13- El celler, Aiden y Joss

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Joss del futuro: Joss la cagaste.

Joss Pierce

—Max, era una pistola, en mi sofá —Le repetí nuevamente cada palabra.

—¿Es malo? Digo tu madre es algo... Extrovertida.

—Claro, y por esa razón trae armas a la casa —Dije como si fuese absurdo—, ¿con que intensión? No es como que tengamos millones para causar que haya un robo en la casa. ¿Que se robarían? Ni a mí me robarían. —Solte un suspiro, hable mucho y rápido.

—Joss, tranquila.

Ella me tomó de la mano tratando de calmarme, por supuesto que no se me había olvidado lo de anoche y dude en preguntarle a Max si lo que dijo anoche ebria era verdad, quise ignorarlo, reaccionar como si no hubiese pasado nada.

¿Sería lo mejor no?.

Escuchar, observar y callar.

Y si al final me convenía, actuar.

—Debo volver, mi jefe resultó ser el padre del hombre que me gusta, no puedo quedar mal —Amarre el mandil en mi cintura.

—Perdón, escuche mal o dijiste "Del hombre que te gusta" —Ella me miró con los ojos abiertos, abriendo ligeramente la boca sonando sorprendida.

Ni siquiera yo lo pensé. No me había dado cuenta de lo que dije.

—Ni yo se lo que siento realmente —Quise seguir hablando pero esta mujer me interrumpió al instante.

—¿Ya tuvieron s...? —La interrumpí al instante.

—No —Dije mirándola sorprendida.

Ella bufó.

—¿Al menos te lo haz imaginado?.

Abrí mis ojos como platos, mis mejillas comenzaron a arder. No quería responder esa pregunta, inconsciente me vienen ideas a la cabeza, ¿como la mente podría controlar eso?.

—¿Tu no lo haz imaginado con Henry? —Quise defenderme de alguna manera.

—¡No por qué ya lo hicimos! —Ella arrugó sus cejas mirándome como si me hubiera cachado los trapos sucios en mi imaginación perversa— Claro que lo has hecho, apuesto a que lo estás imaginando ahora mismo —Me hizo una sonrisa pícara.

—¿Por qué estás tan segura?.

¡Max sal de mi cabeza!.

—Estás más roja que un tomate.

—¡Largo rubia!.

—Okey, solo se discreta al pensar en el hijo de tu jefe —Ella metió su teléfono a su bolso de mano y me miró levantando las cejas como diciéndome "¿Entendiste?".

—Si si ya, Shu shu —Hice un movimiento con mis manos simulando que la corria. Ella me sonrió falsamente levantándome el dedo.

Finalmente volví al trabajo, me amarre el pelo en un chongo sin tantas ganas y me eche una mirada al espejo para poder salir a tomar los pedidos, quería poder decir que no me veía tan jodida, pero si me veía muy mal, ni siquiera el chongo despeinado me hacía ver linda como decía Evan.

En El Siguiente Verano [#1] [1ra Edicion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora