Capítulo 15

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Cogió mi brazo con fuerza sacándome de ahí, casi arrastrándome a zancadas.

Estaba cabreado.

—¡Benjamín! —grité fuerte pero él ni me escucho, nos dirigíamos hacia los árboles—. ¡Benjamín! —grité más fuerte.

Me podía soltar de su agarre pero no quise, quería ver que iba a hacer.

Nos alejamos lo suficiente como para que no nos puedan oír y Benjamín me apego hacia un árbol.

—¿Qué mierda te pasa, Laura? —preguntó mirándome con su cara tensa y con sus brazos extendidos hacia el árbol impidiéndome huir.

Lo mire frunciendo mis cejas y solté una carcajada. —A mi no me pasa nada, ¿qué mierda te pasa a ti? —me hice la boba.

—Ay Laura, quieres que te saque en cara que tienes novio y burlarte de él porque no es así. Te conozco —dijo Lucifer.

Sí, eso mismo quiero.

—Me provocas en la discoteca, literalmente me dejaste con una erección que dolió hasta el culo —habló fuerte—, me buscas para que salga contigo en ese dichoso concurso, después me provocaste en tu casa, vienes jugando desde hace una semana conmigo y aún así teniendo novio, tú sabes que eso no me importa —agregó—, pero ahora vas con otro. ¿A qué mierda juegas? —preguntó mirándome enojado— ¿a estar con uno y cuando te canses vas con otro? ¿O a cuando...

—Cállate Benjamín —solté una sonrisa irónica, quiso seguir hablando—, cállate —pronuncié fuerte—. ¿A qué mierda juegas tú? —lo empuje— ¿estás ofendido?, ¿te duele que tenga novio?, ¿te duele que no pueda ser solo de ti?, ¿te arde el culo que esté con otro? —me callé por algunos segundos y él no dijo nada—, pero te recuerdo, cariño, que tú desde esa noche en la discoteca te enteraste que tenía novio, así que yo no soy la que está jugando, tú desde el principio te enteraste y claramente te importo una mierda, así que ahora no me vengas con esas estupideces de "¿a qué mierda juegas?". Tú quisiste ser "el otro" —hice comillas con mis dedos—, y si ahora no te aguantas eso, no es mi culpa —me encogí de hombros lamiéndome los labios esperando su respuesta.

Pensaba decirle que no tenía novio pero aún no era el momento, aún no.

—¿Entonces para qué mierda tienes novio si lo vas a engañar no solo conmigo? No solo yo soy "el otro" —hizo comillas con sus dedos—, hay más y tú lo sabes.

—Dime —pronuncie fuerte enfrentándolo—, dime ¿quiénes más?

—Gustav —respondió seco.

Me reí por unos segundos.

—¿Estás celoso? ¡Por Dios Benjamín!

No dijo nada.

—Entonces estás celoso por él —confirmé acercándome a su cara y poniéndome de puntitas—. Hay una diferencia entre ustedes dos —exclamé cogiendo su mentón, no se dejó al principio pero lo conseguí—, que él es mi amigo y tú no —lo miré con mi sonrisa diabólica callándome por algunos segundos para ver su reacción que era fría, no podía ver a través de él—, porque yo con mis amigos no hago esto —me acerqué a su boca chocando sus labios con los míos, los de él al principio no se movían, no me importó, besé su labio inferior mordiéndolo suave y lentamente, cada vez apretando más. Sus labios empezaron a moverse con lentitud, igual los míos, esto sí que era el puto cielo, extrañaba sus labios. Él pasó sus heladas manos por mi cintura, haciéndome sentir un escalofrío, me apego más a él con suavidad y yo pase mi brazo por su cuello y con mis dedos acaricié su cabello, me separé y Benjamín gruñó abriendo nuevamente sus ojos para encontrarse con los míos—. Sé que ahora mismo estás pensando que soy una perra, y es la verdad, soy una perra, pero tú tampoco eres un santo —hablé con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora