Prólogo.

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                                                                    Narrador omnisciente.




Dos pequeñas almas destinadas a amarse para toda la vida. Ellos no lo sabrían, no serían conscientes de que por más que el tiempo pase ellos siempre volverían a encontrarse. 

Sus vidas estaban entrelazadas aunque ellos fueran demasiado pequeños para saberlo, para notar el gran amor que les esperaba en un futuro o quizá ahora. 

Un pequeño rubio caminaba ofuscado por los pasillos del orfanato "Petits enfants", Zaira una de las cuidadoras no había querido darle uno de los panes caseros que ella estaba preparando y eso era inaceptable para él. Sin prestarle atención a nada el siguió murmurando y caminando rápidamente hasta que chocó contra una pequeña niña la cual cayó sobre su trasero. 

La pequeña asustada abrazo a su gran amigo bunny su conejo de felpa, sus ojos azules se llenaron de lágrimas ante el miedo de que ese niño la golpeara como hacían los demás. 

—Lo siento, lo siento, lo siento— murmuró la pequeña llorando.

El pequeño la miró sin entender porque ella lloraba, seguro era una llorona y miedosa. —¿Por qué lloras? — pregunto.

La niña paso la marga de su campera sucia color azul  por su nariz rojiza—Por que no quiero que me molestes como los demás. —murmuro con un hilo de voz.

El hizo un ademan con su mano restandole mportancia a la situacion —Eres una llorona, llorona, llorona — la molesto el pequeño chasqueando su lengua luego de responder.


El pequeño cuerpo de ella salto como un resorte del suelo, lleno de ira por ese pequeño rucio el cual seguia molestandola. Los pasiilos seguian sin un ruido mas que sus voces los cuales entre susurros discutian.

—No soy llorona — le contestó ya sin ningun rastro de seguir llorando, el vio su ropa, ropa y con grandes manchas tal cual las de el. El odiaba ese lugar y más cuando pasaban esas cosas.

—Si lo eres.

–No lo soy.

—Si lo eres— le respondió sacándole la lengua— ¿Cuál es tu nombre?

Sus pequños pies habian empezado a caminar sin darse cuetna realmente, caminaron bajo las paredes tenebres del lugar, bajo la pequeña luz de la luna la cual se colabaa entre los vidrios del alto techo. 

Su ceño se fruncio ante el repentino cambio, pero ella anhelaba un amigo asique le resto importancia a la pequeña pele hasta ahora—Ava ¿y el tuyo? 

—Aiden ¿qué hacías caminando por aquí? No puede hacerlo es de noche— la reprendió. 

—Tú tampoco puedes—la pequeña con un poco de confianza  paró su caminata y lo enfrento.


El sin inmutarse respondio con un poco de enfado —Si puedo porque soy grande y no tengo miedo.

Sus miradas conectaron desafiandose, el sintio un sentimiento de proteccion jamas sentido y ella sintio una proyeccion de amor como los que habia leido en su momento en los libros robados. No era un amor pasional ya que eran niños, pero ese sentimiento iba a crecer a medida que los meses iban transcurriendo.

Ella corto el contacto bajando la mirada, ya tenia que volver porque si los encontraban ahi seria un desastre para los dos.¿Puedes acompañarme? Es que tengo miedo de que me molesten.


—¿Quiénes te molestan? Seguro son unos idiotas — le dijo convencido.

Ella se llevó las manos a la boca mirándolo sorprendida, esas eran malas palabras y no se podían decir. 

—Dijiste malas palabras— le dijo sorprendida— Los niños me molestan porque me gusta leer. 

—Ya no te molestarán bonita, yo te voy a proteger— le dijo serio, tocando suavemente su mano con su dedo meñique el cual ella atrapo rapidamente.

—¿Serás mi príncipe azul?— él arrugó la nariz ante la mención. 

—No, seré tu Guerrero —sonrió.


Sin darse cuenta ellos trataban su destino desde ese pequeño accidente. Sus dedos se soltaron por milisegundo y dieron paso a sus manos se entrelazadas por primera vez pero siertamente no la última. 

Los pequeños rubios caminaron juntos por los pasillos hasta sus habitaciones, la inocencia y la ternura haría que él siempre la protegiera y que ella lo amara incondicionalmente de por vida.

El Guerrero y su bonita siempre estarían juntos, sin importar que no recordaran su principio o.... Tal vez sí lo harían. 

Llámenlo como quieran; hilo rojo, del destino o hilo invisible, primer amor, amor de la infancia o el amor de sus vidas.  Pero ellos se encontrarán y se amaran hasta el fin. 

Aunque eso desencadene Un amor Problemático. 

Y así comenzaba su historia con un Ángel de la muerte y su bonita.



Y así comenzaba su historia con un Ángel de la muerte y su bonita

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Mil besos.

-Lu🌙

L'ange De La Mort ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora