Capítulo 11

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Benjamín estaba esperando a que yo bebiera.
Lo miré, sonreí y lleve a mi boca todo el alcohol que estaba en ese vaso.

Maldito.
Aunque lo hice a propósito, pude haber mentido.

Creo que ya sospechaban algo.

—Yo nunca nunca he hecho cosas ilegales —dijo la chica esa riéndose.

Benjamín, Alex y Max se miraron y tiraron una risa para después beber.
¿Que cosas ilegales? ¿Se traen algo los tres? ¿Ventas ilegales de droga?

Me tocaba hablar pero no dije nada, me levante del piso cogiendo mis cosas, Benjamín me miró frunciendo el ceño, y di la espalda a todos, con una cara de culo, ya me aburrí.

Valentina vino atrás mío saliendo al patio junto a mi. —¿Qué pasó?

—No pasó nada solo que ya me aburrí —dije viendo mi celular y guardándolo— además ya me quiero ir —regrese a verla.

—Ven, regresemos, no quiero que te quedes sola aquí —dijo dándose media vuelta.

Pero en cuestión de segundos un chico tomó a Valentina de los brazos y otro de los pies.

—¡No! ¡Ayudame Laura! —Valentina gritó.

Y yo no pude hacer nada porque ya estaba en la espalda de alguien a punto de ser lanzada a la piscina.

—¡Suéltala! —grité fuerte dando puñetazos.

—¡NO POR FAVOR! ¡BÁJAME! —gritaba Valentina tratando de soltarse— ¡SUÉLTAME!

Sus gritos hicieron que algunas personas salieran a ver qué pasaba. Y los que estaban ahí se reían.

—Ya tranquila, solo te lanzaremos a la piscina —dijo él que le sostenía los brazos riéndose.

Valentina tiene fobia a ser lanzada o empujada a alguna piscina o río, y yo lo sabía.
—¡NO POR FAVOR! —ese grito fue aterrador.

—¡Qué la bajes puto imbécil! —dije pateando fuerte, que el chico que me sostenía tuvo que bajarme de su espalda.

Apenas lo hizo empuje fuertemente al que le sostenía los pies a Valentina, lanzándolo hacia la piscina con todas mis fuerzas.
Cuando la vi ella estaba llorando, lo más doloroso que pude ver. Mi corazoncito de piedra se destrozó.

—¡Suéltala imbécil! —dije arrodillándome al lado de Valentina que estaba en el piso—. Tranquila, ya pasó —dije abrazándola.

Quitaron la música y todos se callaron, Max vino rápidamente hacia nosotras arrodillándose a mi lado.

Valentina seguía llorando. Ella no merece daño alguno, ella es buena, ella se merece el cielo, y aquí solo hay puros imbéciles.

—Estoy aquí, soy Laura, tranquila —dije susurrando, mientras que ella hundía más su cara en mi pecho.

Ángeles vino corriendo.

—¿Qué pasó? —preguntó horrorizada.

Hice una señal de que tomara a Valentina y así lo hizo.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora