5- En Tu Cara

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Lo importante no es ganar si no hacer perder a tu oponente.

Joss Pierce

—Asqueroso —Lo empujé—, primero muerta si crees que me voy a acostar contigo, pedazo de idiota.

El rió negando con su cabeza.

—Ey tranquila —Volvió a acercarse a mi— ¿Quien habló de acostarse con el otro? Ni siendo la última mujer en el mundo dejaría que me tocaras —Susurró eso último.

Tense la mandíbula mirándolo con rabia, era claro que no me importaba si quería acostarse o no conmigo, que se vaya a la mierda si creyera lo contrario, pero a mi no me engaña.

—El que pierda, se aventará a la alberca desnudo —Me susurró al oído.

Al igual que yo, el me miraba con ojos de pistola.

—Acepto —Le dije.

¿Que?.

¿Acaso estoy aceptando?.

¿Tanto eran mis ganas de vengarme?.

—Bueno, juguemos —Max tomó su taco.

—Alto —El la detuvo—, solo jugaremos ella y yo.

Dejó callado a la gente de nuestro al rededor, debo admitir que me sorprendió su propuesta, ¿Creía que podía humillarme?.

—¿Que dices? No jugare si no juega ella —Le dije.

—Hagamos esto mas interesante ¿no te gustaría perder sola contra mi? —Hizo una sonrisa de lado.

Reí y ladeé mi cabeza.

—Me encantaría —Dije con sarcasmo.

¿Enserio creía que me iba a ganar?.

Admito que no me sentía tan segura, pero cuando me propongo algo, hago lo que sea para tenerlo, soy capaz de aprender chino mandarín con tal de ganarle.

Preparamos las bolas de billar, los tacos y cuando estábamos listos, habló de nuevo este hombre.

—Si tienes la suerte de ganar, te considerare un poco interesante —Me giñó él ojo.

Idiota.

El juego por fin comenzó.

El dió el primer tiro entronando perfectamente todas la bolas y al mismo tiempo metiendo dos rayadas. Tragué grueso algo preocupada, si ¿Aiden? Porque suponía que así se llamaba, metía una rayada para empezar el juego, tendría más ventaja y solo le quedarían 4 por meter contando la negra para ganar.

Maldita sea.

Igual no era mucha su ventaja, a no ser que fuese muy bueno en este juego.

Miraba con concentración y precisión la bola blanca, parecía que lo tenía todo calculado, entonces tiró y metió la rayada.

Tres a su favor.

Volteé a ver a Max quien me dio una mirada de pocos amigos. Sabía que pensaba lo mismo que yo.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora