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ASHLEY

Estuvimos un rato más paseando por allí, y me era inevitable reírme de la absurda fobia que tenía Austin a los tiovivos. Yo no era la más indicada para cachondearme de los miedos de los demás, pero, honestamente, me lo puso a huevo.

Estaba atardeciendo cuando decidimos volvernos ya. Habíamos ido en su coche, y la verdad, me había tenido que convencer mucho para que me subiera.

Desde el accidente me daba pánico montar en coche, y más si no sabía cómo conducía el conductor. Aunque fue Austin el que condujo hacia Los Ángeles. Por alguna extraña razón, él me aportaba seguridad. Eso me gustaba.

-Sube.- me indicó, señalándome el asiento de copiloto, a su lado. 

Suspiré y asentí, sonriéndole ampliamente. Aquella tarde me lo había pasado genial. Había disfrutado como una niña pequeña, sin preocuparme de nada más. Y Austin...me había estado provocando mariposas en el estómago a cada rato.

Eso me asustaba y gustaba a partes iguales. 

Austin no iba demasiado rápido, pero lo suficiente como para si sacabas la cabeza por la ventanilla, podías sentir el viento en la cara, mientras veías el increíble paisaje costero que ofrecía California. 

Miré a Austin. Se había puesto unas gafas de sol, que combinaban perfectamente con todo su atuendo y su piel bronceada. Su pelo rubio seguía revuelto, y su marcada mandíbula decorada con una sonrisa hizo que mis huesos se derritieran. Me parecía de lo más sexy verle conducir, con sus delgadas pero grandes manos acompañadas de anillos, y las uñas que le había pintado,(ya casi quitadas), en el volante. 

Aparté la mirada, incómoda, cuando él ladeó su cabeza hacia mí. 

-¿Pongo música?- ofreció.

Asentí.

Él ajustó la radio, sonó Roses de The Chainsmokers. Y me pareció que no podía ir mejor con aquel momento. 

-Take it slow, but it's not typical

-He already knows that my love is fire

-His heart was a stone, but then his hands roam

-I turned him to gold and it took him higher

Empecé tarareando, pero no quise fingir que no me sabía demasiado bien aquella canción. Era uno de mis temas favoritos. 

Le miré, y él también empezó a cantar. ¿También se sabía esa canción? 

-Oh, I'll be your daydream, I'll wear your favorite things- continuó cantando él, sin parar de sonreír.

-We could be beautiful. Get drunk on the good life, I'll take you to paradise- seguí yo.

Empezó el estribillo y los dos nos vinimos arriba. Saqué levemente la cabeza por la ventanilla. El pelo se me volaba por el aire, y apenas veía, pero no me importaba. Gritaba la canción a los cuatro vientos, con él a mi lado, con el atardecer y la playa de fondo. Juré que si eso era un sueño no quería despertar nunca. 

-Deep in my bones, I can feel you. Take me back to a time only we knew

-HIDEAWAYYYYY

-Say you'll never let me go

La canción iba en su mejor parte, y la adrenalina que sentía era indescriptible. No había nada ni nadie más. Él y yo solos. 

Nos miramos, y sentí una complicidad que nunca había sentido con nadie antes. 

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora