Ava.
Quererte me hacía sentir joven y salvaje y libre.
Amarte era frío y calor y dulce.
Quererte era como el sol, sano y salvo.
Un lugar seguro en el que bajar mis defensas,
pero amarte tuvo consecuencias.
La melódica risa de Alma se escuchaba por encima de la música que ella misma había elegido. Los sábados eran sus días favoritos ya que podía estar todo el día conmigo sin problemas, jugábamos, bailamos y cocinábamos. Siempre hacíamos algo diferente, y este no era la excepción.
El día estaba hermoso, por eso nos encontrábamos armando un pequeño tobogán que terminaba en la piscina, no hace falta decir que Alma casi se muere al ver que -por fin- me había dispuesto a comprarlo. No fue muy difícil de armarlo ya que solo tenías que unir solo dos piezas, la escalera y la bajada.
El traje de baño de la pequeña era de un violeta claro que resaltaba mucho más lo blanca que era, sus suaves rizos se movían al compás de la suave brisa mientras que ella se disponía a brincar por todo el jardín.
Es tan hermosa.
—Al ¿no quieres meterte ya?— le pregunté al ver que no se acercaba.
—Es que... me da miedo mami — dijo suavemente — Mira si no puelo salir más.
—Puedo amor... se dice "no puedo"— me reí.
—Puuedoo salir — se corrigió — No quiero entrar.
—¿Qué tal si me meto contigo?— le digo.
—¡Si! — grita riendo.
Sus manitos regordetas se apoyan en el hueso de mi cadera justo donde tengo una cicatriz bastante grande en forma de U invertida. Sus dedos trazan esa pequeña parte de mi que nunca supe como me la hice. Mis padres siempre me dijeron que era del accidente que sufrí hace algunos años pero se que no, ya que en mis antiguas fotos de adolescente también estaba ahí. Antes era más grande -o eso parecía en la foto-, luego de algunas cremas fue reduciendo su tamaño.
—¿Qué es eso?—sus curiosos ojos se encontraron con los míos.
—Es una cicatriz nena ¿te acuerdas cuando mami te contó que había tenido un accidente? —ella asintió— Bueno, ese día me hice mucho daño y ahí está el resultado.
—Yo también tengo una — señaló su rodilla derecha—Cuando me caí en el parque ¿te acuerdas mami?
—Recuerdo, recuerdo — la tomé en mis brazos llevándola al agua, bajando por las escaleras suavemente— Recuerdo que fuiste un poco llorona también.
—No fui llorona — frunció el ceño y yo asentí —¡No lo fui!
—Claro que sí Alma — la peleó.
—No lo fui mami— lloriqueo.
—Está bien, no lo fuiste — rodé mis ojos —¿Quieres aprender a nadar?
—¿Como?
Le expliqué cómo tenía que mover las piernas y sus brazos mientras la sostenía de la cintura. En un momento Alma hundió su cabeza en el agua tragando un poco de esta y empezando a toser, de mis labios salió una carcajada al ver su cara de pánico.
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L'ange De La Mort ©
Romance"Toda su vida habían vivido entre la maldad y el dolor de un mundo injusto, y eso fue hasta el momento que sus mentes tuvieron un poco de conciencia, desde ese momento fueron el pilar del otro, la fuerza y la valentía, el dolor y el amor, la humild...