—¡Gus! —grité desde mi habitación cuando escuché el timbre—, ¡abre la puerta!—¡Voy! —gritó él desde su habitación.
Se escuchó como bajó deprisa y aplastó el pequeño botón que abría la puerta.
—¡¿Quién es?! —pregunté comiendo una galleta y viendo una película en donde la protagonista perdía al amor de su vida en un viaje y se quedaba sola—. ¡Si buscan a los abuelos diles que no están que volverán en unas horas! —agregué escuchándome un poco melancólica porque ya estaba llorando.
Gus tardó en responder. —¡No hay nadie! —gritó desde abajo escuchándose como se cerró la puerta.
Lloraba en silencio viendo aquella película, la vida suele ser injusta.
—Tock tock —golpearon la puerta después de unos minutos.
—¿Huh?
—¿Por qué lloras pequeña diablita? —preguntó aquella voz tan peculiar que podía reconocer en cualquier momento.
Observe a la puerta de mi habitación y ahí se encontraba Benjamín, vestido muy elegante y con un ramo de girasoles en su mano.
Lo ignoré por completo fingiendo que no estaba ahí, aunque me moría de ganas por abrazarlo y besarlo, pero volteé a donde estaba la TV.
Sigilosamente dejo el ramo en el tocador del cuarto y se acercó a la cama donde estaba acostada y abrigada con una manta. Se sacó los zapatos y la leva dejándolos a un lado, levantó la manta acostándose a mi lado lentamente, se acercó a mí y susurrando dijo —Perdóname por los celos —dejó un suave beso en mi cachete—, de verdad lo siento mucho, amor, perdón —se escuchó sincero y regresé a mirarlo topándome con su dulce mirada que estaba tan cerca de la mía.
—Benjamín —pronuncie su nombre con mis ojos llorosos.
Sin apartar la mirada él acercaba sus labios a los míos hasta que se rozaron, sentía su respiración tan cerca de la mía y las ganas por besarlo me ganaron. Sus suaves labios como siempre pero un poco secos me hicieron olvidar que estaba enojada con él.
—Te extrañé tanto —murmuró.
—Te extrañé más —dije mirando sus profundos ojos grises. Me senté cruzando mis piernas y observé los hermosos girasoles, —me has traído flores —sonreí.
—Me recordaron a ti —confesó sin dejar de mirarme.
Suspiré sin poder creer que se encontraba a mí lado.
—Estoy viendo una película —informé acostándome de lado hacia la TV—, ¿me quieres acompañar?
—¿Es por eso que llorabas? —preguntó acostándose y metiendo su mano por mi cabeza para que la utilice como almohada.
Hice puchero antes de responder, —Sí.
—Entonces si es tan triste como parece lloraré también —aceptó abrazándome con su otra mano.
—La repetiré para que entiendas —dije retrocediendo hasta el principio de la película.
(...)
Ya mismo terminaba la película y seguía llorando silenciosamente.
Regresé a mirar a Benjamín y sus ojos estaban cristalizados, carcajeé cuando me vio.
—Es injusto —dijo el—, ellos debían terminar juntos.
—La vida es injusta —corregí limpiándome las lágrimas.
Cogí el control buscando otra película y Benjamín buscó mi mano entrelazando con sus dedos y los míos.
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Mi No Tan Terrible Vida
Novela JuvenilDiría mi terrible vida, pero no es de esa forma. Todo va bien hasta que alguien llega a poner mi vida de cabeza, y se imaginarán que es una historia cliché de amor, pero yo no, yo diría que es una historia de un de amor un poco masoquista. Te odio y...