Capítulo 33-Sablier (Final)

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Ava.

El está fuera de su cabeza, y yo fuera de mi mente

Tenemos ese amor, ese tipo de amor loco

Yo soy suya y él es mío

Al final es él y yo

Él y yo.


Aiden, Aiden, Aiden, Aiden...

Aiden era mi Aiden del orfanato, Aiden era aquel que tantas veces me había salvado, era aquel que me daba su comida por más que él no hubiera comido, era aquel rubio que me dio mi primer beso, mi primer abrazo, mi primer amor, mi primer todo. Había algo en mi corazón que por mas que mi cabeza no lo recordaba todo de si, la forma única que podía sentilo, la forma loca que nos entendiamos,el brillo único de hablar solo con miradas. El amor más desatinado que podía ser, pasaron años pero nuestro amor resistió hasta la ignorancia de mi cabeza. Necesitaba verlo, tenía que despertar.

Mis ojos se abrieron tan de golpe que no pude identificar nada, sentía que respiraba muy rápido como si supiera que me iba a ahogar en cualquier momento. Todo era demasiado confuso y blanco, el dolor de cabeza no había desaparecido y mi desesperación se hizo mayor cuando recordé la sangre en mis manos, el dolor, Aiden y mi bebe...

—Por favor..— me escuché murmurar a la nada, necesitaba saber si mi bebe estaba bien.

Una cara no familiar se metió en mi cuadro de visión, sus labios se movían y lo escuchaba pero no lograba comprender del todo, su lámpara de clip pasó por mi mirada cegando por segundos.

Aiden ¿dónde estás?

—Señorita ¿me escucha?—asentí suavemente con la cabeza por el dolor—Usted está en urgencias.

Aiden, te necesito

—Mi bebe...— un sollozo salió de mi garganta, no podía ser —P-por fa-favor, mi-mi be-bebe.

Mi amor...

—Mantenga la calma—¿cómo podía pedirme calma?, con la angustia a flor de piel trate de levantarme, necesitaba a Aiden, necesitaba que estuviera a mi lado.

Las náuseas se hicieron presentes, mi espalda baja me dolía como si me estuvieran matando desde adentro, sabía lo que era pero me negaba a aceptarlo, sabía que este era mi fin. No lograria pasar por esto, no era tan fuerte, no... yo no...

Mon Ange...

—¿Señorita?...rápido, rápido tenemos que subirla al quirófano.


4 años antes.


Sus manos en mi panza me hizo sonreír y quizás querer llorar, las hormonas. Su hermosa cara, sus suaves labios besando el lugar donde crecía nuestra hija, el mundo afuera era un desastre total, pero nosotros estábamos felices en nuestro mundo, en la habitación de la nueva casa. Aunque trataba de ignorar todo y disfrutar de esto, el fondo de mi cabeza seguía preocupándose por si pasaba algo, pronto ella nacería y ¿luego que?.

— Amor, necesito que me prometas algo— murmuré acariciando sus rizos dorados.

—Lo que sea bonita— giró su cabeza clavando su mirada en la mía —Dime.

L'ange De La Mort ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora