Capíulo 31

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La fiesta seguía, pero sin embargo el ruido que hacían no impedía que Laura durmiera.

Para ser honesto, hasta dormida parecía un ángel.

Ethan a su lado y yo sentado en el sofá mirándola.

¿Todo esto es mi culpa?

Se abrió la puerta, entró Owen y nos miró a ambos.

—¿Aun sigue aquí el tipo que la drogó? —preguntó Ethan de inmediato.

—Sí, está buscándola —respondió Owen directo—, ¿quieren hacer algo con él?

—Sí —respondí seguro.

—Llévame a él —le ordenó Ethan, levantándose de la cama.

También me levante enseguida yendo hacia Owen, pero Ethan me detuvo con una mano en mi pecho.

—Este no es tu problema. Ella es mi hermana, no tuya, así que no te metas en esto —me miró desafiante.

Me mordí la lengua para no atacarlo.

Quédate con ella —ordenó Ethan saliendo junto a Owen y cerrando la puerta.

Recordé las palabras que me dijo Laura "debes comportarte"

Señor dame paciencia.

Suspiré dando media vuelta para acostarme junto a Laura.

—Te-tengo frío—tartamudeó quejándose.

Traté de abrigarla más pero ya tenía mil mantas encima, solo la abracé.

—Benjamín —me nombró con delicadeza.

—¿Huh?

—Gracias por cuidarme —agradeció en voz baja.

—Por nada pequeña diablita —susurré en su cabeza.

El sueño la venció y se quedó dormida.

Y yo aproveché para mirar con detenimiento cada milímetro de su cara.

Dios mío.

Esta mujer es hermosa.

Es verdaderamente hermosa, parecía irreal.

Su cara, sus facciones, su cabello, sus ojos, sus labios, todo de ella es perfecto.

Ni siquiera puedo explicar lo hermosa que es. Tal vez aún no se ha creado una palabra para definir lo bella que Laura es. Aunque eso no lo podrás ver de inmediato, solo cuando estés a centímetros de ella, observando cada peca, cada pestaña, cada rasgo de ella, o cuando la veas reírse sin parar, o al fruncir el ceño por no poder comer un cua cua, en ese instante podrás darte cuenta de lo hermosa que es.

Solo mira sus ojos, ese brillo de ternura e inocencia al sonreír, la hace parecer un ángel, y aunque no he visto uno puedo estar seguro que son así de hermosos. Pero ahora miren la manera en que sonríe cuando digo o ella piensa algo pervertido, o miren cuando se enoja y empieza a gritar, sin embargo, ahí se parece a una diablita malcriada, pero sigue siendo hermosa.

¿Cómo puedo explicar que he estado al lado de un ángel caído que se convirtió en una pequeña diablita todo este tiempo y no me di cuenta?

¿Cómo puedo explicar que su manera de ser es... tan... tan...

—Tengo mucho frío —me interrumpió Laura.

—Te he tapado con todas las mantas que encontré, no sé qué hacer —confesé intentando tocar su frente—. Mierda —me espanté—, Laura estás hirviendo —dije parándome a buscar algo un poco húmedo para ponérselo en la frente.

Mi No Tan Terrible VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora