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ASHLEY

30 DE ENERO.  23:09 P.M

VANCOUVER, CANADÁ. 

-No entiendo por qué te pones así. Sólo te he hecho una pregunta.- murmuró papá, ladeando la cabeza para mirarme. 

Yo resoplé, poniendo los ojos en blanco, sin apartar la vista de mi teléfono. Stella y Lisa habían quedado para ir al parque de atracciones, y no paraban de subir historias sobre eso. 

Honestamente, me esperaba que no me hubieran invitado. Ya era algo habitual. 

Estaba haciendo caso a mi padre y ya no me juntaba tanto con ellas. Durante el último año, solo iba con muy malas influencias, y eso había afectado a mi comportamiento, según mi padre. 

Estaba de resaca muchos días, aunque por suerte ninguno que hubiera instituto. No sé qué haría si el expediente se me jodiera. Estaba empezando el segundo trimestre de mi último año de instituto, y mis notas debían ser perfectas si quería entrar en la NYU. 

-Es que no me apetece hablar del imbécil de Ed ahora mismo, papá.- rechisté. 

-Me contaste que rompisteis, pero no lo que pasó. ¿Te hizo algo? 

-No.- mentí.

El idiota me había puesto los cuernos acostándose con Martha Lewis. Cómo odiaba a esa, y ahora aún más. 

Ed nunca le cayó muy bien a mi padre y sabía que si se lo decía era capaz de ir a su casa y formarle un pollo de cuidado.

Y sinceramente, no me apetecía tener que volver a hablar con él. 

-Ash, ¿ya dejaste de hablar con Stella y esas no? Sabes que si te vuelvo a pillar bebiendo o haciendo algo que no debas la bronca será monumental. Que solo tienes diecisiete años. 

-Sí, papá.- accedí, sabiendo que la mayoría de gente de mi edad ya bebía y hasta perdido la virginidad. 

Yo la perdí con Ed el año pasado, poco antes de romper. Me arrepentía cada día de eso. 

-Oye, ¿sabes algo de mamá? - inquirí. 

-Lo último que sé de ella es que se fue a Paris a pasar las vacaciones de Navidad. 

-¿Con Roger?

-Eso no lo sé, hija. No estoy al tanto de los novios de tu madre. 

-No, si yo tampoco.- solté una risa amarga, sin apartar la vista de mi móvil.- Se va de vacaciones con un casi desconocido por no pasarlas con los abuelos, o con nosotros. Increíble. 

-Sabes que eso no es así. Tu madre va a verte siempre que puede, pero sabes que esta Navidad no le tocaba. 

-Yo quiero vivir siempre contigo, papá. Mamá no me entiende.- protesté.

Era verdad. Mi madre y yo nunca tuvimos la química que tenemos mi padre y yo. Pero bueno, la quería igual. 

-No digas eso, cariño.

Suspiré. Mi padre era siempre tan comprensivo. Yo no había heredado su paciencia. 

-¡AGH! Se suspende el entrenamiento de mañana.- informé, mirando el mensaje que me acababa de llegar.- ¿Por qué todo me sale mal?  Joder.

-Esa boca, Ashley.- me reprimió papá, con la vista fija en la carretera. 

Íbamos de camino a casa después de pasar el día fuera, y en la oscuridad de aquella noche de invierno era imposible ver algo. 

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora