—Benjamín en verdad no te metas —escupí y regreso a verme con una ceja alzada—, si terminas diciendo cosas que él no sabe nos meterás en un gran problema, así que cállate, puedo defenderme sola —dije volviendo mi mirada al frente.—Trato de defenderte ¿y ahora me dices que no lo haga? —habló con incredulidad.
—Yo nunca te pedí nada —lo mire frunciendo el ceño—, así que solo cállate.
—Perfecto —exclamó con odiosidad.
Benjamín se levantó dejándome con los demás.Que se vaya a la mierda.
Yo nunca dije "Benjamín amor de mi vida, defiéndeme"
—¿Tú crees que ella esté bien? —preguntó ángeles apoyando su cabeza en mi hombro desde su asiento.
—Ella está bien —respondí reconfortándola—, ella siempre está bien.
No fue como en las películas que un doctor salía de aquel pasillo y decía en voz alta "familiares de Valentina Brown". Edward fue de nuevo a preguntar por ella y le dijeron en donde estaba.
Alcance a escuchar. Está en este piso, habitación B.
Me levante junto con Ángeles acercándome con rapidez.
—Nosotras también vamos —me integre mirando a la enfermera que estaba sentada en la silla del escritorio.
—Ustedes no van —dijo Edward enfrentándonos.
Ahora si que él iba a enfrentar a la verdadera Laura.
Lo regresé a mirar con enojo. —No eres nada de ella, ni siquiera son hermanos, así que tú —mi dedo índice fue directo a su pecho—, no nos puedes prohibir ni ordenar nada.
—Solo pueden pasar dos personas al mismo tiempo y no más de 10 minutos, y necesito algunos datos de Brown —interrumpió la enfermera sin interés alguno.
—Perfecto —sonreí falsamente—, iremos las dos y tú te quedas dándole la información que necesita. Laura Bell y Ángeles Miller —agregué yéndonos directo al pasillo junto con Ángeles con rapidez.
La enfermera le hizo una señal al guardia para que nos deje pasar y así lo hizo.
Estábamos buscando la maldita habitación B con desesperación. Se encontraba casi al final del pasillo al lado izquierdo.
Ángeles entró primero y después yo, nos acercamos poco a poco.
Lo primero que vi fue a Valentina que regresó a mirarnos lentamente.
La habitación era pequeña, no había un baño, solo había un pequeño mueble, una silla, una ventana que estaba en una esquina y por supuesto una camilla.
Era como si de repente el tiempo pasaba más lento al ver a Valentina así, estaba con una bata delgada, a su brazo estaba conectado una intravenosa que era de un suero color amarillo, traía una manta súper delgada que apenas la abrigaba y en su muñeca estaba una pulsera amarilla que decía algo que no podía leer bien.
No podía decir palabra alguna.
—Hace frío aquí, ¿no? —habló Valentina, su voz se escuchaba seca y débil.
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Mi No Tan Terrible Vida
Novela JuvenilDiría mi terrible vida, pero no es de esa forma. Todo va bien hasta que alguien llega a poner mi vida de cabeza, y se imaginarán que es una historia cliché de amor, pero yo no, yo diría que es una historia de un de amor un poco masoquista. Te odio y...