Capítulo I- Petite Âme

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    Ava.


El negro de la noche se dispersaba para darle lugar a el azul claro de un nuevo día. La luz de la luna fue mi única compañera en esto del insomnio, pienso tanto de convencerme de que todo vale la pena, que mi sacrificio es y será por su sonrisa. El pequeño cuerpo que está a mi lado me proporciona el calor que tanto busco cada vez que vuelvo a casa.

Observó su perfil haciendo que mi corazón golpee con fuerza mi pecho ante el profundo amor que poseo por esta criatura.  


—Mi amor, despierta — susurro acariciando su cabello. Rezonga entre sueños ocultando su rostro en mi cuello— Vamos... Arriba que hay que ir a la guardería.


—No...sueño — me sorprende que con tan solo con 3 añitos ya odié ese lugar. 


—Se que tienes sueño amor, pero se te pasará pronto — niega repetidas veces— Arriba perezosa o te agarrara el cuco.


Sus regordetas piernas se deshacen de las mantas y se tira cual monito de la cama no sin antes apretar a su conejito de peluche  contra su pecho, una vez abajo corre hasta el baño donde se queda esperando por mi llegada.


La siento en la encimera del lavamanos para poder peinarla. La peino poniéndole solo algunas hebillas ya que su cabello rubio es hermoso y más cuando lo tiene suelto. 


—Mami ¿por qué mis ojitos son así? — la miro a través del espejo.


Detalle sus ojitos tan hermosos, su ojo derecho esconde un gran azul claro como el agua y su ojito izquierdo un marrón claro intoxicante. Su mirada es...atrapante. Era verdad que no era la primera vez que escuchaba esa pregunta pero cada vez era mas frecuente desde que iba al jardin de infantes.


—Porque eres alguien especial nena— acaricie su cabello —Tus ojitos son así para que las personas cuando te vean sepan que eres valiente e inteligente... muy muy inteligente.


—Pero mami, si yo soy todo eso y tengo los ojitos así ¿por qué tú no?—frunce los labios — Tu eres todo eso también.


Mi corazón se derrite ante sus palabras, ella cree que soy todo eso, realmente lo hace y eso me hace ver que voy por un buen camino. A veces pienso cómo hice para cuidarla sola, las noches en vela cuidando su sueño, cuidarla cuando se enfermaba rogando para que esté bien, la inseguridad de dejarla en la guardería. Estudiar y cuidar de ella a la vez. Todo sola y ella es capaz de decir que soy valiente.


No me arrepiento de no dormir bien hasta que pude terminar mi carrera, metiendo todas las materias que podía logrando graduarme un año antes de lo normal. Mi residencia duró solamente un año y medio gracias a que mi desempeño era maravilloso y ¿Cómo no? un poquito de ayuda del director del hospital. 


No me ayudó tanto, solo me ahorró otro año y medio, el cual ya sabía gracias a mi padre y sus prácticas de medicina a los 15 años en casa. Mi vida iba realmente bien, era médico general, tenía mi casa, mi familia, mi hija pero me faltaba algo.

L'ange De La Mort ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora