ASHLEY
Me encontraba hablando con Peter, y la verdad es que me sentía muy cómoda, pero hacía un rato que perdí el hilo de la conversación ya que me dedicaba a buscar a Austin con la mirada. Totalmente de acosadora, sí. Pero es que algo raro se apoderaba de mí cuando le veía con la tal Hailey. Supongo que era por todo lo malo que me había contado Sarah de ella. Según parece, se odiaban desde que se conocieron por primera vez. Sarah dice que hasta manipulaba a Austin, y aunque entre ellas dos apenas se ven, cuando lo hacen puede arder Troya. La verdad, tampoco la iba yo a odiar sin conocerla, porque si algo aprendí de mi época en el instituto es que los prejuicios son horribles, y que si te crees todo lo que te cuentan de todos, acabarás odiando a todo el mundo.
Pero tampoco me caía estupendamente, las cosas como son. Era guapa, parecía inteligente, y bueno...lo de buena persona no estaba muy claro. Y se me ponía un nudo en el estómago cada vez que la veía acercarse a Austin ya sabéis...con esas intenciones. Y no entendía por qué me pasaba eso. Austin y yo no éramos nada, y él podía hacer lo que quisiera con quien le diera la real gana.
Austin ni siquiera me gustaba.
Bueno...
Cállate conciencia.
Gracias.
-Ashley, ¿me estás escuchando?- me preguntó Peter, sacándome de mis constantes ensoñaciones.
-Sí, sí, perdona. Me he quedado empanada.- solté una leve risa, pero de un momento a otro, su cara se tensó y cambió completamente. Se quedó pálido.
-Peter, ¿estás bien?- vi que estaba mirando hacia un lugar concreto, por lo que yo también giré mi cabeza. Austin también estaba por allí y parecía que iba a reventar un edificio si se lo proponía. Era un Austin serio que aún no había conocido.
Descubrí que miraban a un chico de unos veinte o veintiún años que acababa de llegar a la playa. Era alto, muy corpulento, y con los brazos llenos de tatuajes. Llevaba camiseta y pantalón negros, y unas zapatillas de suela gorda. Imponía muchísimo, y hasta daba miedo. Peter se acercó a Austin, y el chico se quedó mirándoles después de coger una cerveza y saludar a un par de chicos. Caminaba como si eso fuera suyo y fuera el rey del mundo.
Sarah dejó lo que estaba haciendo y también se colocó al lado de ellos. Yo, por instinto, hice lo mismo para no quedarme ahí como un pasmarote. No tenía ni idea de quien podía ser ese chico, pero por sus caras no era alguien que les cayera de perlas.
Qué lista, Sherlock.
-Jayden.- murmuró Peter.
-El único e inigualable. Qué bien sienta volver aquí y veros a todos.- exclamó mientras le daba un trago a la cerveza. Miró a Peter y a Austin.- ¡Si son mis amigos Thompson y Adams! Creía que nunca os volvería a ver, después de que me abandonarais y pasarais de mí después de todo lo que vivimos juntos. En fin, que curiosa la vida.- sonrió de forma gatuna.
-¡Y Sarah Harris!- continuó, dirigiéndose a Sarah esta vez, la cual puso una cara de enfado.- La hija del alcalde Harris, cada día estás más buena, y creía que eso era imposible.- se rio de una forma estremecedora.
¿Quién sería ese tal Jayden y de qué le conocerían? Yo escuchaba y veía la escena atentamente, y a punto estuve de pedir que me trajeran palomitas.
-Que te den, imbécil.- rechistó Sarah.
-Jayden, ¿Qué haces aquí? Que yo sepa no te quedan amigos.- replicó Austin, que apretaba los puños con fuerza.
Oh, oh. No se irían a pelear.
-Ahora que he salido de aquel infierno en el que me metisteis, me apetecía volver a casa. ¿Es que no puedo? Supuse que estaríais todos aquí por la estúpida competición esa. - bufó, y su alto tono de voz hizo que más personas miraran expectantes hacia donde estábamos.
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INEFABLE
Teen Fiction[TERMINADA] La vida de Ashley Cooper cambió para siempre el día que su padre murió en un accidente de coche. Desde entonces, nada parecía importar ya. Ashley estaba a punto de darse por vencida cuando le conoció a él. Un verano. Tres meses. Dos pe...