Capítulo 10

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Estaba a segundos de dormirme en clases.

—¿Qué piensa usted señorita Laura? —me preguntó la profesora de lenguaje.

Valentina se sentaba atrás mío y noto que no prestaba atención.
—Habla sobre el aborto —susurró detrás de mi nuca.

Voté fuertemente aire por la boca.
—Primero; es un tema muy delicado y respeto la opinión de cada quien, segundo; creo que eso no me incumbe y les molestara mi opinión —respondí desde mi asiento, con un tono de voz frío.

—Claramente no estaba prestando atención, y creo que todo el curso está interesado en saber su opinión, así que díganosla —ordenó desde su asiento cruzada de brazos.

Me pare y mire a todos. No tuve miedo de decir lo que pensaba y hablé.
—Si quieres tener un bebé, tenlo, pero no para que sufra, un ser tan indefenso merece cuidados y seguridad, si no tienes los recursos suficientes creo que solo lo vas hacer pasar hambre, y en este curso creo que ninguno de ustedes sabe lo que es tener que rogar un plato de comida, de hecho ni yo lo sé —me miraban fijamente todos—, pero un niño no merece eso, nadie lo merece, así que estoy a favor del aborto, si no puedes darle una vida digna es mejor que no lo tengas, y sí, sé que eso en la religión está prohibido —suspiré—, ¿pero si yo no creo en la religión? Hay tantos casos por los que chicas toman la decisión de abortar, a veces por irresponsabilidad , otras veces porque las violan o también porque simplemente no lo quieren, y es por eso que pienso que deberían todos informarse y educarse más, saber que un no es un no—enfatice fuerte "no"—, saber que un condón es para que te lo pongas y no para que lo infles, ¿o que esperabas si no utilizaron preservativos? ¿Un iPhone? No, las cosas no son así, hay que ser responsables. Y sí, hay la opción de darlo en adopción pero supongo que ese es otro tema —concluí.

Acabe de decir eso y me senté fuertemente, algunos se reían y otros solo me miraban serios. Y la profesora Isabel parecía que no podía creer lo que acaba de decir.

Usted quiso mi opinión, ahora se aguanta.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó enojada colocando sus codos sobre el escritorio.

—Le recuerdo que usted pidió mi opinión —le dije en un tono amenazador—. O bueno si usted quiere, más tarde le llega una carta de disculpas firmada por mi papá Jack Bell y mi querida madre Amelie Curie —sonreí falsamente sin que esa sonrisa llegara a mis ojos.

Murmuró algo entre dientes y preguntó.
—¿Alguien más que desee dar su opinión?

Pero como siempre había alguien que tiene la contraria ahí estaba Dafne.
Una perra envidiosa.

—Sí, yo tengo que dar mi opinión —dijo Dafne levantándose de su lugar, era una chica que con solo verla ya la odiabas—. Mi opinión es la más importante, yo estoy a favor del aborto, es decir, si olvido follar con preservativo no me voy a tomar siempre la pastilla del día después porque causa daños, así que fácilmente podría abortar cuando yo quiera y no quisiera que un hijo mío estuviese en algún orfanato, que horrible —chilló.

—Es que para ti la pastilla del día después parece un caramelo que chupas cada día, y el ir abortar es como sacarte un diente, eso es lo que nos quieres decir ¿no? —afirmé sarcásticamente.

—Por fin piensas, Laurita —dijo mirándome.

Moje mis labios antes de hablar.
—Si sabías que por interrumpir un embarazo varias veces puedes quedar estéril ¿no? Guapetona —sonreí falsamente—, y ojalá no se te haya pegado alguna enfermedad, aparte de la rabia —por perra.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora