Omnisciente.
Beaugrenelle / Paris.
Lo intento, pero sigo cayendo
Yo grito, pero nada viene ahora
Estoy dando mi todo y sé que la paz vendrá.
El tiro con fuerza de las cuerdas quemándome en el proceso, una vez libre me llevó hasta la pequeña ventana del sótano por la que él había entrado.
—Ava tienes que correr, los policías están en la puerta. — mi cabeza nego mientras me aferraba a su brazo. — Te buscaré, lo prometo.
— Ai-aiden n-no
Sin importarle mis palabras me subió sobre el gran cajón, incitando a irme pero tenía demasiado miedo para salir sola, no quería irme sin él. Las sirenas hacen eco en el lugar, había ladridos de perros, niños llorando y gente gritando por todos lados.
— Confía en mí, te encontraré— apretó mi mano— Corre directo hacia la salida, ahi veras a la policía— negué con la cabeza nuevamente— No dejes que nadie te agarre princesa.
Suavemente me empujo haciendo fuerza y subí por la pared, una vez pase por la ventana la puerta del sótano se abrió de un portazo y escuche su grito "corre", lo hice, como si su mano me estuviera sosteniendome ante el miedo corrí hacia la puerta principal del orfanato. Las lágrimas me nublaban la vista pero no paraba de correr como él me había dicho.
La realidad se mezclaba con flashes de un pasado que no había podido recordar hasta ahora, su vista estaba nublada y no podía escuchar nada de lo que decían las personas a su alrededor. Las luces dañaron sus ojos y se sentía cansada. Lograba ver la cara de Aiden a su lado, veía sus labios moverse pero sus ojos se cerraron llevándola a un lugar desconocido por ella hasta ahora, el lugar de los recuerdos olvidados o ignorados por su familia luego de su trágico accidente.
—¿Por qué lloras? — pregunto.
—Porque no quiero que me molestes como los demás.
El suave tacto de Aiden la devolvio llevemente al presente, el dolor en su vientre era insoportable para Ava, no sabia que estaba llorando hasta que senti sus delicadas yemas se posaron bajo de sus ojos limpiadolas y todo se volvio negro nuevamente.
Las gotas de sangre resbalaba de su frente cayendo sin pudor sobre su pálido rostro, los días sin comer le pasaban factura haciendo que cada vez se sintiera más y más cansada. El pequeño frente a ella apretaba a más no poder el sucio trapo en la herida, sin saber muy bien si eso funcionaria.
—Tienes que dejar de llorar o será peor— dijo con la voz temblorosa— Por favor Ava.
—E-es q-que ...due-duele — tartamudeo con vergüenza.
—Tú tartamudeo ha vuelto— dijo preocupado pero sin demostrarlo — Pero está bien, no tiene nada de malo tener una pequeña recaída.
Él sabía la importancia de hablar bien qué ella tenía, pero los nervios y los malos tratos de ese lugar a veces no ayudaban a que ella superara esa etapa. Aunque él le dijera mil y una vez que igualmente iba a estar orgulloso de ella con tan solo decir algunas frases sin tartamudear, ella era un hueso difícil de roer y no se daba por vencida, lo que estaba bien.
La inconsciencia y la conciencia luchaban en la cabeza de Ava, la fuerza de los recuerdos hacía que su pulso saltara alterando a Aiden que la tenía en sus brazos, suaves lágrimas salieran de sus ojos verdes al ver a su mujer en ese estado. Tenía espasmos y la ropa llena de sangre, sus dientes los tenía apretados y él rogaba por llegar rápidamente al hospital, o la perdería en el camino.
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L'ange De La Mort ©
Romance"Toda su vida habían vivido entre la maldad y el dolor de un mundo injusto, y eso fue hasta el momento que sus mentes tuvieron un poco de conciencia, desde ese momento fueron el pilar del otro, la fuerza y la valentía, el dolor y el amor, la humild...