MÍA23 de junio.
Me desperté empapada en sudor tras dormir con el vestido de fiesta anterior. Mi cabeza daba vueltas y me pesaban los ojos de tanto llorar. Dentro de unos días tenía los exámenes finales, iba a aprovechar la mañana y el resto del día para concentrarme en ellos, ya que mañana tenía clases en la universidad y se me haría imposible. Pero sabía que no podría, hoy no. Necesitaba un descanso.
Davis no había llegado aún y me sentía engañada. No tenía ninguna explicación, eso era lo que más me angustiaba de toda la situación. Además me sentía como una extraña, esta no era mi casa, sino la de él. Y sin Davis aquí, sentía que la estaba invadiendo.
Miré la hora, todavía era temprano; las nueve y media. ¿Dónde estás Davis?
El timbre de la puerta empezó a sonar, y por un momento pensé que sería él, pero al abrir me encontré con Josh. Tenía una pinta horrible, estaba segura que esta noche tampoco había dormido nada.
-Pensé que... pensé que eras él.-No podía más, quería que pararan todas los pensamientos negativos, todas las especulaciones de donde estaba o con quien. Quería verle, sentarme a su lado y simplemente escuchar nuestras respiraciones sincronizadas. Necesitaba abrazarle, saber que estaba bien.
-Mía, tenemos que hablar.- La preocupación estaba en su rostro, podía notarlo.
Nos dirigimos al sofá, donde había pasado las ultimas horas esperando que aquella puerta se abriera y volver a ver a mi rubio de ojos azules.
-Quiero decirte que Davis es como un hermano para mí. Me ha abierto las puertas de su casa en mi peor momento, pero durante estos últimos meses, he llegado a conocerte bien, y ahora mismo te considero una amiga. Así que, aunque se que estoy traicionando a mi amigo por decírtelo, debes saber esto. Necesitas saberlo-
Las rodillas me temblaban, al igual que el resto de mi cuerpo, no paraba de pensar en lo peor, siempre en lo peor.
-Ayer, en la fiesta, yo estuve hablando con mi hermano, necesitaba una explicación, saber por qué hizo lo que hizo, e incluso llegué a entenderle ¿sabes?, estuvimos horas hablando e incluso lloró en mi hombro, me pidió perdón, podía ver su arrepentimiento en sus tristes ojos, se arrepentía de verdad. Todo iba bien hasta que un número lo llamó. Al principio no estaba seguro de quién era la persona de detrás del teléfono pero, entonces una voz femenina y dulce inundó mi mente, como si mi cerebro quisiera que me acordara.-
-¿Quién era la persona detrás de la llamada Josh?- Estaba empezando a perder la cordura, mis nervios se apoderaron de mí, ya no estaba sentada, solo daba vueltas al rededor del pequeño salón.
-Era Emma, ella llamó a Trevor Mía.- Estaba en blanco, mi cabeza no era capaz de unir que clase de conexión podía tener aquella chica, la ex novia de Davis con que llevara toda la noche desaparecido. Pero entonces todo se unió.
No, era imposible, Davis nunca me haría eso. Mía tranquilízate.
-Ella estaba en Seattle, concretamente de camino a la fiesta de Kate y Josh.-
En a penas unos segundos, mi mundo se empezó a caer, los muros se derrumbaban, destrozando todo lo que había en mí.
-Trevor empezó a gritar, soltaba cosas como "da la vuelta", y "no puedes estar aquí, él está aquí con ella". Fue la pieza que me faltaba para saber que se trataba de Emma. Exigí una explicación y en unos minutos salí a la carretera más cercana a la casa y empecé a parar a todos los coches que veía. No podía dejar que ella estuviera aquí porque, Mía siento mucho lo que te voy a decir pero... Davis perdió la cabeza por ella una vez y , sabía que, si volvía a verla, volvería a hacerlo, aunque eso significara volver a romper su corazón, y en consecuencia el tuyo.-
-Josh, dime que no se ha ido con ella por favor. Por favor dime que no se ha ido.
-Mía no llegué a encontrarla a tiempo. Lo siento.-
No era capaz de llorar, mi cuerpo estaba petrificado, sentía que me ahogaba , que mi corazón se paraba.
-Trevor y Davis la encontraron antes, él fue a buscarte, para llevarte a casa, quería marcharse contigo Mía quería irse a casa. Pero al estar tú subida en el coche, él y yo hablamos y me pidió que fuera yo el que te acompañara, que se tenía que ocupar de Emma, decirla que no se acercara más a él, que ahora era feliz. Lo intentó pero, cuando vine a buscarle lo vi....-
-Josh acaba la puta frase de una vez.-
-Al llegar a la casa estuve buscándolo por todas las habitaciones, llegué a pensar que se había marchado andando o en taxi yo que sé. Pensé que ya había solucionado todo y que se marchaba a casa y que se había olvidado de llamarme para avisarme, pero entonces, abrí aquella puerta. Él la besó Mía, lo siento de veras.-
-Aquella chica rubia, Emma... era ella.- Me desplomé en el suelo, incapaz de aguantar mi propio peso, no era capaz de parar de llorar, me costaba respirar, todos estos meses, todos los te quiero, los besos, las caricias. Todo era mentira.
Yo era aquel sustitutivo, como las personas que dejan de fumar y empiezan a tomar unos caramelos especiales, pero que al volver a sentir el olor del cigarrillo encendido los dejaban y volvían a su vicio. Yo era aquel caramelo, me usó para olvidarse durante un tiempo de la sensación del humo, pero en cuanto ese humo entró a sus pulmones de nuevo, me tiró. Joder me tiró.
-Tu me preguntaste que si confiaba en Davis... Ahora veo que me equivocaba.-
Fue así como me destrozaron el corazón y destruyeron mi Alma en pedazos, dejándome sola otra vez, pero esta vez, tras ser destruida por el que pensaba que sería el amor de mi vida.
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Alma Mía
Romansa"Mi segunda oportunidad, el amor de mi vida." Davis estaba sumado en la oscuridad desde que su alma gemela lo abandonó hace años. Dos años después, una misteriosa chica aparece en su vida para sacarle de esa oscuridad y darle esa luz que tanto ech...