Capitulo 31: pasado y presente, juntos de nuevo

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MÍA

Aún tenía los ojos completamente cerrados cuando sentí los labios de Davis deslizándose por mi cuello, bajando poco a poco hasta mi ombligo. Eran de lo más envolventes y suaves, pero llenos de pasión. Entre abrí un poco los ojos para verle, y Dios mío , estaba tan guapo por las mañanas que hacía que sonriera de oreja a oreja. Su mirada de recién levantado, su pelo rubio enredado entre mis dedos, su voz ronca gimiendo mi nombre lentamente... Me encantaba todo de él. Sobretodo ese pequeño tatuaje en la espalda, pero que estaba lleno de significado, me encantaba delinearlo antes de que se despertara. Me daba paz.  

Me coloqué un poco antes de coger con mis manos sus mejillas y atraerlas  hasta mi, para encajar mi boca con la suya en un beso dulce y delicado. Empezó a quitarme la camiseta, esa que hace a penas unos segundos estaba levantando con delicadeza para llenar de besos mi cuerpo de arriba a abajo y la tiró al suelo, yo hice lo mismo con la suya.

-¿Donde tienes los condones?.- Su voz sonaba fuerte, y eso me ponía mucho más.

-En el baño, primer cajón a la derecha.- No tardó mucho en aparecer con un condón en sus manos, que se puso un rato después tras yo bajar hasta su entrepierna y hacer que se corriera por primera vez.

Ahora era él quien estaba para mi, Se colocó encima, haciendo que arqueara la espalda y poder tener más de él.

Lo abracé cuando lo sentí más dentro de mi. Más profundo, con más fuerza. Volvió a árquearse mi espalda, pero esta vez abrazándole con mis piernas para que no se apartara.
Fue un empuje final, fuerte, duro, lento...

Al ver que estaba a punto de explotar, empezó a ir mucho más lento y coló una de sus manos entre nosotros para acariciarme con sus dedos, y cuando salió de mi hice lo mismo yo. Nos corrimos a la vez y ambos respirábamos de una manera de lo más agitada y llena de cosas que era incapaz de expresar con palabras.

Gemí su nombre y se colocó a mi lado. Me quede mirando al techo de la habitación.

-Buenos días.- dijo mientras se apoyaba en su brazo y ponerse de lado para mirarme.

-Y tanto...- Le di un beso corto antes de incorporarme en la cama para levantarme.

-¿A donde vas?

-A darme una ducha, cogemos el avión
en menos de cuatro horas.- Cogí unas cuantas toallas que había en la silla de mi escritorio y me dirigí al baño.

-Entonces me ducharé contigo, para ahorrar tiempo claro.- Se levantó de la cama de un brinco y no me dio tiempo a cerrar la puerta del baño antes de que entrara como una salamandra, escurriéndose para poder pasar.

[...]
Davis y yo fuimos los primeros en llegar al aeropuerto, y luego llegarían Kate y Trevor con la pequeña Olivia en brazos, y también Josh con su nueva novia.
Josh había conocido a Hasley en una de las tantas fiestas que montaban en las fraternidades, estudiaba interpretación y tenía un pelo tan negro como el azabache.

Y además resulta que Hasley había montado una especie de cita doble entre ella, Josh, Alexia y una amiga suya, a la que también habíamos decidido invitar ya que nunca habíamos visto a Alexia ir tan enserio con una chica.

Ninguno de nosotros la habíamos visto antes, solo ellos tres y todos estábamos emocionados por conocer a la misteriosa chica que había hecho que se encendieran fuegos artificiales en el corazón de nuestra amiga .

-Mirad, ya las veo.- Dijo Kate con Olivia en brazos. Todos nos giramos y yo me quede muda.

-No puede ser, no.....- dije, aunque no creo que todos me escucharan, solo Josh y Davis

-Claudia...- No me lo podía creer, era ella, pero muy cambiada, ahora tenía el pelo rubio con unas mechas color rosa en las puntas, y algún que otro pircing más pero era ella. Mi ex mejor amiga, la chica que me falló cuando mas lo necesitaba, a la que llamé millones de veces llorando pidiéndola que me ayudara cuando paso todo lo de Zed, no recibí respuesta de ella, me olvidó.- Ambas se colocaron a nuestro lado y empezaron a saludar a todos.

-Lo siento pero no voy. ¿Sabeis quien es?. Es Claudia, ¿os he hablado de ella verdad? Mi mejor amiga, la que decidió ponerse del lado de mi novio abusivo y maltratador. A la que llamé repetidas veces durante semanas sin obtener respuesta.- cogí mis maletas y empecé a caminar hacia la salida, no sin antes ponerme en frente de Alexia.

-No la des tu corazón, porque te lo destrozará, eso siempre se le ha dado muy bien. En cuanto las cosas se pongan feas, te dejará, ósea que suerte.... La necesitarás.- Nadie se esperaba eso , ni yo tampoco. Pero estaba harta de guardarme las cosas y joderme yo, siempre yo. Eso se había acabado.

Davis me agarró de la muñeca para que dejara de caminar.
-No vas a perderte el viaje de tu vida por una persona, no me da la gana Mía, demuestra lo que vales, se valiente y mueve tu precioso culo hasta allí, con la cabeza alta y demuestra que no te afecta.- me dio un beso y me miro con confianza, tenía razón, no iba a dejar que me lo fastidiara todo.

Me dirigí hacia todos con la cabeza alta como me dijo Davis.

-Mía de verdad yo...-Alexia intentó hablar conmigo pero no están de humor.

-No pasa nada Alexia, tú no tienes la culpa de los comportamientos tan poco humanos de tu novia.-

Los últimos en llegar fueron Emma y Daniël, un chico bastante guapo , era pelirrojo y con los ojos marrones. Era bastante alto, un poco más que Davis diría yo. Ambos iban cogidos de la mano, algo que me pareció muy tierno.

Emma se quedó delante de mi, no sabía como comportarse y sin pensarlo ni un momento le di un abrazo. No la guardaba rencor, Davis me contó la conversación tan bonita que tuvieron y las ganas que tenían los dos de volver a ser amigos y yo no iba a interponerme, además, podía llegar a entenderla, pasaron mucho juntos y yo no era quien para juzgar una acción que salía del corazón. Ella arriesgó y lo entiendo, por eso no podía enfadarme con ella, ya no.

-Lo siento mucho Mía, de verdad que lo siento.- Seguíamos abrazadas, como si nos conociéramos de toda la vida.

-No pasa nada, tranquila.-

-Bueno, ya es hora de subir al avión, ¡nos vamos a Viena chicos!.- Trevor parecía emocionado, era el primer viaje que hacían en familia y además con todos nosotros, se le notaba la felicidad a diez kilómetros y yo me reí. Solo de imaginar como se pondría al aterrizar.

Estaba feliz, pero tenía una espinita que me decía que algo malo ocurriría.

Alma MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora