Capítulo 25

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—Laura en serio estás provocando que me ponga duro —reprochó Benjamín.

—Eso es lo que quiero, amor —susurre lamiendo su oreja—. ¿Acaso no quieres eso?

—No Laura —respondió y me sorprendí—, no ahora.

—Como quieras —suspiré separándome de él y volviéndome a sentar en el asiento.

Un silencio un poco incómodo se formó entre nosotros.

Ya empecé a escuchar que afuera preguntaban por mí.

—¡¿Dónde está Laura Bell?! —gritaban algunos.

—Ya es hora —le dije a Benjamín—. Frente en alto, no digas nada, si te preguntan solo te quedas callado, sonríe y compórtate como si fueras un puto Dios Griego —pedí.

Es hora de demostrar que soy una diosa empoderada. Y que voy a ganar.

Abrieron la puerta y empezaron con las fotos y gritos.
Benjamín bajó y me extendió su mano para después pasarla por mi cintura.

Una chica que contrató mi mamá me ayudo con el vestido y lo colocó bien para las fotos de ese momento.

Nos colocamos al lado de mi familia que seguían ahí y tomaron fotos.

Todo mundo hablaba o gritaba y no entendía que decían.

Estaba al lado de mi mamá, ella con su cara en alto y su semblante serio. Yo hice lo mismo, alce mi mirada y posé para las fotos con una corta sonrisa.

Después de unos minutos caminaron por una alfombra roja entrando al hotel.

Yo tenía que quedarme para poder entrar solo con Benjamín.

Y así fue. Lo mire y él acepto. Empezamos a caminar al mismo tiempo por esa alfombra mientras las cámaras nos grababan o sacaban fotos.

Una sensación como si yo fuera la reina me invadió, una sensación de superioridad y ego.

Logramos entrar sin problemas.

Caminamos hacia donde es el evento y al entrar completamente me gane las miradas de la mayoría de personas que estaban ahí.

Mire a mi alrededor, algunas miradas eran de sorpresa, otras de envidia y unas de admiración.

Seguimos caminando hacia mi mesa ya que en pocos minutos comenzaba el concurso.

Veía a cada chica que concursaba, con vestidos muy escotados, transparentes o muy apegados, algunas traían vestidos de brillos y parecían árbol de navidad.

En mí no hacía falta brillos, yo tengo un brillo natural y siempre llamó la atención sin necesidad de tanto maquillaje.

Las chicas están bonitas, pero algo en ellas lo arruina, o su maquillaje muy fuerte o su vestido.

Seguí viendo con disimulo hasta que alguien me llamó la atención.

Regresé a ver dos veces para confirmar y sí, mis ojos veían a Nayeli.

A la perra de Benjamín.

No hice ningún gesto, pellizque a Benjamín para que se diera cuenta y lo hizo, pero él también no hizo ninguna cara, su cara fue de culo al verla.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora