Aiden.
Y aprietas mis manos dos veces, tres veces
Y me créeme, te voy a amar siempre, siempre
Todo lo que hago, todo el día, es soñar contigo
Todo lo que hago, desde que te conocí, es soñar contigo.
Con los ojos analíticos sigo el recorrido de los movimientos calculados de mi oponente, él piensa que si recuerda y estudia mis movimientos podrá ganarme pero eso solo logra despistarlo de su meta, de su entrenamiento. Como todo principiante piensa de más, calcula lo que no está mal pero tienes que calcular, pensar una estrategia en movimiento, distrayendo a tu opositor, no dejar que piense en su jugada. El boxeo, lejos del mito popular, no es solo golpear como loco, no, es analizar, crear una jugada y un fin, poner a tu oponente donde quieres, guiarlo y confundirlo para lograr el golpe de la victoria.
Como el ajedrez, todo para bajar a la reina, un golpe y jaque mate.
Pero tienes una oportunidad o podría revelar tu juego, solo una jodida oportunidad.
Cuando su cabeza mira hacia el costado por el sonido de la puerta veo la oportunidad que estaba esperando y lo golpeó, fuerte en su mejilla, una dos y tres derechazos directo en su cara. Siempre la mente en la pelea. Me alejo dejando que se recomponga, cuando veo que un poco de aire entra en sus pulmones arremeto nuevamente.
Derecha, derecha, izquierda y enganche.
Me corro de su eje rápidamente, moviéndome de un lado al otro negando cuando la desesperación lo lleva a tirar manotazos por todos lados como un maldito cobarde.
—¡Suficiente! — el grito corta toda actividad dejándolo con su rostro rojo de la ira— Si así piensas pelear niño, vas mal, ¡100 lagartijas niño bonito!.
Sonrió con altura y hago una reverencia cuando cruzamos miradas y baja del cuadrilátero. Niño imbécil, piensa que con sus técnicas sacadas de YouTube le ganaría a un boxeador profesional.
—Te sacaré esa sonrisa engreída de un guantazo— John golpea mi espalda con fuerza— Es un principiante ¿como le haces eso?
—Él me lo pidió y por su sonrisa al principio realmente pensaba en ganarme— me río disfrutando de la situación— Fue divertido, se distrajo con el sonido de la puerta John.
Él realmente trata de tragarse su carcajada, es algo que nunca había visto realmente. Las primeras veces uno puede estar nervioso, asustado o lo que sea, pero jamás te distraes de la pelea. Aunque sea un entrenamiento.
—Mierda, es realmente malo— asiento sin mirarlo— Supongo que ya tienes que irte.
—Si ¿la viste?¿estaba bien?— inquiero agarrardo mi bolso caminando a la puerta.
No era una opción no entrenar y como ya había hecho muchas veces Alma había venido conmigo. Ella como toda buena niña esperaba en secretaría con Jess la hija de John. Ava no quería que ella presenciara ningún tipo de violencia, ni siquiera dejaba que me vea entrenar, así que mi opción era eso o no entrenar y valoro demasiado mis huevos como para no venir.
—Oh si, ella está como una princesa con Jess comiendo todo lo que le cae en sus manos— dice sonriendo— Ella literalmente dijo"esta muy bueno abuelo josh" tan malditamente adorable.
—Me lo imagino, con Ava es todo es verduras y solo un día a la semana comida chatarra— el hace una mueca mientras me sigue a secretaria en busca de mi tesorito.
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L'ange De La Mort ©
Romance"Toda su vida habían vivido entre la maldad y el dolor de un mundo injusto, y eso fue hasta el momento que sus mentes tuvieron un poco de conciencia, desde ese momento fueron el pilar del otro, la fuerza y la valentía, el dolor y el amor, la humild...