Capitulo 35: Lo siento

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DAVIS

Ya llevábamos unos cuantos días instalados allí, pero las cosas seguían muy tensas entre Mía y Alexia. Era una sensación rara porque yo nunca había considerado a aquella chica de pelo negro con mechas mi amiga hasta que volví de Nueva York, y me jodía que cuando por fin habíamos conseguido conectar, ahora era ella quien estaba alejada de Mía. intente volver a juntarlas, demonios lo intenté muchísimo; ir en el mismo coche, hacer que se sentaran juntas en un restaurante, dejarlas durante horas(si, no exagero) en la sala de estar para que hablaran pero no sirvió de nada.

Esta situación me sobrepasaba, además no tenía ni idea de que hacía aquella chica, Claudia... No se relacionada con nadie, solo con Alexia y bueno, con Hasley ya que eran amigas de antes. Cuando estábamos todos juntos era algo incómodo, extraño, que se yo. Solo sabía que esto se tenía que terminar, por las buenas o por las malas.

-De acuerdo, Olivia está durmiendo así que podemos empezar con los juegos, y cuando digo juegos me refiero a juegos con alcohol, mucho alcohol. ¿Quien se apunta?.- Kate llevaba desde que llegamos a Viena sin dar el pecho a Oli y había empezado a darla leche en polvo, por lo que al parecer ya podía beber alcohol.

-¿Que clase de juegos exactamente Kate?.- Mía me miro, la última vez que jugamos a uno de estos juegos acabamos llenos de ira mientras que follábamos por primera vez en una habitación de una fraternidad.

-Pues a ver, soy muy simple pero ¿"Reto o verdad"? O no no.... "Verdad o shot"-

-Eso me gusta más.-Dijo Josh mientras que se sentaba al lado de su novia en el sofá.

Todos le seguimos e hicimos un pequeño círculo. Unos cuantos en el sofá, y otros pocos en el suelo, sentados como los indios.

-Vale empiezo yo....-Kate por favor no me digas a mi no me digas a mi no no no.-Davis....- (mierda).-¿Cuando fue la última vez que te masturbaste?-

Me salió una risa nerviosa Antea de contestar.
- Pero una paja hecha por mi o por otra persona.- Miré a mi chica de ojos verdes, sabía que con eso le había sacado todos los colores.

-La última, da igual quien.-

-Esta mañana.-

-Vaya, se ve que algunos no pierden el tiempo.... Trevor estás escuchando ¿no?.- Todos empezamos a reírnos como nunca, la noche pintaba interesante.

-Sigo yo. Daniël, no sabemos nada de ti, así que  necesitamos algo deprimente, cuéntanos cómo fue tu primera vez.-

-Pues a ver... Fue en casa de mi abuela, si de mi abuela, no os riais, y por si lo estáis pensando, cambie las sábanas.

Fue con una chica que había conocido en clase de química y como en mi casa siempre estaban mis padres la llevé a casa de mi abuela, la pobre estaba senil y no se enteraba de nada.-

-Por dios Daniël.- Emma empezó a taparse la cara con las manos y le tapó la boca a su chico para que no siguiera hablando.

-Bueno, Daniël creo que tú ya has hablado bastante así que voy a preguntar yo por ti.- Emma empezó a dar la vuelta a su copa con una pajita.

-Mía, ¿como fue tu primera vez?, a ver, seguro que no fue tan patetica como la de Daniël.-

Mía no contestó y dio su primer shot, ninguno comprendíamos por qué bebía, era algo natural y que siempre solía ser una experiencia graciosa.

-Venga ya Mía, cuéntanos cómo fue.- Dijo Josh antes de levantarse del sofá para dirigirse a rellenar su copa.

-Yo... eh....-Se levantó del suelo y empezó a subir las escaleras de dos en dos mientras que sus lágrimas brotaban de sus mejillas.

-¡Mía!.- No entendía nada. Era algo normal¿por qué ha reaccionado así?. Me levanté para seguirla pero Claudia me sujeto del brazo.

-Davis, déjame a mi, se como arreglarlo.- Asentí y vi como aquella chica rubia de mechas rosadas subía a la planta de arriba dejándonos a todos con un sabor agrio en la boca.

MIA

Subí las escaleras corriendo, no quería que ninguno de ellos me viera llorar. Como me miraban todos... Me sentía vulnerable, fuera de mi zona de confort.

Cerré la puerta de mi habitación y me dirigí al baño para lavarme un poco la cara, y me miré al espejo.

-Lo has superado Mía.- me dije.

Pero no era verdad, eso nunca lo superaría, aunque intentara olvidarlo con todas mis fuerzas.

Alguien empezó a llamar a la puerta, pero me veía sin fuerzas para abrir y mantener esta temida conversación.

La puerta se abrió, y yo salí del baño para ver quien acababa de entrar, y para mi sorpresa ahí estaba ella.

-Claudia de veras, no quiero discutir, no ahora por favor.- No me di cuenta de que estaba llorando hasta que ella se acercó y me quitó algunas lágrimas de la cara con la yema de sus dedos. No quería que me viera así, sentía que lo utilizaría en mi contra, que volvería a hacerme daño.

-Mía... Cariño... Se que me odias pero antes fuimos amigas, ¿recuerdas?.- yo asentí. -se lo que te pasó, tú me lo contaste y no voy a dejarte sola. Esta vez no.

No volvimos a hablar, simplemente se quedó aquí, conmigo.
Mientras que yo me hacia un ovillo en la cama intentando no desmoronarme.

Y mirándola a los ojos, pude sentir que no estaba sola y que ella de verdad lo sentía.

Alma MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora