5.

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ASHLEY

-Me alegra que hayas venido.- me susurró Sarah mientras nos poníamos los neoprenos.

La sonreí. 

A mi también, sólo que voy a entrar en pánico como salga un tiburón o cualquier tipo de pez.

No sabía ni por qué estaba allí. Seguramente porque me apetecía morir ahogada, o algo por el estilo. No sabía bucear. Mi padre también me enseñó a nadar y eso, pero no es que fuera muy buena en ello. Iba a hacer el ridículo delante de ellos.

-A ver, yo iré primero. - informó Peter mientras se ajustaba las gafas y se sentaba en el borde del barco. Eran las primeras palabras que le había escuchado desde la noche anterior. Me extrañó. Tampoco es que yo parloteara sin parar, pero bueno, ya me entendéis. 

¿Cómo demonios había acabado yo allí si me daban pánico los barcos? Por no mencionar que conocía a esa gente de un día y perfectamente me podían haber traído allí para matarme y tirar mi cuerpo.

Tan positiva como siempre.

Austin le dio un empujón y cayó de espaldas al agua. Luego fue Mark, y luego Sarah.

-Te toca, Ashley. - recalcó Austin.

-No sé si voy a poder. De verdad, soy una patosa, se me da fatal, y el mar me da pavor. ¿Estamos seguros de que aquí no hay tiburones?

Austin se rio de mí como ya era costumbre en el día y medio que hacía que nos conocíamos.

-Ashley, estamos prácticamente al lado de la orilla. Y no te preocupes, solo respira normal que tenemos aire de sobra en la bombona. De todas formas, si te agobias, subes y ya. Pero intenta disfrutar del paisaje. - dicho eso, me empujó. Sí, sí, me empujó sin avisarme. No me dio tiempo a gritarle algún insulto, porque de repente estaba en el agua.

Las gafas me permitían ver todo tipo de peces y animales marinos. Era verdad, el arrecife era precioso. Distinguí a Sarah, Mark, y Peter al lado mío, y poco después, se unió Austin. Era...increíble. De esas sensaciones que sientes que no es real. Me sentí libre, como un pez más. Una vez allí, me alegré de haber ido. Austin me sobresaltó por detrás, y pensaba que era un tiburón. Le saqué el dedo corazón y supe que se reía porque burbujitas escapaban de su tubo.

Salimos a la superficie algo más tarde. Yo, como no, casi me mato intentando subir al barco, y todos se rieron, pero el bueno de Mark me ayudó.

-¡No me digas que no ha sido increíble!- gritó Austin, sacudiéndose el pelo.

-No ha estado mal.- comenté.

-Dilo.- ordenó.

-¿Qué?- pregunté, confusa. 

-Di que te ha encantado, Ashley. Sé que te ha encantado.- replicó con aires de chulo.

-No voy a decir eso, Austin.

-Dilo o te vuelvo a tirar al agua.

Qué insistente era, dios santo.

-Está bieeeen- acepté entornando los ojos.- Me ha encantado, me alegro de haberte hecho caso y venir porque eres el mejor haciendo planes.

-Una vez más, Austin consigue lo que quiere.- añadió Peter en tono divertido, pero noté un toque de resentimiento en su voz.

De pronto, sin yo esperarlo, me empecé a reír. Risa floja, claro. De nervios. Me reía de mí misma en realidad, pero pareció que a los demás también les hizo gracia. 

-¿Qué ocurre?- preguntó Sarah, que se unió de inmediato a la risa sin saber a que se debía.

-¡Te he hecho reír! ¡Ashley sabe sonreír!- recalcó Austin- ¿Pero por qué te ríes?

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora