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ASHLEY

-Esta canción es preciosa.- afirmó Peter, quitándose los auriculares y sentándose como los indios en mi cama.- ¿Y dices que te la ha dedicado?

Asentí, riéndome ligeramente. 

-Madre mía. Está demasiado enamorado. Nunca había hecho algo así por otra persona. No me imagino a Austin siendo así de romántico. 

-Yo tampoco. Y me da miedo, no ser suficiente para él. Él hace un montón de cosas y tiene un millón de detalles conmigo, y yo...soy un desastre.

-No eres un desastre, Ash. Si no fuera más gay que nada, ten por seguro que estaría colgado por ti.- se echó a reír. 

Le correspondí la risa. Peter y yo siempre nos habíamos llevado bien, y ahora que teníamos más confianza me alegraba poder considerarle un buen amigo. Aún seguía sin saber bien por qué Austin y él se guardaban algo de rencor, pero prefería no sacar el tema. Estos días parecía que se llevaban mucho mejor. 

-Tú eres más que suficiente. Pero si quieres hacer algo por él...no sé, llévale a surfear.

Resoplé.

-¡Siempre estamos surfeando, Peter! Bueno, yo no, pero él sí. Quiero hacer algo original. 

-Cocínale macarrones. Es su plato favorito. 

-No sé cocinar, Peter. Se me da peor que a él, incluso.- me crucé de brazos.

-Invítale a cenar. No sé, Ashley. Yo no soy romántico. Me limito a ser antipático pero luego siempre consigo una buena...- no le dejé acabar.

-¡Vale, vale! No hace falta que me cuentes los detalles de tus ligues, Peter. 

-Bueno, vale. Yo ya te lo he dicho. Vamos a comer anda.

Asentí.

Me despedí de mi madre y me encaminé con él al puesto de tacos donde habíamos quedado para comer Mark, Kate, Sarah, Austin, Peter y yo. 

Saludé a Austin con un beso en la mejilla, pero él se me adelantó para dármelo en los labios. Sonreí y cogí de su muñeca mi goma del pelo, que habitualmente estaba ahí. Él decía que también quería llevar algo mío, como yo con su pulsera, camisetas o sudaderas.

Saludé a los demás también y a Sarah con un abrazo, pero la noté algo rara, así que me apresuré a preguntar, sentándome a su lado.

-¿Estás bien?

Parecía un poco deprimida y apática.

Hubo una pausa durante unos segundos.

-Sí, sí. Es que me he peleado con mis padres.- resopló.- Dicen que aunque ya sea mayor de edad, no puedo pasarme todo el día en la calle y con vosotros. ¡Creen que muchos sois una mala influencia! Menos Austin, que le conocen de toda la vida. Estoy deseando que vuelva a empezar la uni y alejarme de ellos. 

-Es que no me lo puedo creer.- continuó.- ¡Ni que fuera una niña pequeña, joder! Si luego ellos son los primeros que ni pasan por casa. Mi padre se pasa la vida en reuniones, haciendo eventos, o con gente que ni conoce. 

-Que mal.- comentó Mark. 

Sarah asintió.

-¿Pero sabéis qué? Que me da completamente igual. No tienen derecho a decidir quiénes son mis amigos. Me escaparé de casa como otras tantas veces si es necesario. 

La abracé por detrás. Había ido un par de veces a la casa de Sarah, pero en ninguna ocasión me había cruzado con sus padres. Siempre estaba una mujer, la que limpia la casa y cocina. 

Sarah tampoco me había hablado mucho de su familia, solo que su padre era el alcalde y como a simple vista se veía, tenían bastante dinero. Y aunque desde lejos parecieran la familia modelo, nada es lo que parece. 

Vino un empleado a tomarnos nota, sacándome de mis ensoñaciones.

Todos pedimos tacos con diferentes ingredientes y bebida, menos Sarah.

-¿Tenéis ensaladas?- el camarero asintió.- Pues una ensalada. Pero no la aliñes con aceite. Y una botella de agua.- pidió Sarah. 

El resto de la comida yo también estuve un poco en mi mundo. Apenas hablé. Mi cabeza no paraba de darle vueltas y sobre pensar todo. Cuando salimos del restaurante para pasar un rato en la playa, Austin lo notó. 

-Estás rara. ¿Te pasa algo?- se puso enfrente mía, obligándome a subir levemente la cabeza para mirarle bien a los ojos. 

¿Tanto se nota?

-No.- mentí. 

Estaba algo preocupada por Sarah, y por lo que le había comentado a Peter esa mañana. Seguía pensando que debía tener un buen detalle con Austin. Y también porque necesitaba contarle de la mejor manera que íbamos a estar a cuatro mil kilómetros un año entero, jeje. 

-Sí, Ash. Te conozco un poco ya, ¿no crees? Vamos, cuéntamelo. 

-Mhm, no sé. Me preocupa Sarah. Parecía triste.

-Honestamente, conozco a Sarah y a su familia desde hace mucho tiempo. Mi padre y su padre son amigos, aunque creo que es más por formalidades que otra cosa. A mí nunca me han caído bien sus padres. Con perdón, son unos idiotas. Así que Sarah se lleva revelando y enfrentando a ellos toda su vida. A ver, la quieren, supongo, pero no son los padres ideales.

-Ya veo.

-Así que no te preocupes por ello, Sarah siempre sale adelante. Es una chica fuerte y si le tiene que plantar cara a sus padres, lo hace. No tienes de qué preocuparte. Ella está bien.

Asentí. Sarah siempre parecía que estaba feliz, animada, y siendo el alma de la fiesta. A simple vista, su vida parecía perfecta. Pero supongo que como todos, ella también tendría problemas.

Sentí ganas de darle un abrazo. Era una gran amiga.

-Pero sé que te ocurre algo más.- masculló el rubito. 

Respiré hondo y decidí intentar hacer algo romántico por primera vez en mi vida.

Era rarísimo yo siendo romántica, pero se iba a intentar. 

-¿Quieres cenar conmigo esta noche? Yo invito.- propuse. 

Por su expresión pude ver que no se lo esperaba.

Lo consideró un segundo, pero no tardó en aceptar.

-Ehh, sí, sí. Claro que quiero cenar contigo. ¿A qué se viene esta invitación?- su cara pasó del asombro al susto.- Oh, no. ¿Es nuestro aniversario? ¿Ya ha pasado tanto tiempo? ¿Ya es tu cumple? ¡Si es la semana que viene! 

Solté una risita nerviosa.

-No, no. No es nada de eso. Simplemente me apetece invitarte. Paso a recogerte a tu puerta, que está al lado de la mía así que no quedará muy romántico pero bueno, a las ocho en punto. Estate listo. 

-¿A dónde me vas a llevar? ¿Conoces sitios de aquí? 

-Te sorprenderías, Austin Adams.- exclamé.

No conocía sitios. 

No tenía ni idea de adónde le iba a llevar.

Mierda, eso me pasaba por ser tan impulsiva. 

Ni siquiera sabía si tenía dinero.

Pero bueno, estaba segura de que sería una noche increíblemente bonita. 












INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora