Capitulo 22: esta carta no es una despedida

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DAVIS

18 de julio
No sé como empezar estas líneas, llevo montones de hojas en blanco y otras más repletas de borrones para poder escribirte todo lo que está sucediendo ahora mismo.
He recibido todas y cada una de tus llamadas, quería llamarte, quería volver a escuchar tu voz pero no podía.
Estoy avergonzado, siento rabia y odio. Me odio por hacerte esto, me tengo asco por no darte ninguna señal de vida durante todo este tiempo. Por hacerte sentir culpable.

Te escribo esta carta porque soy un cobarde y no soy capaz de devolverte la llámada, porque se que si lo hago me derrumbaré y no seré capaz de decirte todo lo que quiero y siento .

Nunca se me dio bien expresar mis sentimientos, hablar con alguien sobre algo serio, escribir algo conmovedor, decir algo apasionante.  No soy tan creativo como tú pequeña, pero voy a intentarlo, por ti. Recuérdalo siempre, porque cariño, te lo juro que es verdad.

Voy a ser sincero, por una maldita vez en toda mi vida, con lágrimas recorriendo mi rostro mientras que te abro mi podrido y negro corazón, pero al que tu le diste un ápice de luz haciendo que mi Alma sea un poco más bonita y menos oscura.

Sabes eso que dicen de ; No puedes depender de nadie para ser feliz, ninguna relación te dará la paz que tú no hayas formado en tu interior.

Se equivocan, se equivocan completamente. Hay algo de lo que dependo para ser feliz, para sentir estar completo; Tú.

Dependo de ti Mía, dependo de tus carcajadas, de tus agobios, de tus besos, de tus abrazos, de tus ojos ...

Dependo de ellos, de aquellos ojos verdes que me transmitieron aquella  serenidad y  aquella paz que hizo que tuviera la necesidad de conocerte, de ver más allá. Y no me equivocaba. Eres bondad, alegría, amor, deseo, pasión, humildad, poder, fuerza y millones de adjetivos más se quedarían cortos para describirte.

Te mereces una explicación y aquí la tienes.

Tras mi dolorosa ruptura con Emma, mi vida cambió. Empecé a tener problemas con el alcohol y con las drogas. Era lo único que hacía que dejara de sentir. Aunque solo fuera durante unas horas, eso me bastaba para ser menos miserable. Con cada copa y con cada raya dejaba de estar menos triste, hasta que dejaba de sentir  y de pensar. Pero esa sensación no duraba mucho y volvía a la realidad, pero mucho peor que antes.

Me sentía vacío y roto. Después de dos largos meses de llevar aquella mala vida, decidí hacerle un favor al mundo y desaparecer a base de una mezcla de alcohol y pastillas. Por suerte o por desgracia, Josh me encontró tirado en el baño de una de las fiestas que montaba la Fraternidad. Y me llevó al hospital.

¿Nunca te imaginaste cómo Josh y yo llegamos a ser tan buenos amigos eh? Él me cuidó antes de aquella noche, y tras salir de allí . Se convirtió en mi sombra, en mi mano derecha.

Se que debería haberte hablado sobre esto, pero no me sentía preparado y lo siento.

Los meses pasaban y se cumplió un año desde su marcha. No podía más y destrocé todo el apartamento.

Hacía semanas que  había dejado de consumir, y como no me podía refugiar en eso, opté por la rabia y rompí cada cosa que había allí.

Después de aquello ya no pensaba tanto en ella, pero la echaba de menos. Fue ahí cuando me refugié en los libros y en la música. Me hacían sentir menos solo. Menos roto.

Me volví un chico solitario, muy irritante y malhablado, aunque tú eso ya lo sabes.

Me fui un tiempo a vivir con mi abuela, dejé de ir a la universidad. Y te estarás preguntando ¿cómo conseguiste pasar de curso?, fácil. Nunca te he hablado sobre mi madre, pues bien, resulta que es la rectora de la Universidad. Así que si, utilicé el poder de mi madre para no repetir 2 de carrera. Y no puedo sentirme menos orgulloso de lo que hice.

Alma MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora