grupo de amigos. Lo raro es que no hable con ella.- puntualicé.

-Digo de ese tema.

-¿Estás loco? Obviamente no. Su madre casi me amenazó de muerte como se lo dijera. 

-Creo que deberías hacerlo. 

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora