Capítulo 43

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—Mira que bonito atardecer —exclamé viendo a las nubes que se pintaban de un color anaranjado.

—Más bonito son tus ojos —dijo sin dejar de mirarme.

Sonreí ante su halago, voltee mi cara hacia él y acaricie su rostro con la mano izquierda porque la derecha estaba entrelazada con la de Benjamín que estaba acostado conmigo a mí lado.

Me burlé de mí al verme de esta manera, ya sentía algo por Benjamín, cuando hace meses atrás estaba odiándolo.

Y mi yo interior no tiene miedo, tal vez será porque nunca me había enamorado de esta manera, y todo estaba marchando bien. Además, sé bien cuando tengo que irme, siempre tengo en cuenta que no merezco malos tratos, ni mucho menos que me hagan sentir mal.

Pero inesperadamente recordé algo...

Recordé aquellas palabras de Benjamín que me dijo en mi casa en la madrugada del concurso que gané, que básicamente era "no te enamores de mí". Pero también me dijo que si él me llega a hacer daño le pida que se aleje y el lo hará.

No quise preguntarle si siente algo por mí, porque él me está demostrando que sí.

Regrese a mirar a Benjamín y él también estaba pensativo mirando al horizonte.

De pronto sus ojos se llenaron de lagrimas y una cayo por un lado de su cara. Mi corazoncito se removió al ver eso y yo de inmediato me subí encima de él haciendo puchero.

—¿Por qué llora mi bebé? —hice carita triste limpiando las cortas lagrimas de su cara.

Él sonrió sutilmente sin decir nada, aunque sus ojitos grises estaban cristalizados.

Me abalance dándole besos cortos por toda la cara. —Todo mejorará —besé nuevamente sus labios y tierna le sonreí.

—A mi mamá le hubiera encantado conocerte —soltó con una triste sonrisa.

—De seguro ella ahora mismo esta observándonos —comenté acariciando su rostro—, y esta muy feliz de ver que su hijo es un gran hombre y muy inteligente por cierto —agregué diciendo la verdad.

Únicamente sonrió quitando el resto de lagrimas de sus pestañas.

—¿Quieres ir a dar otro paseo en la moto? —inquirió cambiando de tema—. Me gusta que te sostengas abrazándome fuerte.

—Sí quiero —acepté—, porque a mi también me gusta abrazarte fuerte... ojala por toda la vida —pensé en voz alta.

(...)

—Mierda —solté apenas logre ver la casa de mis padres—. Lo voy a matar Benjamín, lo voy a matar —volví a repetir sintiendo como el enojo invadía mi cuerpo.

Apenas frenó salté de la moto quitándome el casco y dándoselo a Benjamín.

—Amor, espera —dijo él pero yo ya estaba casi entrando por la puerta principal donde había multitud de personas haciendo fila para entrar a la fiesta.

—Quítate —alce la voz al hombre que estaba de guardia en la puerta del jardín y no me dejaba pasar—, yo soy la dueña de la casa —aclaré logrando entrar.

Mi novio también quiso pasar pero le negaron la entrada. —Déjalo pasar, ¡ahora! —solté aun más enojada. Vi que Benjamín entró y seguí mi camino con dirección a la casa, buscando a Alessandro.

Intenté abrir la puerta pero estaba bloqueada, rodee la casa y al entrar al patio trasero mi rabia explotó, por lo bajo había unas 100 personas en todo lado, estaba todo decorado de acuerdo al gusto de Alessandro, el agua de la piscina estaba con colorante negro y en cada esquina estaban unos grandes parlantes. Mis ojos localizaron a Alessandro junto con Ángeles, ellos se estaban besando en medio del césped.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora