Capitulo 19: Almas gemelas

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DAVIS

No quería sentirme así, quería marcharme lejos, olvidarlo todo. Durante mese me estuve imaginando esta escena;  A Emma de vuelta, arrepentida, esperándome con los brazos abiertos al igual que yo. Pero ahora todo era distinto, tenía otra vida nueva que compartía con otra persona, con Mía. Y allí, entre el ruido del coche en marcha y mis pasos apresurados hasta la casa no llegaba a escuchar ni mis propios pensamientos .

Quedaba poca gente y una tarta con glaseado rosa estaba por todos los platos de los invitados. Mis ojos la buscaban con desesperación, a la chica que hace años me había llevado a la Luna, pero que me empujó para caerme de ella.

Quería despertarme de esta pesadilla, abrir los ojos y ver a Mía a mi lado escuchando a los pájaros a la luz de los primeros rayos del sol.

Busqué en cada habitación, en cada minúsculo rincón... Nada.

Mis nervios se estaban apoderando de mí, mis manos temblaban, al igual que mis piernas.

Entonces abrí aquella puerta, haciendo que todo cambiara, haciendo que me arrepintiera en ese preciso momento.

Trevor y Emma estaban allí, sentados en la pequeña cama situada en el centro del cuarto. Los dos me miraron y Trevor se levantó. No era capaz de hablar, de gritar o llorar, quería pero no podía.

Ni siquiera me di cuenta cuando salió de la habitación dejándonos solos allí.

-Estás muy guapo.- Estábamos frente a frente. Aunque la sentía muy lejana a mí.Como si aquella chica fuera una desconocida y no como mi primer amor.

-Recibí tu mensaje, estuve pensando en llamarte, ¿sabes?. Quería volver a ir tu voz otra vez.-

Tragué saliva y me alejé unos centímetros de ella, no podía estar tan cerca .

-¿Qué haces aquí?-

-Cuando me marché, seguí manteniendo el contacto con Trevor, hace una semana me dijo que iba a hacer esta fiesta para su bebé y bueno, quise venir a verte. A saber como estabas. Te echo de menos.- Sus manos se situaron en mi cuello rodeándolo y volviendo a hacer que desapareciera el poco espacio que había entre nosotros.

-Para Emma.- Me aparté para que sus manos dejaran de tocar mi cuello y dejé de mirar sus ojos azules, porque si seguía iba a desplomarme en el suelo en un segundo.

-Sin ti me va mejor, me jodiste el Alma Emma , ¿Entiendes eso? Y ahora vienes aquí,  como si nada. He tardado mucho en volver a ser yo, no me jodas . Para por favor. - Necesitaba marcharme y no volver a verla.

-Esa chica, es por ella ¿no?, vi como la mirabas, tú solías mirarme así, antes de lo que pasó.-

-Me dejaste tirado, con el corazón en pedazos. Emma quise morir, estuve meses llorando, sin comer, emborrachándome en cualquier bar intentando olvidarme de tu rostro. He tardado dos años en dejar de pensar en ti. Te lo vuelvo a repetir, déjame en paz.- Le di un pequeño empujón para salir de allí, no podía más.

-Espera.- Estaba de espaldas a ella, con la mano en el pomo de la puerta esperando a que mis pies reaccionaran, pero no lo hacían.

-Davis mírame. - Sus ojos estaban cubierto de lágrimas.

-Te quiero.-

Había olvidado como se oían aquellas palabras en su boca, aquel dulce sonido que se había tornado en algo amargo.

-Mírame y dime que ya no me quieres, dime que estás enamorado de esa chica Davis y te dejaré en paz.-

Quería hablar, pero mis labios estaban sellados, no era capaz. Solo me venían a la mente los recuerdos, los viajes, las canciones... La quería, claro que sí, pero no de la misma manera que antes.

-También llevo dos años intentando olvidarme de ti, pero no ha servido de nada. Sigo buscándote en cada rincón, en cada bar, con la esperanza de que estés allí para poder acercarme y volver a besarte. Te quiero Davis Miller, y por eso he vuelto.-

-Emma...-

Volvíamos a estar mirándonos a los ojos. Sus manos subieron hasta mi cara, haciéndome que me estremeciera por completo. Su tacto, hacía años que no lo sentía. Quería huir pero aunque me odiara por ello, a la vez quería quedarme así, solo por unos minutos, nada más.

-Cuando me marché, tenía la esperanza de que me buscarías. Trevor me dijo que lo chantajeaste y que te había dado mi número. Estuve toda una semana pendiente del teléfono, ilusionándome cada vez que salía un número desconocido pensando que serías tú. Pero no me llamaste.

Cuando me escribiste, mi corazón se paró, me bloqueé, pero Davis te juro que, ahg, sonreí ¿sabes?, pensar en la primera vez que te tuve delante, pensar en nuestras primeras palabras, en nuestro primer beso. Deseé volver a cuando estaba todo bien, cuando estábamos juntos, cuando nos despertábamos y tu me preparabas aquel Té verde mientras tu decías lo mucho que odiabas su olor. Me acordé de nuestro viaje a aquella playa alejada de todo, quedarnos horas en el hotel, viendo pasar la tarde y escuchar el ruido del mar mientras que tú me dabas esos masajes en los pies.

No es que te quiera Davis Miller, es que eres mi alma gemela. Dame otra oportunidad por favor, te necesito.- Tenía una sonrisa sincera y los ojos hinchados.

No sé por qué lo hice, pero destruí a la persona que más quería de la misma forma que me habían destruido a mí dos años atrás. Pero en ese momento, mi mente y mi corazón estaban peleados, sin ponerse de acuerdo, haciendo que cometiera el mayor pecado.

Mis manos agarraron su cintura y sus manos se posaron en mi cuello, haciendo que nos acercáramos mucho más, provocando un beso largo, lleno de melancolía y deseo.

Alma MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora