Capitulo 30: miedo

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DAVIS

Llamé a la puerta del apartamento de Mía, era la primera vez que iba desde que se mudó a aquel barrio antiguo de la ciudad. Josh me había pasado la dirección cuando estaba en la cola del restaurante chino esperando el pedido.
Estaba nervioso, pero a la vez muy emocionado por el plan que quería proponerle. Estaba tremendamente acojonado también, por si lo rechazaba.

Mía abrió la puerta en un pijama color crema, un pijama tremendamente sexy. Porque sí, hasta los pijamas eran sexys si Mía los llevaba.

-Davis...- Se tiró hacia mi llenándome de besos, no me lo esperaba, mucho menos después de la bronca que habíamos tenido por la mañana.

-te he traído comida china y... espera un momento.- empecé a buscar por la bolsa donde había guardado todo lo que había comprado.- Velas de vainilla, tus favoritas.- se las tendí en su mano antes de devolverla el beso, pero en la mejilla.

-Gracias por esto Davis, por todo.- me invitó a entrar y vi a Alexia y a Kate en el sofá, ambas dormidas como unos bebés. Aunque Alexia estaba más en el suelo que en el sofá, la pelirroja lo estaba ocupando todo.

-¿Noche de chicas?.-

-Noche de chicas.- sonrió

El salón estaba en el centro del apartamento, que era compartido con la cocina. Dejamos en la encimera las bolsas y me dirigí con Mía a su habitación para no molestar a las dos Bellas Durmientes. No era muy tarde. A penas las 11 de la noche, pero no queríamos molestarlas.

Seguí a Mía por el pasillo hasta una habitación, donde entró ella primera y luego yo. Me enseñó su cuarto y un poco la organización; una cama en el centro, con un escritorio en frente, una gran ventana, un pequeño armario y una puerta que daba al baño. Nada del otro mundo.

Me senté en el pico de la cama y ella se quedó de pie, observándome, mientras que yo hacía lo mismo con ella.

-Todo está solucionado.- dije mientras la miraba a los ojos, y simplemente con eso fue como si me quitara un peso de encima. Me dedicó una sonrisa sincera y decidí que este era el mejor momento para decirle lo que llevaba horas pensando.

-Tengo una sorpresa para ti.-

-Sorpréndeme.-

-Viena, en el mes de abril, durante diez días, en una cabaña que tiene mi padre en la montaña, con todos nuestros amigos, no acepto un no por respuesta.-

-Davis es... es maravilloso.- Se abalanzó sobre mi hasta ponerse encima y volver a llenarme de besos, no se lo esperaba y creo que le encantó la idea porque no se despegó de mí y siguió dándome achuchones, uno tras otro.

-Quiero invitar a Emma, ya sé que ahora mismo para ti es imposible que os llevéis bien pero ha cambiado y tiene novio y.....- Me dio un beso para callarme.

-Confió en ti Davis, puede venir, estaré encantada si eso te hace feliz.-

Alma MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora